Capítulo 20 - estar en una relación (sin editar)

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Changbin me dio muchas lecciones de cómo tener una relación, y a pesar de que eran cosas fáciles de hacer, realmente me costaba mucho acostumbrarme a ellas.

Por ejemplo, una de las primeras cosas que comenzamos a hacer era decirnos apodos lindos. Yo le decía rollito de canela y él me decía merenguito. Sin embargo, la cara que Changbin ponía cada vez que me decía "mi merenguito" hacía que mi corazón latiera muy rápido y mi estómago me doliera. Ni siquiera podía mirarlo a los ojos. Era como que me lo decía pensando realmente que era tan dulce como un merenguito y eso era demasiado para mí.

Después intentamos darnos de comer en la boca. Yo no tenía problema en darle un bocado y decirle sensualmente que nos habíamos dado un beso indirectamente. A veces también mordía el tenedor sugerentemente para hacerlo desearme. Pero Changbin no era así. Él me miraba con una sonrisa amplia y contemplativa como si fuese un tesoro muy valioso o algo así. Su mirada me hacía poner algo incómodo porque era demasiado. No sé cómo decirlo. Se lo veía muy enamorado y yo, pues... No sé si sentía exactamente lo mismo por él.

No es que no me guste, realmente me gusta mucho, pero... Creo que nos gustamos de formas diferentes. Y sé que no hay nada de malo, lo sé. Es que... Creo que es la primera vez que alguien me mira con cariño sincero y que realmente cree que soy algo irremplazable en su vida. No sé cómo actuar frente a esta situación. Nunca me habían tratado con tanta ternura y me resulta extraño. Todo esto es raro. Sigo sin poder creer que lo nuestro se esté dando tan bien sin que haya sexo de por medio. Pero bueno, continuo con las lecciones que Changbin me estuvo dando.

Un día nos pusimos a cocinar juntos. Le sugerí que podía estar solo vestido con el delantal, pero él me dijo que no era necesario. En su lugar compró dos delantales iguales al igual que guanteletes con forma de animalitos. Le enseñé a Changbin como cocinar algunos platillos básicos y fue un gran aprendiz, muy atento y predispuesto. Todo marchaba bien hasta que Changbin me dijo:

— Te ves muy lindo cuando haces las cosas que te gustan. Es como si irradiaras luz y me encanta. Eres brillante en más de un sentido, Felix.

Y no supe qué decirle. Nadie me había hecho cumplidos como él, así que me quedé en silencio esperando que el momento raro pasara.

Cuando terminamos de preparar y de comer todo, le dije:

— Buen trabajo, rollito de canela. Te mereces un premio —y le mostré mis piernas—. Podrás comerme de postre.

— Gracias, mi merenguito. No habría podido hacerlo sin ti. Eres un gran profesor. Realmente sabes cómo enseñar y tienes mucha paciencia.

— ¿Eh? Eh... Bueno... Eh... Tú también eres un buen profesor, creo.

— Oh, gracias, merenguito.

No sabía cómo más seguir la conversación. Parecía que este hombre no iba a ceder ante mis encantos, pero a su vez, ¿sí lo hacía? Era demasiado confuso. Realmente no sabía qué pensar.

— Entonces, ¿vas a comerme? —le pregunté.

— Sí, pero a besos —y se acercó para darme miles de besitos por toda la cara y a hacer cosquillitas.

Fue muy lindo de su parte y no me lo esperaba.

— Changbin, eres demasiado raro. Cualquier otro hombre ya me habría puesto en cuatro y me estaría dando duro contra el muro.

— ¿Eh? Ja, ja, ja. No, yo no, al menos no por ahora.

— Pero, ¿es que no te atraigo?

— Claro que sí. Me vuelvo loco por contenerme.

Aprendí de sexo con un íncuboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora