Miedo a crecer

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Hace poco hablé con una amiga sobre el miedo que tenemos las personas a crecer. Esa sensación, dependiendo de cada persona, puede provocar una mezcla de ansiedad, nostalgia y temor que puede aparecer por varias razones, como sentir que el tiempo pasa más rápido, preocuparse de más por el futuro y las expectativas sociales.

Uno de los aspectos más inquietantes para mí es la sensación de que cada año pasa más rápido. En mi caso, cada vez que cumplo años, el período que hay entre ese momento y mi siguiente cumpleaños parece que pasa súper rápido. Por ejemplo, recuerdo cuando era niña, un curso escolar parecía durar una eternidad, pero ahora, ese mismo periodo parece que pasan en 3 meses.

Este miedo también puede estar relacionado con el hecho de que no podemos retroceder en el tiempo. La idea de que las decisiones son definitivas puede resultar agobiante y llevarnos a preocuparnos constantemente por si estamos tomando las decisiones correctas. Por ejemplo, cuando elegí mi carrera universitaria, sentí una gran presión. Pensaba en cómo esa decisión afectaría el resto de mi vida, y la idea de no poder cambiar de opinión fácilmente me llenaba de dudas y temor. ¿Qué pasaría si, después de unos años, descubriera que no era lo que realmente quería hacer? Esa incertidumbre puede ser paralizante, pero nada es para siempre y todo puede cambiar a largo plazo.

Además, hay una presión social para cumplir con ciertos eventos, como encontrar un trabajo estable y alcanzar metas ya sean personales o profesionales. Recuerdo que escuché una conversación de dos chicas de unos 25 años y que una de ellas estaba ansiosa porque a su edad todavía no había encontrado una carrera que realmente le apasionara. Ella sentía que se estaba quedando atrás en comparación con las personas que la rodeaban, que ya estaban bien establecidos en sus carreras.

A veces, también pienso en la nostalgia del pasado. Los recuerdos de mi infancia y adolescencia son como un refugio, un tiempo en el que las responsabilidades eran menores y las decisiones menos definitivas. Sin embargo, también sé que es importante vivir el presente y no quedar atrapada en el pasado. A pesar de los miedos y las incertidumbres, trato de recordar que cada etapa de la vida tiene sus propios desafíos y alegrías. Es un proceso continuo de aprendizaje y crecimiento, y aunque el futuro pueda parecer aterrador, también está lleno de posibilidades.

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