En la sociedad en la que vivimos el ámbito de las relaciones ha cambiado mucho, hace unos cuantos años era impensable el hecho de estar con varias personas a la vez pero actualmente se ha normalizado relativamente, porque sigue viéndose mal de cierta manera.
La exclusividad es un concepto sencillo de comprender, pero complejo de poner en práctica, o por lo menos bajo mi perspectiva. Todos entendemos su significado: se trata de una dedicación mutua entre dos personas que se quieren, un compromiso de dejar de lado a otras personas, las cuales pueden llegar a tener cierta oportunidad con nosotros, para enfocarnos en una sola. Sin embargo, cuando estamos conociendo a alguien, pedir exclusividad puede resultar intimidante y, a veces, confuso. ¿Cómo se pide? ¿Hay que decir algo en específico? ¿O simplemente esperar a que ambos lo den por hecho? Y, lo más difícil, ¿cómo saber cuándo es el momento adecuado para tener esa conversación?
Ser exclusivo implica un paso hacia la intimidad y una señal de que deseas construir algo más profundo con esa persona. No es simplemente una restricción de opciones, sino una declaración de intención. No obstante, esta decisión también puede despertar inseguridades y dudas. Quizás tememos asustar a la otra persona o imponer algo que no están listos para asumir. O tal vez nos preguntamos si estamos dispuestos a dejar atrás la libertad de conocer a otros por algo que aún no está del todo definido.
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Just thoughts
RandomEste libro está compuesto por una colección de sentimientos y pensamientos que han transitado por mi mente a lo largo del tiempo. Cada texto representa un reflejo de mis experiencias y reflexiones, capturando momentos de introspección y exploración...