Pasaron dos años. Artoria caminaba por los pasillos del castillo, agotada por los deberes de un rey. Sin embargo, algo más le perturbaba: había estado recibiendo quejas constantes sobre su aprendiz. Ashira estaba mostrando un lado rebelde, desobedeciendo las órdenes de los superiores y solo acatando las de Artoria. Esta actitud había causado problemas con algunos caballeros, incluyendo una reciente pelea con Sir Tristán, uno de los caballeros de la Mesa Redonda.
La derrota de Ashira ante Tristán había sido humillante. Aunque había peleado con todo su ser, se dio cuenta de por qué Tristán era conocido como parte de la élite de los caballeros. Su orgullo, sin embargo, seguía intacto. Estaba decidida a seguir entrenando para algún día pedir una revancha y demostrar su valía.
En la actualidad, Artoria estaba de brazos cruzados, furiosa, pero su rostro mantenía una calma inquietante. Ashira estaba arrodillada ante ella, demostrando todo su respeto. Tenía la oreja roja y un leve chichón en la cabeza, esperando el sermón de Artoria.
—Ashira —empezó Artoria con voz firme—, ¿puedes explicarme por qué desobedeciste las órdenes de Sir Tristán?
Ashira levantó la cabeza, su mirada llena de determinación.
—Mi lealtad es hacia ti, mi rey. No hacia otros caballeros —respondió, su voz fuerte y clara.
Artoria suspiró, cerrando los ojos por un momento antes de abrirlos nuevamente.
—Entiendo tu lealtad hacia mí, Ashira, pero debes entender que la lealtad a un rey incluye respetar la cadena de mando y a todos los que sirven a Camelot. No puedes actuar solo por tu cuenta. Esto no es solo una cuestión de fuerza o habilidad, sino de disciplina y respeto.
Ashira bajó la mirada, sintiendo el peso de las palabras de Artoria, pero su orgullo no le permitía ceder.
—Con todo respeto, mi rey, no puedo disculparme con Sir Tristán. La estrategia que propuse era arriesgada, sí, pero si se hubiera ejecutado correctamente, no habríamos tenido bajas y el enemigo habría sido derrotado aplastantemente. Fue por eso que comenzó el duelo entre Sir Tristán y yo —dijo Ashira, su voz firme y sin titubear.
Artoria se acercó y puso una mano en el hombro de Ashira, levantándola suavemente.
—Ashira, has crecido mucho en estos dos años. Tu habilidad con la espada y tu magia son impresionantes, pero debes aprender a controlarte. La fuerza sin disciplina es peligrosa, no solo para ti, sino para todo el reino. Prométeme que intentarás mejorar en este aspecto.
Ashira asintió, sus ojos llenos de determinación.
—Lo prometo, mi rey. No volveré a desobedecer a mis superiores. Seguiré sus órdenes, tal como sigo las tuyas.
Artoria miró fijamente a Ashira, evaluando su respuesta.
—Entiendo tu punto de vista, Ashira, pero debes recordar que la estrategia y la táctica no siempre son absolutas. A veces, lo que parece una buena idea puede tener consecuencias imprevistas. Es por eso que debes aprender a confiar en el juicio de tus superiores, incluso cuando no estés de acuerdo.
Ashira se mantuvo firme, sin cambiar su postura.
—Lo entiendo, mi rey, pero seguiré creyendo en mis estrategias. Espero demostrarte algún día que puedo ser tan buena estratega como guerrera.
Artoria sonrió levemente, satisfecha con la respuesta.
—Bien. Ahora, ve y habla con Sir Tristán. No pido que te disculpes, pero al menos intenta explicarle tu punto de vista. La unidad entre los caballeros de Camelot es crucial.
Ashira se levantó y, con un profundo respeto, hizo una reverencia a Artoria antes de dirigirse hacia la salida.
—Sí, mi rey. Haré lo que ordenes —dijo antes de marcharse.
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Herencia de Luz y Sombra
FanficAshira, nacio siendo la hija de Morgan Le Fay, es abandonada por su madre en las frías calles de Camelot. Creciendo en la miseria, su vida da un giro inesperado cuando el sabio Merlin convence a Artoria Pendragon, la Rey de los Caballeros, para que...