Capítulo Final.

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Chiara Harrison. 

El día de la boda había llegado, después de haber dado mil vueltas por el mismo camino: el juicio, los problemas familiares, y... otras cosas, pero por fin un día en el que podíamos comenzar a ser felices, sin pensar en nada más que en lo bien que se veían los novios disfrutando. Me preguntaba como había sido posible que Alison, ya esposa de mi padre, me haya caído mal en un inicio. Eso era lo que creía la mayoría, pero personalmente después de haber analizado la situación, en realidad mi enojo se debió más a que mi padre esperase a tener un accidente para poder sacarlo a la luz.

Ella era un amor de persona, y en el tiempo que había estado allí conociéndola, podía asegurar que llenaría de luz nuestro hogar nuevamente.

Me la pasaba sonriendo en grande, de oreja a oreja, bastante notable. Ver a mi padre besándola, susurrándole lo bien que se veía y disfrutando de su nuevo amor, me alegraba el corazón. Se lo merecía: por haber sido un buen padre, y un buen hombre en todos sus sentidos. Él en algún momento había dejado de serlo, según lo que mis ojos veían, pero en realidad solo había estado viviendo su duelo. Y si algo había aprendido con el pasar de los años, era que no todos podían sobrellevar las cosas de la misma manera, y eso estaba bien, siempre que pusiéramos límites.

Quería dejar de pensar en que me habría gustado abrazarlo en aquel momento, pero también había estado cegada por el dolor que había dejado el fallecimiento de mi mamá. Así que intentando, como siempre, dejar el pasado y los pensamientos intrusivos atrás, corrí a tropicones con los tacos hacía donde él estaba, lo abracé tan fuerte que resultó en un abrazo eterno para mi memoria. Tan único, tan real.

—Te amo, papá —dije con lágrimas en los ojos —, en serio lo hago.

Él se secó rápido las gotas que comenzaban a salir de sus ojos y a deslizarse por sus mejillas.

—Yo te amo más mi pequeña princesa.

Con una risa picara, me tomó del brazo y me llevó hacía la pista con él. Inventaba pasos de baile que jamás en mi vida había visto. Todos se acercaron para formar una ronda y aplaudir lo que fuese que estábamos haciendo, pero era divertido.

Minutos después el DJ hizo una seña con los dedos, avisando que ya pondrían a tocar el vals.

Perfect de Ed Sheeran sonaba en el lugar, retumbando en las paredes, y en los oídos. La canción era tan personal para todos que lograba estremecerlos. Mi padre y Alison comenzaban a acercarse sin quitar sus miradas de encima. Él la sostuvo de la cintura, y ella rodeó su cuello con sus largos brazos. Cuando la mitad de la canción llegó, las personas se unieron en pareja para acompañar en el vals a los novios.

Cada uno estaba sumergido en su propio mundo. Lo único que existían eran las miradas profundas, y los besos cálidos.

Sonreí al percatarme de que Susan estaba bailando con Alexander. Ella llevaba puesto el vestido de encaje que habíamos comprado el día anterior después de salir del tribunal, paseamos por toda la ciudad con Nicole, quien seguía integrándose a nosotras.

 Ellos no me vieron, y lo prefería así, porque no quería interrumpir desde la distancia un momento que quizás querían que fuese para siempre. Era enternecedor, observar como sus narices chocaban dándose cariño, mientras se miraban fijamente para después cerrar sus ojos y sonreír enamorados. Me alegraba saber que Alex estaba centrándose en lo que debía, y aun que sería un camino realmente largo y agotador, estaba en buenas manos, y claro, tenía una hermosa compañía que llegaba a ser incondicional. 

Y a lo lejos noté a Lucas, que intentaba sutilmente ligarse a una muchacha que era hija de uno de los tantos amigos que tenía mi padre. Me dio un poco de risa, pero lo disimule, porque nunca lo había visto con alguien de esa manera. Lucas había sido siempre así; un poco exaltado para las fiestas, pero bastante reservado en cuanto a su vida personal. Muy poco se sabía de él, pero eso no le quitaba que fuera un buen chico, o al menos yo tenía esa versión de él, porque siempre me había brindado lo mejor de su persona. 

Y en mi añoranza de poder vivir todo eso alguna vez, mi novio, el mismísimo Thomas Morgan, me abrazó por la espalda. Rodeó mi cintura, y escondió su rostro en mi cuello. Me giré inmediatamente, al encontrármelo de frente le sonreí.

—¿En dónde estabas? —pregunté.

—Con tu hermano —respondió mientras me tomaba de las manos —. ¿Bailamos?

Asentí alegremente, porque inconscientemente lo había estado buscando.

No sabía, y tampoco sé cómo explicar la paz que me generaba tenerlo cerca, pero sucedía. Como si mi corazón supiera que con él ahí, cerquita de mí, no tendría que preocuparme de nada, porque era él de quién siempre había estado enamorada, y saber que cuidaría de mi, y de mi corazón, me hacía sentir cosquillas por todos lados.

Su cuerpo y el mío se juntaron para bailar, y crearon las más bonitas de las sensaciones. Parecíamos el Sol y la Luna bailando al compás en un eclipse. No podía evitar dejar de sonreír, me era imposible ocultar la felicidad del instante en el que solo éramos él y yo.

Besaba lentamente mis labios, y el azul intenso de sus ojos, se iluminaban constantemente cuando me miraban.

Al terminar la primer canción lenta, me cogió de la mano y me llevó casi corriendo hacía el jardín que yacía vacío, bajo la luz de la luna. Se veía hermoso en la oscuridad, sus facciones resaltaban volviéndome loca. No lo soportaba, así que salté balaceándome hacía él y lo besé lento pero apasionadamente.

Allí, alejados de todos, sin que nada pudiera oírnos, por primera vez me atreví a confesarle cómo me había sentido siempre con su presencia.

Morgan, aún hipnotizado conmigo, comenzó a sollozar, diciéndome que había esperado ese momento durante años.

Me sentí aliviada, y descansada. Todavía existía mucho que explicarle, y que hacerle entender, pero tenía probablemente toda una vida para ello. Sin embargo, no nos arrepentíamos del largo viaje que nos había costado para llegar a donde estábamos, porque después de todo, sucedió: cuando dejamos de sentir miedo...

FIN.

Cuando dejamos de sentir miedo. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora