𝙼𝚒 𝚙𝚎𝚚𝚞𝚎ñ𝚘 𝚕𝚘𝚋𝚘 𝚌𝚘𝚗 𝚙𝚎𝚌𝚊𝚜

>[LA LEALTAD DE UN LOBO]<

Después de 1 Año de la "traición" entre Ace y los Barba Blanca,Ace intento olvidar con todo su ser los recuerdos que tuvo en el barco y más los recuerdos de el y Marco...

En una isla tropical olvidada por el mundo, un mercado clandestino se preparaba para realizar una de sus operaciones más oscuras: la venta de esclavos. Ace, Koala, Sabo, Belo Betty y Karasu habían sido enviados por los revolucionarios con una sola misión: desmantelar este mercado y liberar a los esclavos que serían vendidos. El atardecer estaba próximo, y con él, la subasta que pondría precio a vidas humanas.

Ace observaba desde una colina cercana, su mirada fija en el bullicio del puerto donde los esclavos ya habían sido traídos y se encontraban encadenados, esperando su destino. Su expresión, normalmente despreocupada, estaba cargada de tensión y furia. Como Omega dominante, su presencia era imponente, pero en este momento, lo único que lo mantenía en calma era el enfoque en la misión. Su cola de lobo se movía de un lado a otro, mostrando su inquietud.

-Todavía no hemos movido una ficha -comentó, mientras seguía observando la actividad desde las sombras. Al lado de él, Sabo, con sus orejas de lobo alerta, también miraba el lugar con una calma fría.

-Lo haremos en el momento adecuado, Ace -le respondió Sabo, su voz baja pero firme-. No podemos adelantarnos o todo podría salir mal.

Ace suspiró, sus ojos llameantes volviendo al grupo de esclavos que estaban siendo arrastrados hacia el centro de la plaza del mercado. Cada vez que veía a alguien encadenado, sentía una rabia profunda arder dentro de él.

Koala, quien se encontraba a su lado, notó su tensión. Ella también era una Omega dominante, y aunque compartía la furia de Ace, su entrenamiento con los revolucionarios la había hecho controlar mejor sus emociones.

-Ya casi es hora. No te preocupes, Ace. Lo tenemos todo planeado. Solo debemos esperar a la señal -dijo ella, mientras se ajustaba los guantes y sus ojos recorrían el lugar, buscando puntos débiles en la seguridad.

La plaza del mercado comenzaba a llenarse. Comerciantes y compradores llegaban con discreción, vestidos con túnicas y capas para ocultar sus identidades. Los esclavos, hombres y mujeres, incluso niños, estaban encadenados en una fila, con los ojos bajos y el miedo impregnado en cada uno de sus movimientos.

Karasu, desde una posición elevada, vigilaba el lugar, con sus plumas negras ocultas en la oscuridad. Sus ojos penetrantes lo veían todo. A través de su Den Den Mushi, envió un breve mensaje a Sabo.

-Los compradores están en posición. La subasta comenzará en quince minutos.

Belo Betty, quien se encontraba al otro lado de la plaza, sonrió con una malicia calculada al escuchar la actualización. Con sus orejas de lobo visibles y su postura desafiante, estaba más que lista para causar un revuelo que distrajera a los guardias.

-Perfecto. Solo necesito una pequeña provocación para que esos idiotas se concentren en mí -murmuró para sí misma, mientras revisaba su cinturón de armas ligeras.

El equipo estaba listo. Solo faltaba que el primer golpe lo diera Belo Betty, quien debía distraer a la mayoría de los guardias antes de que Koala y Karasu liberaran a los esclavos por el flanco este, y Ace y Sabo desmantelaran la operación desde el puerto.

Ace se levantó lentamente de su posición, estirando los músculos mientras sus ojos nunca dejaban de observar a los esclavos. Sabía que muchos de ellos habían sido arrebatados de sus hogares, sus familias destruidas por la avaricia de aquellos que comerciaban con vidas humanas. Apretó los puños y miró a Sabo.

-No puedo esperar más. Cada segundo que pasa, ellos sufren. Tenemos que hacer algo ya.

Sabo le puso una mano en el hombro, tratando de calmarlo.