— Sí, quiero un beso. ¿No puede ser?
— Pero los besos son una pérdida de tiempo — me dijo Felix.
— ¿Eh? No, no. Son lo más lindo. Bueno, este será mi primer beso, así que no sé qué tan lindo podré hacerlo, pero sí. Es muy importante para después pasarla bien.
— ¿Eh? No, no. Lo importante son las caricias, las lengüeteadas y las mordidas. Los besos están sobrevalorados.
— ¿Alguna vez has dado un beso?
— No, no que no ha sido necesario.
— Bueno, entonces probemos y veamos qué sale. ¿Qué te parece? No pierdes nada.
— Eh... Bueno, dale. Solo para darte el gusto. Eh... ¿Cómo lo hacemos?
— Se supone que nuestros labios deben chocarse. Hay que tener cuidado con no hacerlo fuerte así no nos golpeamos en los dientes.
— ¿Con la boca abierta?
— Empecemos con la boca cerrada. Vi que hay gente que hace un piquito y luego se besa. Probemos eso.
— Dale. Entonces hago asuuu y de ahú nus besamus?
— Sú —respondí.
Nos dimos un piquito y Felix dijo:
— Ah, viste que no es nada... No es... Nada... Eh, ¿puedes darme otro? No estoy seguro si es lo mío.
— Claro, yo también quiero otro —y nos dimos otro piquito.
— Uno más larguito, ¿puede ser? Quedémonos quietos un ratito.
— Dale —y lo intentamos.
Sin quererlo, comencé a moverme mis labios como en las series, como si "comiera" su boca y él me imitó. Lentamente, cerramos los ojos y nuestro beso se hizo más intenso, aunque era muy descuidado. Terminamos con las bocas llenas de saliva por todos lados y al darnos cuenta, solo nos reímos.
— Escuché que podemos jugar con nuestras lenguas —dijo Felix.
— No sé si eso sea demasiado avanzado para nosotros, pero podemos intentarlo.
— A ver, abre la boca. Así. Saca la lengua —me lengueteó—. Mh... Sabe bien. A ver, otra vez. Así... Mh... Ah... Sí, me gusta. Mh...
— Ah... Espera... Mh... Mh... Ah... Espera, dame un segundo para respirar.
— Respirar está sobrevalorado, ven aquí dame todo. Mh...
Ese beso realmente fue como viajar a las estrellas. Qué rico que se sentía. Tuve que alejarme de él porque en verdad no podía respirar. Cuando recuperé el aliiento, me dijo:
— ¿Continuamos? Quiero hacerlo ahora.
— Está bien, te ayudaré.
— ¿Eh? ¿Ayudarme? ¿A qué?
— A masturbarte. ¿No vamos a hacer eso?
— Bueno, puede ser, pero... Quiero que me la claves lo antes posible.
— Pero no puedo hacer el amor contigo justo ahora.
— ¿Eh?
— ¿Eh?
— ¿De nuevo estamos con esto?
— ¿Eh? Pero te dije que prometí permanecer virgen hasta el matrimonio.
— Pero me dijiste que querías tener sexo conmigo hace literalmente cinco minutos.
— Y es verdad, eso quiero. Pero no puedo. Pensé que lo recordabas.
— Lo recuerdo, pero pensé que al decirme que sí, lo íbamos a hacer.
— Yo creí que íbamos a masturbarnos o algo así. Que me ibas a enseñar desde el principio mientras nos conocíamos mejor antes de casarnos.
— ¿Casarnos?
— Tal vez sea demasiado pronto para eso. Pero solo tendré sexo con la persona con la que me case. Lo prometí y debo ser fiel a mi palabra.
— Aaaah... Qué difícil es hacer estas cosas contigo. Por alguna razón pareciera que no hablamos el mismo idioma.
— Lo siento. Seré más claro la próxima vez.
— ¿Puedo preguntar por qué hiciste esa promesa?
— Sí, pero es una historia larga que no sé si quieres escuchar ahora. ¿No quieres que mejor nos sigamos besando? Se me puso dura hace ratito y se sintió bien.
— ¿Eh? ¿Te sientes bien solo con que se te ponga dura?
— Bueno, sí... ¿No es así?
— Nunca te has masturbado, según me dijiste, ¿no es cierto?
— No. Todas mis primeras experiencias iban a ser con una sola persona, pero mi promesa es solo con el sexo, así que, si no te molesta, quisiera aprender contigo.
— No sé si sentirme alagado o usado cuando hablas de esa forma. Ah... —suspiró Felix— Está bien. Te enseñaré todo lo que sé. ¿Me dejarás tocarte?
— Sí, sí. ¿Y tú?
— También. Te guiaré. Ah... Me siento superfrustrado en este momento.
— Lo siento —le di un besito en la mejilla—. Perdón por no hablar claro desde el principio. Pero de verdad me gustas mucho y quiero hacer esto contigo. Si tú quieres obvio.
— Claro que quiero, bobo. Ah... Tu carita tierna me puede. ¿Qué voy a hacer contigo si cada vez que me enoje vas a poner esos ojitos de perrito? Ah... Maldición. Te odio.
— ¿En serio? Perdón, no quise...
— No, no es en serio. Es una forma de decir. Ah... Tendremos que hacer algo con este tema para entendernos mejor.
Lo besé fugazmente.
— Ah... A la mierda con todo. Quiero hacerlo con tantas ganas que ya no me importa nada. Ven aquí, rollito de canela. Te haré vivir la mejor noche que has pasado en tu vida —y me besó con pasión.
—————————
Disculpen lo corto. Mañana seguirá el cap con la parte más sabrocita. ¡Los veo mañana!
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Aprendí de sexo con un íncubo
Hayran KurguUn profesor de historia antigua treintañero salva a un joven de veinticuatro de morir atropellado. Agradecido, el joven revela su verdadera identidad como un íncubo y jura darle al profesor noches de sexo y pasión por toda la eternidad. Al principio...