𝗠𝗮𝗱𝗿𝗶𝗱 𝗡𝗶𝗴𝗵𝘁𝘀ㅤㅤㅤㅤ𝑆𝐸𝑀𝐴𝑁𝐴 𝐷𝐸 𝐷𝐸𝑆𝐶𝐴𝑁𝑆𝑂

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El apartamento de Sae estaba bañado por la luz dorada del atardecer. Los muebles minimalistas reflejaban su carácter: cada cosa en su lugar, sin exceso ni desorden. Las paredes blancas y las líneas limpias contrastaban con las vibrantes vistas de Madrid a través de los ventanales. Sae se dejó caer en el sofá de cuero negro, exhalando un suspiro que parecía contener el peso de los últimos meses. Las exigencias del Real Madrid, los entrenamientos interminables, las expectativas de millones de aficionados... todo le pasaba factura. Pero esta vez, por una semana, podía permitirse el lujo de no pensar en nada.

(N), su novia, observaba desde la cocina. Había preparado su té favorito, una mezcla de hierbas que siempre conseguía relajarlo. Se acercó con la taza humeante y se la ofreció con una sonrisa suave. Sae la miró, sus ojos turquesa encontrando un refugio en los de ella. Tomó la taza y, por un momento, sus labios formaron una ligera curva, casi imperceptible, pero para (N) , ese pequeño gesto lo decía todo.

—Gracias —murmuró Sae, con esa voz baja y calmada que ella tanto adoraba.

(N) se sentó a su lado, cuidando de no invadir su espacio, pero lo suficientemente cerca para que él sintiera su apoyo. Le acarició el cabello con delicadeza, sus dedos trazando patrones suaves, reconfortantes. Sae cerró los ojos, dejándose llevar por la sensación de paz que ella siempre conseguía traer a su vida.

—Hoy no tienes que ser el prodigio, ni el hombre frío. Solo Sae, mi Sae —dijo (N) con voz dulce.

Sae asintió levemente, apreciando sus palabras más de lo que podía expresar. Abrió los ojos y la miró directamente, sus emociones contenidas, pero presentes.

—Estoy cansado, (N). No del fútbol, ni de la rutina... solo de todo lo que conlleva. Pero contigo... contigo es diferente.

(N)  sonrió, inclinándose para darle un beso en la frente.

—Lo sé. Y estoy aquí para recordártelo, siempre.

Permanecieron en silencio, compartiendo la tranquilidad del momento. Sae se permitió relajar los músculos, dejar que la tensión se desvaneciera. (N)  comenzó a hablarle de cosas triviales, historias pequeñas del día a día que no requerían respuestas complicadas, solo la presencia de ambos.
Con ella, no necesitaba ocultar nada. Ella conocía cada faceta de él, y aun así lo amaba.

El atardecer dio paso a la noche, y las luces de la ciudad comenzaron a brillar a lo lejos.

—Siempre sabes qué necesito —dijo Sae, mirándola con agradecimiento.

—Porque te conozco mejor que nadie. —(N) le sonrió, y esa sonrisa iluminó la habitación más que cualquier luz exterior.

Después de cenar, se acurrucaron en el sofá, (N) encajando perfectamente en el hueco del brazo de Sae. Encendieron la televisión, eligiendo una película clásica que ambos amaban. No importaba cuántas veces la hubieran visto, siempre encontraban consuelo en su familiaridad.

—Me alegra que tengas esta semana libre —dijo (N), con su cabeza apoyada en el pecho de Sae—. Creo que ambos necesitábamos este tiempo.

—Sí, hacía falta. A veces, parece que el fútbol lo consume todo.

—Pero no a nosotros. Siempre encontramos el camino de vuelta.

Sae la abrazó con más fuerza, agradecido por su comprensión y su amor incondicional. Mientras la película avanzaba, (N) se quedó dormida en su hombro. Sae la observó, notando la tranquilidad en su rostro. En ese momento, comprendió que, aunque el mundo a veces se volviera abrumador, siempre tendría un refugio en ella. Ella era su paz en medio de la tormenta.

La noche avanzó, y Sae la llevó a la cama, arropándola con cuidado. Se quedó un momento mirándola, agradecido por su presencia en su vida. Se tumbó a su lado, sintiendo la calidez de su cuerpo junto al suyo. Cerró los ojos, permitiéndose, por fin, un descanso verdadero.

Esta semana, en la quietud de su hogar, con (N) a su lado, todo estaba bien.

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𝗧𝗲 𝗲𝗻𝘁𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗦𝗮𝗲, 𝘆𝗼 𝘁𝗮𝗺𝗯𝗶𝗲́𝗻 𝗲𝘀𝘁𝗼𝘆 𝗰𝗮𝗻𝘀𝗮𝗱𝗮

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𝗧𝗲 𝗲𝗻𝘁𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗦𝗮𝗲, 𝘆𝗼 𝘁𝗮𝗺𝗯𝗶𝗲́𝗻 𝗲𝘀𝘁𝗼𝘆 𝗰𝗮𝗻𝘀𝗮𝗱𝗮

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𝘌𝘴𝘱𝘦𝘤𝘪𝘢𝘭 𝘷𝘢𝘤𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝗠𝗔𝗗𝗥𝗜𝗗 𝗡𝗜𝗚𝗛𝗧𝗦

𝗠𝗔𝗗𝗥𝗜𝗗 𝗡𝗜𝗚𝗛𝗧𝗦-𝙎𝘼𝙀 𝙄𝙏𝙊𝙎𝙃𝙄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora