La verdad es que ese día no duré mucho más chupando el pene de Felix, así que me disculpé y le dije:
— ¿Cómo más puedo hacerte sentir bien?
Felix sonrió con picardía.
— Déjame que te enseñe. ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar?
La frase hizo que mi cara ardiera de vergüenza.
— Eh... Supongo que hasta donde estamos está bien.
— ¿Quieres hacer algo parecido al sexo sin que comprometas tu virginidad?
— Eh... Creo que todavía no.
— De acuerdo. Entonces, ¿quieres hacer que me venga?
— Sí, eso sí.
— Muy bien. ¿Estás dispuesto a meterme los dedos en el culo?
— ¿Ah?
— Es una pregunta seria.
— Eh... Creo que todavía no. Me da algo de cosa y un poco de asco, no te voy a mentir.
— No hay problema. ¿Estás dispuesto a chuparme los pezones?
— Eso sí, creo.
— Bien. ¿También estás dispuesto a darme muchos besos?
— Sí, eso sí.
— ¿Y a tocar mi pene con tus manos?
— También, no hay problema.
— Bien, entonces estamos. Haremos lo siguiente. Vamos a jugar a Simón dice.
— ¿Cómo?
— Yo te voy a ir diciendo dónde y cómo quiero que me toques, pero solo deberás obedecer si digo "Simón dice".
— De acuerdo. Estoy a tus órdenes.
— Uy, no digas eso porque no sabes lo peligroso que es darle a alguien ese permiso —tomó mi mentón con los dedos, me miró a los ojos, luego a la boca y me soltó—. Bueno, comencemos. Simón dice que me des el beso más apasionado que puedas.
— ¿En la boca?
— Sí, por favor.
De inmediato me lancé sobre él y comencé a "comerlo" con intensidad, pero lentitud.
— Ah... Ah... Mh... Más, dame más...
No sabía si obedecer o si seguir con el juego, así que fui juguetón y le dije:
— No dijiste "Simón dice"...
— Ah, es verdad. Simón dice que me des más.
— A sus órdenes —y comencé a meter mi lengua con mayor insistencia, pero con la misma velocidad; profundo y casi sin dejarlo respirar.
— Ah.... Ah... Espera... —continué— Espera, te digo que... Ah... Simón dice que pares.
Me detuve.
— Esto es divertido —dije—. Ya estás bastante duro, lo cual es bueno. ¿Ahora?
— Ah, ah... Ahora... Simón dice que me dejes un chupetón en el cuello.
— ¿Eh? No sé hacer eso.
— Cierto, mierda. ¿Puedes morderme entonces? Luego te enseño a hacer chupetones.
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Aprendí de sexo con un íncubo
FanficUn profesor de historia antigua treintañero salva a un joven de veinticuatro de morir atropellado. Agradecido, el joven revela su verdadera identidad como un íncubo y jura darle al profesor noches de sexo y pasión por toda la eternidad. Al principio...