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Te espere.

"Hola sobrina

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"Hola sobrina..."

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Todos habíamos salido al patio para recibir a mi hermana. Cuando digo todos es literal los Higtower, Aegon, Aemond, Helaena los hijos de esta, Otto, Alicent, Cole también estaban con nosotros en la espera de que mi hermana llegara y eso fue raro. Mi hermano Jacaerys estaba nervioso por alguna razón jugaba con sus dedos. Baela la hermana de mi prometida parecía mas bien exasperada como si no quisiera estar ahí yo sentía que me estaba perdiendo de todo no entendía pero no me importo a mi lado tengo a Rhaena y con eso estoy satisfecho.

- ya se tardaron- susurró Rhaenyra mirando el cielo en busca de alguna señal de que ya estaban por llegar.

Por el lado de los verdes creían que llegarían en carruaje por la entrada del patio, pero era todo lo contrario unos minutos después se escucharon fuertes rugidos provenientes del cielo. Los hijos de Helaena miraron emocionados nunca antes habían visto a sus dragones ni tenían una convivencia cercana a ellos por decisión de su abuela la reina Alicent. Ellos se mantenían entre sus padres. Jaehaerys y Jaehaera niños serios y callados como su madre no compartían tanto tiempo con Aegon ya que este estaba mas concentrado en su dolor de amores que en los niños que había creado junto a su hermana por la que no sentía nada con esa niña a la que antes llamaba rara.

- ahí están- sonrió la princesa Rhaenyra aliviada. Una oscuridad cubrió la fortaleza roja no porque fuera de noche ni porque una nube tapara el sol más bien era un dragón el dragón más grande de todo Westeros; Balerion

- dioses- la reina llevo una mano a su pecho ya que detestaba aquellas vestías y 5 estaban por aterrizar en el patio justo frente a ella.

Otto se mantuvo sereno aun que algo intimidado al ver a esos dos dragones grandes y a los 3 casi adultos.

- ¡ya llegamos!- grito el pequeño niño Viserys cuando los dragones aterrizaron en los muros de la fortaleza.

- tengan cuidado al bajar- Daenyra la princesa madre les dijo a sus tres pequeñas criaturas mientras estás se deslizaba por las alas de los dragones de su madre hasta el suelo quedandose quitos frente a los dragones como su madre se los había indicado por último bajaron el príncipe Louis y su esposa.

Los dragones en señal de protección a su jinete y a su familia lanzaron unos fuertes rugidos amenazantes a los guardias y demás presentes en señal de que estarían pendientes del bienestar de su familia.

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La delicia del ReinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora