TN traiciona a su clan para salvar a Meliodas y Elizabeth, pero su acto heroico le cuesta caro. Maldecida por las deidades, vive con un vacío emocional que la separa de todos y una magia que destruye su memoria y vitalidad cada vez que la usa. Ahora...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Con el grupo finalmente a salvo en el castillo de Arthur, las tensiones de la batalla comenzaron a disiparse. Los sirvientes de Arthur se encargaron de asignar habitaciones para cada uno de los miembros, asegurándose de que estuvieran cómodos y pudieran descansar adecuadamente. Meliodas, Elizabeth, Ban, King, Diane, y TN, aunque agotados, agradecieron el refugio y la calidez del castillo.
Arthur, preocupado por el estado del grupo, personalmente se aseguró de que cada uno estuviera instalado y atendido. Merlin, por su parte, continuó con sus estudios en busca de respuestas sobre los Diez Mandamientos y la conexión de TN con ellos. La noche en Camelot era tranquila, solo interrumpida por el ocasional murmullo del viento contra las ventanas.
Aunque todos se habían acomodado en las habitaciones asignadas, TN era incapaz de conciliar el sueño. A pesar del cansancio que pesaba sobre ella, su mente no dejaba de darle vueltas a las palabras de Galand y las revelaciones sobre su pasado. Sentía un vacío en su pecho, una inquietud que no la dejaba en paz.
Finalmente, incapaz de soportar más la ansiedad, se levantó de la cama, siendo cuidadosa de no hacer ruido. El castillo de Arthur estaba en silencio, y la luz de la luna se filtraba a través de las grandes ventanas, iluminando suavemente los pasillos. TN decidió seguir ese rastro de luz, permitiendo que la guiara por el castillo.
Sus pasos eran ligeros y silenciosos mientras deambulaba por los pasillos de piedra. La calma de la noche contrastaba con el tumulto en su mente. Cada sombra en las paredes parecía susurrar secretos del pasado, y cada rayo de luna la hacía recordar lo que había perdido y lo que aún no comprendía del todo.
Después de vagar por el castillo por lo que le parecieron horas, TN encontró su camino hacia el exterior. La frescura del aire nocturno la envolvió mientras salía al jardín del castillo, y sintió un alivio momentáneo al dejar que sus pies tocaran el suave césped. Caminó despacio, con la mirada perdida en la luna que brillaba en lo alto, bañando todo con su pálida luz.
Mientras paseaba bajo el cielo estrellado, sus pensamientos se volvieron hacia Zeldris, Meliodas, y las partes de su pasado que habían quedado enterradas en su memoria. El jardín de Camelot estaba tranquilo, casi como si el tiempo se hubiera detenido en ese lugar.
—¿Qué es lo que realmente significa todo esto? —susurró TN al viento, esperando en vano una respuesta.
El silencio fue su única respuesta, pero en ese momento, el silencio era lo que necesitaba. Siguió caminando, dejando que el sonido suave de sus pasos sobre la hierba y el brillo de la luna la acompañaran en su soledad, buscando algún tipo de paz o claridad en medio de la confusión que la envolvía.
TN caminó durante varios minutos más, dejando que sus pensamientos fluyeran libremente. Finalmente, se detuvo y se dejó caer suavemente sobre el césped, con la mirada fija en la luna. A su alrededor, las estrellas parecían formar patrones familiares, pero ninguno lograba despejar la niebla de sus recuerdos confusos.
