Capitulo 10: Punto de Inflexión

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—¿Qué diría ella si supiera lo que hice? —se preguntó Mordred, mientras miraba al horizonte. El aire frío del anochecer traía consigo recuerdos enterrados hace tiempo. El sonido de los vítores en las calles de Camelot se apareció en su mente, llevándola a un tiempo lejano, cuando aún era una niña, llena de esperanza y ansias de ser reconocida...

Flashback

Una pequeña Mordred observaba desde las sombras de un callejón. Los vítores y aplausos resonaban en las calles de Camelot mientras el rey, Artoria Pendragon, marchaba con paso firme, flanqueada por sus caballeros más leales. Los ciudadanos gritaban su nombre con devoción, festejando la presencia del legendario Rey de los Caballeros. Mordred no podía apartar la vista de esa figura imponente y majestuosa.

—Ese es... el Rey de los Caballeros... —murmuró Mordred, sus ojos brillando con admiración.

De pronto, sintió unas manos frías posarse en sus hombros. Sobresaltada, giró la cabeza solo para encontrarse con el rostro severo de Morgan Le Fay, quien se agachó para acercarse a su oído.

—Así es, él es el héroe al que aspiras ser... —susurró Morgan con un tono manipulador, y cargada de malicia—. Y también... el enemigo al que deberás derrotar.

El corazón de Mordred latía con fuerza. ¿Derrotar a Artoria? La idea parecía imposible. ¿Cómo podría alguien vencer a alguien tan valeroso... tan perfecto? Pero fue esa chispa de desafío la que plantó la semilla en su corazón, y juró que algún día sería la espada de Artoria... aunque eso significara destruir todo a su paso.

Años más tarde, en el calor de una batalla, traidores se alzaron contra el rey. Mordred, con la espada en mano y la sangre corriendo por sus venas, acorraló a uno de los caballeros traidores. Su rostro estaba oculto bajo el yelmo, pero su voz era afilada como el acero.

—Respóndeme, ¡¿por qué traicionaste a nuestro rey?! —exigió Mordred, su voz temblando de ira.

El caballero jadeaba, cubierto de heridas, apenas sosteniéndose en pie.

—El rey... —murmuró entre jadeos— es demasiado perfecto...

Un destello de furia cruzó los ojos de Mordred.

—¡Cretino! —gritó, levantando su espada. Con un golpe feroz, partió al caballero en dos, su sangre salpicando sobre el casco de Mordred.

Mientras veía caer el cuerpo sin vida, Mordred se repetía a sí misma con rabia contenida: ¿Qué sentido tiene... sentirse insatisfecho con un rey tan perfecto?

Fin del Flashback

Los recuerdos se desvanecieron lentamente, dejando a Mordred sola una vez más, con la realidad presente frente a ella... Más tarde, en la serenidad de un atardecer, Artoria estaba de pie, observando el horizonte en silencio. A lo lejos, Mordred la contemplaba desde las sombras, la admiración mezclada con una confusión creciente.

—Es verdad... —murmuró Mordred para sí misma—. El rey es tan generoso... no toma más de lo que necesita. Todo lo demás lo comparte. No tiene ambiciones... no las necesita...

—¿Mordred? —interrumpió una voz que surgió de la nada.

Morgan Le Fay apareció como un espectro detrás de ella, su rostro mostrando una leve irritación.

—Dime algo —dijo Morgan, su voz llena de desaprobación—, ¿hasta cuándo piensas seguir jugando a ser un caballero?

Mordred giró lentamente para enfrentar a su madre, sus ojos entrecerrados.

—¿Madre...? —murmuró, atónita.

Morgan la miró con intensidad, dando un paso hacia adelante.

—Es hora de que tomes tu lugar en el trono —sentenció Morgan—. Deja de vivir en su sombra. Tú... —Morgan colocó ambas manos sobre su propio pecho, su voz creciendo en intensidad—, tú eres su esencia viva, Mordred.

Herencia de Luz y SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora