>[ENCUENTRO NO ESPERADO]<

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La luna llena iluminaba la isla de Sphinx con un resplandor plateado. Ace se movía en las sombras, su objetivo claro en su mente. Tenía un contrato de asesinato, uno de esos trabajos que requerían precisión y discreción. El mercenario había seguido a su presa hasta un pequeño pueblo en una de las islas del territorio de Barba Blanca, sin darse cuenta de dónde se encontraba exactamente.

Ace se mezcló con la multitud del mercado nocturno, observando cada movimiento. Su objetivo, un comerciante corrupto involucrado en el tráfico de esclavos, se encontraba en un callejón oscuro, negociando con unos matones. Ace se acercó, asegurándose de que nadie lo notara.

Entretanto, en el Moby Dick, Haruta, el comandante de la red de información, recibió un informe urgente. Varios informantes locales habían mencionado la presencia de un mercenario en la isla de Sphinx, alguien que no parecía tener la menor idea de dónde estaba.

Haruta se dirigió rápidamente hacia la cubierta principal, donde Barba Blanca, en su forma de lobo gigante, estaba disfrutando de una copa con Marco. Aunque Marco se había abstenido de beber esa noche, su mirada estaba fija en el horizonte, aparentemente aburrido.

-Oyaji, tenemos un problema -dijo Haruta, su tono serio atrayendo la atención de ambos.

-¿Qué sucede, Haruta? -preguntó Barba Blanca, dejando su copa a un lado.

-Hay un mercenario en la isla de Sphinx. Según nuestros informantes, parece estar cumpliendo un contrato de asesinato. No sabe que está en nuestro territorio. Y... es Ace, el famoso mercenario del Nuevo Mundo.

Marco frunció el ceño, su aburrimiento reemplazado por una seriedad fría.

-Otro novato que se mete donde no debe -murmuró, poniéndose de pie.

Barba Blanca asintió, su forma de lobo emanando una autoridad imponente.

-Vamos a ver qué está haciendo este mercenario en nuestro territorio. Toda la tripulación, prepárense. Nos dirigimos a la isla de Sphinx.

El Moby Dick cambió de rumbo, y la tripulación se preparó rápidamente para la llegada a la isla de Sphinx.

Mientras tanto, Ace había eliminado a los matones del comerciante con una eficiencia brutal. Se acercó al hombre tembloroso, asegurándose de que su trabajo estuviera completo. Sin embargo, antes de que pudiera terminar, escuchó un sonido pesado detrás de él.

Se giró y se encontró cara a cara con Barba Blanca y Marco, flanqueados por varios miembros de la tripulación del Moby Dick. Los ojos de Ace se abrieron de par en par al reconocer al legendario pirata y a su comandante.

-¿Qué haces en nuestro territorio, Ace? -rugió Barba Blanca, su voz resonando en el callejón.

Ace levantó las manos, mostrando que no tenía intenciones hostiles en ese momento.

-Solo estoy cumpliendo un contrato -respondió Ace, intentando mantener la calma.

Marco, con su expresión seria, se acercó más, evaluando al joven mercenario.

-Sabes que no permitimos asesinatos en nuestro territorio sin nuestra aprobación, ¿verdad?

Ace frunció el ceño, su calma transformándose en desafío.

-No me importa de quién sea el territorio. Yo solo cumplo con mi trabajo.

Barba Blanca observó a Ace por un momento antes de hablar nuevamente.

-Tienes dos opciones. Puedes unirte a nosotros y trabajar bajo nuestras reglas, o puedes enfrentarte a las consecuencias de tus acciones.

Ace soltó una carcajada sarcástica.

𝙼𝚒 𝚙𝚎𝚚𝚞𝚎ñ𝚘 𝚕𝚘𝚋𝚘 𝚌𝚘𝚗 𝚙𝚎𝚌𝚊𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora