Capítulo 15 - Simón dice

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La verdad es que ese día no duré mucho más chupando el pene de Felix, así que me disculpé y le dije:

— ¿Cómo más puedo hacerte sentir bien?

Felix sonrió con picardía.

— Déjame que te enseñe. ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar?

La frase hizo que mi cara ardiera de vergüenza.

— Eh... Supongo que hasta donde estamos está bien.

— ¿Quieres hacer algo parecido al sexo sin que comprometas tu virginidad?

— Eh... Creo que todavía no.

— De acuerdo. Entonces, ¿quieres hacer que me venga?

— Sí, eso sí.

— Muy bien. ¿Estás dispuesto a meterme los dedos en el culo?

— ¿Ah?

— Es una pregunta seria.

— Eh... Creo que todavía no. Me da algo de cosa y un poco de asco, no te voy a mentir.

— No hay problema. ¿Estás dispuesto a chuparme los pezones?

— Eso sí, creo.

— Bien. ¿También estás dispuesto a darme muchos besos?

— Sí, eso sí.

— ¿Y a tocar mi pene con tus manos?

— También, no hay problema.

— Bien, entonces estamos. Haremos lo siguiente. Vamos a jugar a Simón dice.

— ¿Cómo?

— Yo te voy a ir diciendo dónde y cómo quiero que me toques, pero solo deberás obedecer si digo "Simón dice".

— De acuerdo. Estoy a tus órdenes.

— Uy, no digas eso porque no sabes lo peligroso que es darle a alguien ese permiso —tomó mi mentón con los dedos, me miró a los ojos, luego a la boca y me soltó—. Bueno, comencemos. Simón dice que me des el beso más apasionado que puedas.

— ¿En la boca?

— Sí, por favor.

De inmediato me lancé sobre él y comencé a "comerlo" con intensidad, pero lentitud.

— Ah... Ah... Mh... Más, dame más...

No sabía si obedecer o si seguir con el juego, así que fui juguetón y le dije:

— No dijiste "Simón dice"...

— Ah, es verdad. Simón dice que me des más.

— A sus órdenes —y comencé a meter mi lengua con mayor insistencia, pero con la misma velocidad; profundo y casi sin dejarlo respirar.

— Ah.... Ah... Espera... —continué— Espera, te digo que... Ah... Simón dice que pares.

Me detuve.


— Esto es divertido —dije—. Ya estás bastante duro, lo cual es bueno. ¿Ahora?

— Ah, ah... Ahora... Simón dice que me dejes un chupetón en el cuello.

— ¿Eh? No sé hacer eso.

— Cierto, mierda. ¿Puedes morderme entonces? Luego te enseño a hacer chupetones.

Aprendí de sexo con un íncuboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora