𝗌 𝖾 𝗂 𝗌

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Las cosas entre Gala y Karime parecían estar en una buena dirección. Ambas habían decidido darse una segunda oportunidad y, aunque avanzaban lentamente, comenzaban a reconstruir la relación que alguna vez las había unido. Sin embargo, en lo profundo del corazón de Gala, una sombra de resentimiento persistía, una herida que no se había cerrado del todo. Por más que intentaba dejar el pasado atrás, no podía olvidar cómo Karime la había manipulado antes. Esa sombra de traición crecía con cada día que pasaba, y aunque la amaba, no podía ignorar la voz interna que le susurraba que se vengara.

En la casa, un chico había captado su atención. Se llamaba Agustín, un hombre atractivo, seguro de sí mismo, y con un carisma que parecía hechizar a todos los que lo rodeaban. Desde su llegada, había mostrado un interés sutil en Gala, un interés que ella inicialmente había ignorado. Pero con el tiempo, ese interés comenzó a despertar algo en ella, algo que se alimentaba del dolor que aún sentía por lo que Karime le había hecho.

Una tarde, mientras Karime estaba ocupada en el gimnasio con Mariana y Arath, Gala encontró a Agustín solo en la cocina, preparando una ensalada. No había nadie más alrededor, y algo en la atmósfera entre ellos se cargó de electricidad.

-Hola hola Aguss -dijo Gala con una sonrisa, acercándose a la barra donde él estaba cortando verduras.

Agustín levantó la vista, su sonrisa encantadora apareciendo al instante.

-Galaaa, qué gusto verte. ¿Cómo estás?

Gala se apoyó en la barra, mirándolo a los ojos.

-Estoy bien. Solo necesitaba un descanso de todo el caos. Este lugar puede volverse sofocante a veces.

Agustín asintió, comprendiendo perfectamente.

-Sí, lo sé. A veces, la presión aquí puede ser abrumadora. Pero tú pareces manejarlo bastante bien.

Gala se rió suavemente, aunque su risa estaba teñida de un ligero sarcasmo.

-Supongo que estoy acostumbrada a lidiar con cosas difíciles. Al final, todo se trata de sobrevivir, ¿no?

Agustín la observó detenidamente, notando la leve tristeza en su voz. No pudo evitar sentir curiosidad por lo que realmente estaba pasando por la mente de Gala.

-Gala, si alguna vez necesitas hablar, ya sabes que estoy aquí. A veces, es más fácil hablar con alguien... "Mueble", que no esté tan involucrado en todo lo que sucede aquí.

Gala lo miró por un momento, considerándolo. Había algo en Agustín que la atraía, una mezcla de peligro y emoción que no había sentido con Karime en mucho tiempo. Era consciente de lo que estaba haciendo, de la línea que estaba a punto de cruzar, pero en ese momento, la tentación era demasiado fuerte.

-Tal vez te tome la palabra -respondió Gala, su tono más suave, casi coqueteando.

Agustín sonrió, entendiendo que algo estaba comenzando a desarrollarse entre ellos.

-Estaré esperando.

Los días siguientes estuvieron llenos de encuentros furtivos entre Gala y Agustín. Al principio, sus conversaciones eran inocentes, pero la tensión entre ellos crecía con cada encuentro. Siempre se aseguraban de que nadie los viera, especialmente Karime. Gala sabía que lo que estaba haciendo era peligroso, pero la sensación de poder y control que le daba al ocultar su nueva amistad con Agustín era adictiva. Sentía que, de alguna manera, estaba equilibrando la balanza, tomando de vuelta el control que había perdido cuando Karime la manipuló.

Una noche, después de que todos se hubieran retirado a sus habitaciones, Gala salió al jardín para despejar su mente. Se sentó en uno de los bancos, disfrutando de la tranquilidad de la noche, cuando de repente escuchó pasos detrás de ella. Se volvió, sorprendida, y vio a Agustín acercándose.

𝗘𝗇𝗍𝗿𝗲 𝗰𝗮𝗺𝖺𝗋𝖺𝗌 𝗒 𝖼𝖺𝗿𝗶𝗰𝗶𝖺𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora