Capítulo 5.
Woof Woof
Era todo lo que escuchaba en esos momentos, me levante asustada y al voltear vi al perro mas grande de la casa viéndome fijamente mientras ladraba e intentaba dar saltos, este no era solo un perrito indefenso, este perrito en dos patas era mas grande que yo y pues no me consideraba una persona de baja estatura, aun así era muy temprano el sol no habia salido y aun así ahí estaba, ladrándome sin parar, decidí fingir demencia, ponerme en la esquina de la cama y envolverme en las sabanas, así pensé que iba a creer que estaba dormida, pero no fue así, por mas que fingi demencia no paraba.
-Toby shhhhh, has silencio- le trate de decir en susurros pero toby estaba en su mejor concierto a las 5 de la mañana, volví a fingir demencia y senti pasos en dirección de la habitación.
-Toby deja a Alana vamos- escuche que decía una fuerte voz mientras le daba una palmada, aun así, hizo un sonido de perro indignado y nada lo paraba, después de un tiempo lograron sacarlo.
Entre esas volví a quedarme profunda pues mis mañanas no empezaban a las 5 am si no a las 7, me bastaba el tiempo para salir a la oficina y colaborar con algunas planeaciones, al despertarme sentí mucha tranquilidad, mucho silencio algo que era casi imposible en un mundo de perros como era en esa casa. Aun así me dispuse a realizar mi rutina de costumbre y no fue una sorpresa ver a Luis tan activamente pues ya se habia puesto el uniforme de trabajo y tenia una taza de café a la mano.
-Hola Dormilona, no es por apurarte pero vas tarde- me dio un toquesito en el hombro y siguió su camino, su aviso solo hizo ponerme los nervios de punta y actuar con un poco mas de rapidez.
Ya estaba lista y desayunando cuando me di cuenta que el uniforme no me quedaba mal pero quería darle un toque de mi estilo, me sentía como una granjera, una chica que salió de la ciudad al campo, solo que en mi caso yo no era una super estrella de pop, aunque quisiera.
-Alana, Alana- me estaba llamando la señora francisca.
-¿Si?- conteste
-Nena espero que hayas dormido bien, perdona a toby es un poco imprudente con los nuevos, además no creo que te haya reconocido, la próxima solo ignóralo más- dijo muy sonriente.
-Esta bien, eso hice, me asusto un poco, pues su tamaño impone un poco de terror- le dije recordando como me senti en ese momento.
-Ja ja ja ja, discúlpame las risas Alana pero no me imagino el susto que te tuvo que pegar, los niños no se quieren acercar por acá, ya que es el oso de la cuadra, pero bueno espero que te este gustando tu estadía.
-Si, me va gustando, aunque tengo muchas dudas todavía, supongo que es lo normal, es algo nuevo para mi, no habia convivido con tantas personas a la vez aunque siendo realista pensé que era un voluntariado mas llamativo
-Lo sé chica, muy pocos llegan a este rinconcito del mundo hacer voluntariado, además no nos digamos mentiras, el lugar no es el mas cómodo, la sensación térmica no baja de 40 grados, el lugar no se encuentra si quiera en el mapa y no hay muchas cosas que realizar, algo triste pero muy realista- dijo con bastante nostalgia y la comprendí, comprendí cada palabra que dijo porque muy en el fondo hasta yo no sentía comodidades que en otros lugares si, efectivamente el calor era horrible y la cantidad de pequeños animales igual, sin embargo quise darle una oportunidad al lugar, no todo está tan perdido, hay cosas que se pueden recuperar, si un corazón roto puede sanar, un pueblo puede ser un corazón para alguien más.
-Pero señora francisca ¿No hay turistas?
-Realmente son muy pocas las personas que llegan aquí, siempre son personas con familiares, que están huyendo de algún lugar, o personas con dinero que vienen apropiarse de muchas cosas de aquí, los turistas llegan siempre en época de festivales, lastimosamente aquí solo hacemos uno al año y es ya al final- dijo muy nostálgica, algo que note de ella era eso, su nostalgia al hablar, hablaba despacio evitando que se le escaparan palabras, lo hacia con experiencia y con cuidado alguno, una persona bastante sencilla con mucho que decir.
-Asi que por eso veo que todos se conocen, ¿no? Supongo que siempre son las mismas caras.
Y esto lo decía con todo el realismo pues los días anteriores me habían preguntado quien era, no me reconocían, así que todo se conocían con todos.
-Sip nena, así es aquí, por otro lado Mar te dejo esta lista, debes ir a recoger los alimentos de hoy, ya esta todo pago- y así como llego se fue, ya habia terminado con mi desayuno y con esa pequeña conversación que me quedo muy presente.
Cuando iba de salida vi a Luis subiendo a un pequeño camion y me dio bastante curiosidad saber hacia donde se dirigía.
-¿Hacia donde vas?- vi como se sobresalto
-Alana me asustas, hoy voy hacia la granja, creeme estos no son los únicos animales que reviso en mi día a día, algún día deberías venir, te encantara- me dijo con una gran sonrisa.
-Posiblemente si, posiblemente no, voy a ver si realmente puedo un día de estos ir, chaito Luis- me despedí y me dedique a caminar pues según esto el camino no era largo pero debía tener precaución, al salir a la esquina indicada lo primero que encontré fue un pequeño super market en toda la esquina, pintado de varias frutas, algo extraño para mi gusto, al entrar no había nadie así que solo decía buenos días a ver si alguien me escuchaba, pero no era así, me dispuse a coger cosas que estaban en la lista 5 manzanas ¿Rojas o verdes?, al agacharme a recoger algunas deje caer dos, recogí una, al recoger la segunda mi mano rozo con otra mano y quite la mía rápidamente.
-Perdón no sabia que había alguien, voy a llevar estas manzanas-al alzar la vista sentí un flechazo, pero un flechazo visual el chico que esta frente a mis ojos era atractivo, bastante.
Tenia el cabello largo hasta los hombros con pequeñas capas, además tenia unos ojos grandes cafés mas que cafés eran un color dulce como la miel, su mirada era brillante e hipnotizante, su sonrisa era amplia y su estatura era aceptable, mucho.
-Tranquila, fue mi culpa no estaba en mi puesto en hora laboral, además de manzanas ¿Qué vas a llevar? - Al terminar de hablar solo me fije en su acento, un acento bastante similar a los habitantes de aquí pero bastante diferente al mío, me encantaba, aun así actue lo más seria posible.
-Yogur, cereales, mandarinas- dije en orden especifico.
No me dijo nada solo se dispuso a organizar todo sin mirar atrás mientras iba agarrando las cosas tenia una expresión bastante serena, familiarizado con todo. Agarro las cosas y las puso en una bolsa.
-Mira aquí esta tu pedido, siempre a tu disposición.
-Gracias- agarre la bolsa y me fui con el corazón acelerado, sin saber que me estaba pasando pues, en lo que llevo de vida no me había pasado con tanta fuerza y más en un lugar que es completamente desconocido para mí, además un flechazo a primera vista, eso era algo que consideraba imposible.
ESTÁS LEYENDO
El jardín de los lirios
Fiksi RemajaDespués de vivir toda su vida en el mismo lugar, Alana y su familia pasan por situaciones que los llevan a cambiar su estilo de vida, algo que no pone de muy buen humor a Alana, pues siente que esta viviendo en una gran tormenta sin cesar, de la cua...