Capítulo 7

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Capítulo 7.

Al llegar al lugar hice la rutina de todos los días, abrí las puertas, una puertas que llegaban hasta el piso e iniciaban un poco mas bajo del inicio de la pared, estas estaban pintadas de un color morado pastel, un lila, además al abrirlas entraba todo el aire necesario para ventilar, cada vez se sentía el característico olor de la casa, todavía no estaba segura que olor era, solo sabia que era un olor floral muy agradable al olfato, el piso resplandecía, cada tarde antes de salir era lo último que limpiábamos, así que todo estaba en su lugar, lo cojines, las sillas mas cómodas en las que me he sentado, las mesas y floreros.

Mar era una persona estricta, pero con excelentes gustos, ella era una de las responsables del porque esto se veía tan precioso, pues mantenía todo en su lugar y si podía agregar cosas, lo hacía.

-Alana antes de que lleguen las chicas revisa cuantas botellas de agua hay, luego has lo de siempre, debo entrar a una reunión así que no permitas que nadie entre a la oficina.

-Claro Mar, de paso les regare agua a algunas plantas, ¿te parece?

-Me parece perfecto, por eso me caes bien, sabes que hacer antes de siquiera decirlo- se fue con una gran sonrisa.

Entre a la cocina y me di cuenta de que quedaban solo cinco botellas de agua, caí en cuenta que mi vida es tan aburrida y monótona que casi siempre hago lo mismo. Al salir de ahí me puse hace "lo de siempre" básicamente en el jardín de esta casa hay un duraznero y es tan fructífero que casi todos los días encontramos uno que otro en la tierra, así que mi tarea es recoger los que están buenos y frescos, ponerlos en una cesta y esta misma ponerla en cocina, a disposición de todos los invitados, lo dañados ponerlos en el lado en el que se recolecta cosas para el compost de las planticas.

En si el jardín, es el jardín perfecto siempre hay polinizadores, hay mariposas, una que otra vez veo algún colibrí, sus flores favoritas siempre son las mismas, las margaritas, esas siempre están rodeadas de mariposas mientras que mis flores favoritas parecen no ser tan apetecida por ellas, los preciados lirios que me encantan siempre están solos, sin nada rodeándolos. Y así me dejo llevar por mis pensamientos mientras voy recogiendo fruta por fruta, disfrutando de la calma antes de la llovizna.

Y fue así como fueron pasando las horas hasta escuchar varias voces bastante animadas, no paraba una cuando la otra ya estaba contestando, hoy los chicos llegaron bastante temprano, en el corto tiempo que he estado aquí, me he hecho amiga de algunas de ellas, pues verlas tan jóvenes y llenas de energía, solo con sentarme a su lado ya estoy plena y con mucha felicidad.

Al salir me reciben gritos de felicidad, voces por doquier, parece que en este momento hubieran más de 50 personas, pero son solo 7 chicas adolescentes con muchas preguntas.

-Aliii estas aquí, te estábamos buscando.

-¿Qué vamos hacer hoy Ali?

-¿Hasta que hora vamos a esperar? Deberíamos comenzar ya.

-Ali tengo mucha sed, ¿Hay agua?

-Te extrañe mucho Ali, siento que no te veo hace años.

Y no paraban los comentarios, era uno tras otro, un abrazo por aquí y otra zarandeada de brazo por allá.

-Chicas no puedo escucharlas a todas al tiempo ¿Cómo están?

-Bien, aunque un poco cansadas- sabia de donde venia esa respuesta, Camile, era una chica que nunca le faltaban palabras.

-Además de Camile alguna me quiere contar la razón de su cansancio, mientras vayan sentándose donde más se sientan cómodas.

-La verdad en la escuela siempre hay trabajos que hacer, siempre hay algo que debemos hacer.

-Yo les recomiendo que se disfruten cada etapa, después uno extraña con el corazón la escuela, sus amigas y lo que conlleva estar ahí- les dije con bastante nostalgia, pues siempre que hablaba de la escuela me acordaba de mis amigas.

