Esas conexiones especiales

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Este capítulo es un poco más personal, y quizás al contar esta historia muchos puedan identificarse, porque todos hemos tenido la suerte de cruzarnos con personas que, de una forma u otra, nos han cambiado la vida. 

Normalmente cuando nos presentan a alguien nuevo, solemos tardar un par de semanas en conocerle y un poco más en llegar a tener confianza. Pero luego están esas personas con las que todo es diferente. Es como si esa conexión que sientes con un amigo de muchos años ya estuviera ahí desde el principio. No hay necesidad de conocer porque, desde el primer instante, parece que ya has vivido una vida junto a esa persona. Y eso me pasó a mí con alguien muy especial.

Esta persona se ha convertido en una parte fundamental de mi vida. Hemos compartido momentos de alegría y también de tristeza, siendo siempre conscientes de que, aunque el tiempo o la distancia intenten separarnos, nuestra amistad es más fuerte que todo eso. Sabemos que siempre estaremos ahí, la una para la otra, sin importar las circunstancias.

Nuestro primer contacto fue en primaria. Pero no estábamos en los mismo grupos de amigos y tampoco compartíamos clase por lo no fue hasta 2º de la Eso que nuestras vidas se cruzaron de verdad. Fue en ese momento, cuando notamos que nunca habíamos hablado, nos habíamos dado cuenta de la existencia de la otra, pero no habíamos llegamos a más. Empezamos a tener una conversación y nos percatamos de que teníamos mucho más en común de lo que habíamos imaginado. Comenzamos a hablar, a compartir nuestros secretos, nuestras risas, y poco a poco, casi sin saberlo, nos convertimos en mejores amigas.

Con el tiempo, nuestra relación ha evolucionado hasta un punto en el que ya no somos solo amigas. Somos más que eso. Somos hermanas de diferentes padres. Hay algo en esta amistad que va más allá de lo habitual, algo que no se puede explicar con palabras, pero que se siente con el corazón. Es un lazo que siempre estará ahí, firme y fuerte, recordándome que la verdadera amistad es un tesoro que no puede ser evaluado.

Desde ese día hemos crecido juntas, hemos cambiado y madurado, pero siempre hemos estado la una para la otra. Y aunque nuestras vidas tomen caminos diferentes, aunque el tiempo pase y las circunstancias cambien, hay algo que sé con certeza: nuestra amistad siempre será el lugar al que siempre podremos volver.

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