Una vez que llegaron a la casa, Brynjar se desplomó en el sofá, agotado por el esfuerzo de contener su alma. Axel se acercó a él con una cerveza en la mano y tomó asiento en el sillón del frente.
—¿Brynjar, qué rayos sucedió? —preguntó con preocupación.
—Y tú crees que yo lo sé... No tengo la más mínima idea —respondió Brynjar con frustración.
—No entiendo nada. Cuando llegamos te sentaste justo frente a ella, a menos de dos metros y ambos estaban bien. ¿Qué cambió?
—No estoy seguro Axel, pero creo que algo bloqueó u ocultó su aura para que mi alma no pudiera reconocerla.
—Eso es nuevo. ¿Un hechizo de ocultamiento? Pero... ¿Qué lo oculta? ¿Y quién lo hizo? —inquirió Axel con curiosidad.
—No lo sé, pero al menos eso explicaría por qué pasaron tantos siglos sin que pudiéramos encontrarla. ¡Maldito Markkus! —exclamó Brynjar molesto levantándose y caminando alrededor del sofá.
—Solo un descendiente de Ketsya pudo hacerlo, pero ¿quién? La última que encontramos estaba en Nueva Orleans y falleció —recordó Axel.
—Al menos ya sabemos que es Alondra. ¡Tiene que ser ella! —dijo Brynjar con ansiedad sujetándose la cabeza con ambas manos.
—Claro que es ella. Cuando la saqué de la piscina y reaccionó, vi los mismos síntomas que tú siempre presentas —explicó Axel mientras se acercaba para darle ánimos—. Su corazón latía acelerado, su respiración estaba agitada, sus pupilas se dilataban y se oprimía el pecho como muestra del dolor que estaba sintiendo.
—Debo despertar su alma y que me reconozca sin que ambos terminemos muertos en el intento —afirmó Brynjar convencido de que su tiempo se estaba acabando.
—¿Y cómo piensas acercarte a ella? —preguntó Axel con escepticismo.
—Tenemos que averiguar qué provoca el ocultamiento de su aura. Así podré usarlo a mi favor y acercarme a ella para lograr que su alma despierte y me reconozca.
—Bueno... ya tenemos un plan —dijo Axel con un suspiro y se bebió el resto de su cerveza—. Por lo pronto iré a darme un baño y a descansar un poco. Tú también deberías hacerlo, fue un día duro para ti.
—Sí... Tienes razón. Ve y descansa que yo también lo haré —aceptó Brynjar con resignación.
Alondra seguía en casa de los Danver, después de que Brynjar se marchara. Ya se sentía mejor aunque estaba pensativa y muy confundida cuando Kelly se acercó para ver cómo estaba.
—Hey cariño, ¿cómo te encuentras?, nos diste un gran susto.
—Estoy bien, gracias. No sé qué me pasó, fue muy extraño, estábamos jugando, todo iba bien cuando sentí un fuerte dolor en el pecho y me quedé sin aire. Mis piernas no me dieron apoyo y empecé a sentirme pesada. Recuerdo que me hundía y creo que me desmayé porque no recuerdo nada más.
—Fue una suerte que el profesor Ohlson te viera a tiempo y avisara a Axel, entre él y Luke te sacaron del agua y te dieron los primeros auxilios.
—Menudo show he armado —susurró Alondra avergonzada—. Por favor, ¿dime que no llamaron a mis padres?
—No te preocupes por eso, nadie ha llamado —aclaró Luke que se acercaba y tomaba asiento junto a ellas.
—¿Ya todos se han marchado? —preguntó Kelly, pensando en Axel.
—Si, incluso el profesor y su amigo se fueron —contestó Lena quién se unía a ellos en ese momento.
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Almas Gemelas: El Despertar.
RomanceÉl es un inmortal, atrapado en un ciclo interminable de vida y pérdida. La maldición lo condena a vagar por los siglos, llevando consigo el dolor de haber perdido a su alma gemela. Pero él se niega a aceptar su destino. Emprende una búsqueda desespe...