- ¿Por qué lo dices Ali?- Grace era una de las mas curiosas del grupo, además me ponía bastante atención al hablar.

-Las cosas cambian mucho al salir de la escuela Grace, llegan responsabilidades que antes no se tenían, a veces por situaciones de vida debemos alejarnos de las personas que mas queremos porque el tiempo se reduce muchísimo, son cositas pequeñas, pero con grandes impactos.

Ella y las demás se quedaron en completo silencio pues no habían contemplado la idea de no verse a diario y compartir en estos pequeños espacios como las amigas que son, entraron en un pequeño tiempo de reflexión de cual las saque muy rápido.

-No es momento que se preocupen por eso, todavía les falta mucho tiempo. Tenemos una actividad por hacer, hoy vamos a hacer una carta a nosotras mismas- Al terminar de eso solo vi sus caras, llenas de preocupación y confusión- Ja ja ja ya estoy viendo caras confundidas, simplemente vamos a hacer una carta para cada una, hablando bonito de nosotras mismas, encontrando grandes cualidades que poseemos, es difícil escribir de uno mismo, pero créanme que es un ejercicio que vale la pena.

Les entregue las pequeñas hojas con bordes decorados de colores, algunos con puntos otros con arcoíris, solo las veía a lo lejos escribiéndose cartas sin saber que decir, no las juzgo, tengo muchos mas años que ellas y así como tengo mucha mas edad tengo mucho mas desconocimiento de mi misma, no se quien soy ni que escribirme, así que guarde la hoja en blanco, con la meta de llenarla al descubrirme.

Mientras estaban muy ensimismadas vi que llegaron mas botellas de agua pues Mar estando en su reunión me dijo que completáramos dos docenas, ya que el lugar era bastante caluroso y solo provocaba beber y beber agua sin parar, al levantarme a la puerta vi un rostro bastante conocido.

-Ey chica de las manzanas- me dijo con la gran sonrisa que lo caracteriza, juro que siento como brilla y me ciega.

-Hola chico ¿Del agua? - le dije con bastante curiosidad, viéndolo de arriba abajo.

-Ja ja ja, dime como prefieras, me considero un chico multitareas, supe que debía traer botellas con agua aquí mismo, pero no pensé encontrarme con mi fiel cliente.

-Tu fiel cliente trabaja aquí, de hecho, fue la encargada de pedir el agua- le seguía la conversación cargada de humor.

-Ahh ¿Pero trabajas? No pensé que lo hacías ja ja ja- sus risas se escuchaban como cantos, Dios, ¿Me gusta o porqué lo veo así? ¿Por qué veo especial todo lo que hace, hasta lo más mínimo?

-¿Cómo que no? Si siempre voy con el uniforme, se que me queda genial pero no pensé que para tanto.

-Con que ese feo overol era tu uniforme, menos mal, pensé que tenias un mal gusto y ya- todo me lo decía en su tono ¿sarcástico? ¿burlón? No estaba segura, pero me encantaba

-Ok, ahora tengo mal gusto.

-Tal vez, aun así, chica manzana, mm fírmame aquí, pues recibiste las botellas completas ¿no?

-Mmm- las conté rápidamente y así era- sí, están completas- firme la lista y se la entregué- muchas gracias por todo.

-Con gusto, espero verte mañana a la misma hora de todos los días, cliente especial.

Y así sin más se fue, dejándome con una sonrisa grabada en el rostro.

-jum jum- sentí un pequeño llamado, al voltear vi a mar con una mirada escaneadora mientras tenia un brazo en la cintura.

-Mar, ya llego el agua, debería acomodarlas.

-Ali créeme que se que ya llego y no solo yo lo sé- miro hacia cada uno de los presentes.

-Ok, voy a acomodar esto- cuando iba saliendo del espacio sin mas solo escuche risillas y murmullos diciendo "chica manzana" que vergüenza, aun así, no mire atrás pues estaba bastante feliz por encontrarme con el chico amable que vende manzanas.

El jardín de los liriosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora