16 No puedo permanecer lejos de ti

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Eloise no podía hablar. La mirada acusadora de Anthony la tenía dispersa, atónita, asustada.

-¿Qué no me escuchaste Eloise?
-¡Anthony, detente! - le sostuvo el brazo Benedict. -¡La estás asustando!
-¡Por Dios, Benedict! Esta señorita no se asusta con nada, mira que irse a perder a lo más recóndito de esta ciudad, fuera de Mayfair, donde nuestra sociedad nunca podría, debería de llegar y menos tú Eloise. ¡Eres una Bridgerton!- la tomó de la mano y se la llevó hacia su oficina. El resto de las mujeres se encontraban extrañadas, pero Benedict les hizo un gesto para compensar, diciéndoles que no había problemas, que sólo querían resolver unas dudas. Luego le siguió el paso,
tratando de tranquilizar a Anthony y buscando con la mirada a alguien que pudiera también intervenir. Justo al dar la vuelta para entrar a la oficina, Kate se puso frente a ellos.

-¿Qué sucede Anthony? Todos hemos escuchado tus gritos, tuve que dejar a todas, prometiendo que te voy a tranquilizar.
-¡Necesito hablar con Eloise!
-¡Pero no tienes porque gritarme!
Anthony se tranquilizó, era de sabios entender que una esposa molesta es peor que un huracán y en las condiciones que se encontraba Kate, esto es, con un embarazo casi en término, podía suceder más que una desgracia sobrenatural.
-Lo siento amor, tengo que hablar con mi querida hermana, sobre un asunto relacionado al estado actual de Penelope.
-Buena respuesta Anthony, pero entraré con ustedes.
-No es necesario, amor mío, tienes que cuidar de nuestro pequeño o pequeña.
-Me encanta cuanto te preocupas por mi. ¡Pero voy a entrar Anthony Bridgerton!

Entraron todos a la oficina de Anthony, que aún la sostenía fuertemente del brazo, pero sabiendo que Kate lo miraba, la dejó caer delicadamente en el sillón.

-¡Eloise, por favor querida hermana! ¿Me puedes decir quién es Theo Sharpe?
Eloise pudo hablar, más bien, lo primero que se le ocurrió para suavizar las cosas era preguntar.
-Le dijiste a Kate que Theo tiene que ver con Penelope. ¿A qué te refieres?
La mirada de Anthony se llenó de frustración, estaba a dispuesto a gritarle, pero sabía que Kate miraba.
-Theo mencionó en la cárcel que te conoce y que ese fue el motivo principal por el cual protegió a Penelope de un mal irremediable, en eso se lo agradezco, pero también nos comento que trabaja en una imprenta fuera de Mayfair y que tú has ido a reuniones clandestinas sobre el derecho de los trabajadores. Digo, tú nunca has trabajado Eloise. ¿Qué buscabas?
-Buscaba, buscaba...- se puso de pie de forma vertiginosa . -Buscaba entender porque somos tan distintos, porque no podía creer que mi propósito en la vida sólo sea ser una dama educada para tener un marido, atarme a alguien que a lo mejor no comparta mis pensamientos, mi forma de ser. Tú no lo entiendes ni lo entenderás Anthony, porque eres un hombre y aparte cabeza de familia adinerada.

Anthony se quedó estupefacto, ciertamente el nunca se había puesto a pensar en eso, lo dejó atónito que su hermana fuera capaz de pensar así, la consideraba rebelde, pero no una idealista.

-Ahora comprendo. - Respondió de forma tranquila que tanto Benedict como Kate se quedaron sorprendidos.

Se levantó y abrazó a su hermana que comenzó a llorar.

-Algo bueno ha salido de esto, gracias a ese hombre, Penelope se encuentra bien y le ha devuelto la paz a nuestro hermano. Solo te pido Eloise, que no vuelvas a verlo, hemos de ayudarlo, pero nada más, al menos... que... ¿te comprometió?
-No.- su voz resonó.
-¡Gracias a Dios!
-¡Vamos Eloise!- dijo tranquilamente Kate.- Vamos con Penelope.
-¡Gracias Kate!

Las mujeres salieron, Anthony y Benedict volvieron a salir, con destino a la comisaría.
Cuando llegaron a la habitación donde se encontraba Penelope, ya estaba llena de toda la familia, ya no había tristeza ni preocupación, solo risas.
Eloise corrió a abrazar a Penelope. Lloró.

-Estoy bien, Eloise. Tranquila.
-Lo sé. Solo que estoy muy alegre de tenerte aquí. ¡Te quiero mucho Pen!
-¡También te quiero mucho Eloise! ¡Gracias!
-¡Bueno! Seamos prudentes, hay que dejar descansar a Penelope, tiene que recuperar fuerzas. Te mandé a traer algo de comer querida. -dijo amablemente Violet.

Colin no se despegó de ella, le dio de comer en la boca y la vio dormir en la noche, siempre dándole besos en la mejilla para sentir su calor. Ella sonreía, era la señal para Colin de que ella estaba bien. ¡Claro! Siempre estuvieron acompañados, aunque Colin quería decirles que ya no tenía caso, ya estaban unidos, más que unidos.

Después de dos días, Colin sostuvo a Penelope para que se acercara al balcón, Portia, Violet y Eloise miraban la devoción de Colin, su trato, su respeto, su amor. La llevó para que le diera un poco el sol, se quedaron parados bastante tiempo hasta que Penelope comenzó a sentir náuseas.

-¡Colin! No me siento bien. Creo que mi estómago está revuelto.
-¡Oh! Seguro es porque te levanté muy rápido y te traje caminando hasta aquí. Pero ya se te va a pasar.

Violet que miraba la escena, le dijo a Eloise que llevara a Portia al salón porque irían a tomar el té.  Se acercó a la pareja.

-¿Te sientes mal, Penelope?
-La verdad si, tengo revuelto el estómago y además tengo escalofríos, un poco de mareo y..
-Ya no sigas querida, llamaremos al doctor. Colin, regrésala a la cama. Y sal un momento.

Colin obedeció al pie de la letra a su madre y salió de la habitación preocupado.

-Madre. ¿Piensas que tiene algo grave?
-¡Colin Bridgerton! ¿Comprometiste a Penelope?
-¡Madre! Pues... si... estamos comprometidos, Kate y tu organizaron la cena de compromiso, ¿no lo recuerdas?
-¡Colin! Me refiero a si ya... ¡Oh por Dios! No se para que te pregunto, si yo misma los encontré. ¡Ay! Colin. ¡Creo que vas a ser papá!

Después del baileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora