Capítulo 6: Primeras Chispas de Guerra

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Pasaron unos meses, y Ashira comenzó a recuperar su condición física. Los entrenamientos separados con Artoria y Mordred volvieron a ser como antes, aunque Mordre seguía algo molesta. Sin embargo, su humor mejoró poco a poco. Aun así, Ashira no podía evitar sentirse algo enferma al encontrarse en medio de una nueva misión. Había llegado junto a un grupo de caballeros para defender las fronteras, y el campamento era un caos. Heridos por todas partes, algunos no tan graves, otros al borde de la muerte, y varios ya muertos. El movimiento era constante, con todos preparándose para seguir luchando.

Normalmente, en situaciones como esta, algunos caballeros de la Mesa Redonda se encargarían de liderar y guiar, pero todos estaban ocupados en otros frentes. Esta vez, el liderazgo recaía en un grupo de los mejores caballeros, justo por debajo de la Mesa Redonda. Eran hombres en quienes Artoria confiaba plenamente, o en quienes algunos caballeros de la Mesa Redonda depositaban su fe. Sin embargo, todo había salido mal.

Ashira se dirigió a la tienda de campaña del caballero a cargo para obtener un informe de la situación. Ese caballero, llamado Sir Aldric, un hombre de aspecto robusto y con cicatrices que hablaban de innumerables batallas, la recibió con un semblante preocupado.

-La situación es crítica -dijo Sir Aldric mientras miraba los mapas sobre la mesa-. Todas nuestras estrategias han sido inútiles. El enemigo las ha anticipado cada vez, como si supieran exactamente lo que íbamos a hacer.

Ashira frunció el ceño, cruzando los brazos sobre su pecho.

-¿Cómo es posible? -preguntó, su tono serio-. Si todo esto es confidencial, ¿cómo es que el enemigo ya sabe cómo atacarnos? Debe haber un traidor entre nosotros, alguien que esté dando información.

Sir Aldric asintió, compartiendo su preocupación.

-Los refuerzos tardarán en llegar, y estamos en clara desventaja -continuó Aldric-. El enemigo avanza y necesitamos un nuevo plan. Estoy dispuesto a escuchar cualquier idea.

Ashira asintió y comenzó a pensar rápidamente. Finalmente, propuso una nueva estrategia que involucraba dividir sus fuerzas en grupos más pequeños para crear distracciones mientras un grupo selecto, liderado por ella misma, se encargaría de descubrir al informante.

-Pero antes -agregó Ashira-, debemos reunir a todos los líderes para que conozcan la estrategia y aseguren que todos estén alineados.

Sir Aldric estuvo de acuerdo. Poco después, llegaron los demás caballeros, y todos se reunieron en la tienda. Cuatro caballeros de alta reputación, que se pusieron de pie en señal de respeto hacia Ashira, la aprendiz de Artoria Pendragon.

-La situación es grave, pero no imposible -comenzó Ashira, mientras trazaba líneas en el mapa-. Dividiremos nuestras fuerzas en tres frentes. Uno se encargará de defender el flanco derecho, el segundo se centrará en el izquierdo, y el tercero será nuestra fuerza de ataque principal, que avanzará hacia el corazón del ejército enemigo. Sin embargo, la verdadera clave estará en nuestra retaguardia, donde yo misma dirigiré un pequeño grupo para buscar al traidor entre nosotros. Necesitamos estar alerta y listos para cualquier cosa.

-Entendido, Lady Ashira -dijo uno de los caballeros-. Sabemos que es una tarea difícil, pero confiaremos en su liderazgo.

Una vez que todos estuvieron de acuerdo con el plan, se pusieron manos a la obra. Los caballeros dejaron la tienda uno por uno, excepto uno, que se quedó atrás. Parecía estar analizando el mapa con mucho detenimiento, pero una vez que estuvo seguro de que estaba solo, sacó un pequeño pergamino y comenzó a copiar la estrategia. En cuanto terminó, susurró al viento, informando a alguien sobre la presencia de Ashira, la aprendiz de Artoria, señalándola como un punto de inflexión para el Rey de los Caballeros.

Herencia de Luz y SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora