Ashira se encontraba en la vasta biblioteca de Camelot, rodeada de estanterías llenas de libros de todos los rincones del mundo. La biblioteca era un lugar de conocimiento y misterio, y Ashira se sentía fascinada por la historia que cada libro guardaba.
—Este lugar es increíble —murmuró Ashira, pasando la mano por los lomos de los libros.
Sin embargo, su entusiasmo se desvaneció rápidamente cuando recordó que no estaba sola. Merlin estaba con ella, y el mago disfrutaba enormemente de burlarse de ella.
—¿Ya te has perdido entre las páginas, pequeña Ashira? —preguntó Merlin con una sonrisa burlona.
Ashira frunció el ceño, intentando ignorar sus comentarios. Pero Merlin no se daba por vencido fácilmente.
—¿Vas a irte ya? ¿O acaso planeas acusarme con tu madre, Morgan Le Fay? —dijo Merlin, su tono impregnado de burla.
Ashira se detuvo en seco. El nombre de su madre siempre lograba ponerla nerviosa. Había aprendido en poco tiempo lo que Morgan había hecho en Camelot y por qué era tan odiada en el reino. Se giró lentamente, enfrentando a Merlin con una expresión tensa.
—¿Qué sabes tú de mi madre? —preguntó Ashira, su voz temblando ligeramente.
Merlin sonrió, satisfecho de haber captado su atención.
—Sé muchas cosas, Ashira. Pero lo que más me interesa saber es si eres realmente leal a Artoria o si Morgan te ha enviado para ganar su confianza y traicionarla —dijo Merlin, su tono más serio ahora.
Ashira sintió un nudo en el estómago. Las palabras de Merlin la hicieron dudar de sí misma por un momento. Pero luego recordó el juramento que había hecho y la bondad que Artoria le había mostrado.
—Le he jurado lealtad a Artoria. Le debo muchísimo. No sería capaz de traicionar a mi rey... Le debo mi vida —dijo Ashira, con firmeza.
Merlin la observó en silencio por un momento, evaluando la sinceridad en sus ojos.
—Espero que hables en serio, Ashira. Porque si descubro que tus intenciones no son puras, no mostraré misericordia —advirtió Merlin.
Ashira asintió, su determinación renovada.
—Puedes confiar en mí, Merlin. No soy como mi madre. Quiero proteger a Camelot y a Artoria —dijo, con convicción.
Merlin finalmente sonrió, aunque aún con un aire de misterio.
—Muy bien, pequeña hechicera. Veremos cómo evolucionan las cosas. Pero recuerda, siempre te estaré observando —dijo, antes de volver a concentrarse en los libros.
Ashira tomó un profundo respiro, pero no podía sacudirse la sensación de nerviosismo que Merlin había dejado. Sabía que aún sentía algo por su madre, aunque trataba de convencerse de lo contrario. Se volvió hacia el mago nuevamente, queriendo saber más.
—Merlin... ¿qué tanto sabes de mi madre? ¿Y alguien más lo sabe? —preguntó Ashira, su voz cargada de curiosidad y miedo.
Merlin la miró con su característica sonrisa y un tono juguetón.
—Oh, sé bastantes cosas sobre tu madre, Ashira. Pero, en cuanto a quién más lo sabe... solo yo. No he visto necesario informar a Artoria sobre tu herencia. Después de todo, no sabría exactamente cómo actuaría ella —respondió Merlin.
Ashira soltó un suspiro de alivio, aunque aún se sentía inquieta. Volvió su atención a la biblioteca, preguntándose qué buscaban exactamente.
—Entonces, ¿qué estamos buscando aquí? —preguntó Ashira, tratando de cambiar de tema.
Merlin la observó por un momento antes de responder.
—Buscamos conocimiento, Ashira. Aquí hay libros que contienen secretos antiguos y poderosos. Conocimiento que podría ser útil para proteger Camelot y a nuestro rey —dijo Merlin, volviendo a su tono más serio.
Ashira asintió, decidida a aprovechar la oportunidad de aprender. Aunque las palabras de Merlin seguían rondando en su mente, se enfocó en la tarea delante de ella, determinada a demostrar su lealtad y valía. Merlin sonrió y miró a Ashira con una expresión más seria.
—Ashira, déjame darte un buen consejo. No todo es fuerza bruta. El conocimiento es poder. Mientras más sabes, más peligrosa te vuelves. Aprende a leer a tu enemigo, hazle creer que eres una debilucha... y tendrás la partida en tu mano. Nunca te confíes ante nadie; es el peor error que puedes hacer —dijo Merlin, su voz resonando con sabiduría.
Ashira quedó impresionada por las palabras de Merlin. Ahora entendía por qué era considerado un sabio y el consejero del rey. Sus enseñanzas eran profundas y cargadas de verdad.
Más tarde, mientras Ashira observaba las nubes, reflexionando sobre lo que Merlin le había dicho, fue abruptamente sacada de sus pensamientos cuando sintió un golpe en la cabeza.
—¡Ay! —se quejó, llevándose la mano a la cabeza.
Se volteó para ver a Mordred, quien la miraba con el ceño fruncido.
—¿Por qué hiciste eso? —preguntó Ashira, haciendo un puchero.
—¡Porque llevo una hora hablándote y ni siquiera me escuchas! —respondió Mordred, con un tono molestó y apretando su puño. —Y si lo vuelves a hacer, te patearé el trasero.
Ashira se rió nerviosamente y se rascó la nuca.
—Lo siento, Mordred. No me di cuenta —dijo algo nerviosa, y tratando de calmar a su amiga.
Mordred suspiró y relajó un poco su expresión.
—Vamos a comer algo. Necesitamos energía para seguir entrenando —dijo Mordred, cambiando de tema, pero voltea a ver a Ashira y con una sonrisa maliciosa dice. — tu invitas!...
Ashira suspira y asintió, aún con una sonrisa nerviosa, y ambas se dirigieron al comedor, listas para recuperar fuerzas antes de su próxima sesión de entrenamiento.
Eran de noche y Ashira estaba en su habitación en el castillo, agotada después de un día de intensos entrenamientos. Se dejó caer en la cama y miró al techo, dejando que sus pensamientos vagaran. Aunque los entrenamientos eran duros, no le importaba el sacrificio. Sin embargo, su mente estaba en otro lugar.
Recordó la magia que su madre le había enseñado: magia de ilusiones. Era una habilidad increíble para escapar y engañar a los rivales. Pero ahora, Ashira dudaba si debería usar ese tipo de magia. Le parecía cobarde atacar por la espalda, aunque sabía que en la guerra, todo valía.
Sacudió la cabeza, tratando de despejar sus pensamientos, y se sentó en la cama. Una idea persistente rondaba en su mente: quería hacer algo por su madre, tratar de redimirla. Pero, ¿cómo podría lograrlo? Morgan Le Fay era despiadada, una bruja temida en todo el mundo, una mujer llena de odio y rencor.
—Si quiero hacer algo por mi madre, tengo que ser más fuerte... más fuerte que ella —murmuró Ashira para sí misma.
La determinación comenzó a arder en su interior. Sabía que el camino no sería fácil, pero estaba dispuesta a enfrentarse a cualquier desafío. Para redimir a su madre y proteger a Camelot, tendría que convertirse en una guerrera y hechicera sin igual.
Con un nuevo propósito en mente, Ashira se levantó de la cama y se dirigió a la ventana. Miró hacia el horizonte, prometiéndose a sí misma que entrenaría aún más duro y que algún día encontraría la manera de salvar a su madre del abismo de odio en el que se encontraba.
La noche se cernía sobre Camelot, pero en el corazón de Ashira, una nueva llama de esperanza y determinación brillaba intensamente, levanta su puño al aire y lo aprieta, tenía un nuevo objetivo y haria todo para cumplirlo, Ashira se deja caer nuevamente a la cama preparada para dormir y seguir entrenado fuertemente.
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Herencia de Luz y Sombra
FanfictionAshira, nacio siendo la hija de Morgan Le Fay, es abandonada por su madre en las frías calles de Camelot. Creciendo en la miseria, su vida da un giro inesperado cuando el sabio Merlin convence a Artoria Pendragon, la Rey de los Caballeros, para que...