16. Lo que Puedo hacer Por Ti.

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TN despertó de repente, su cuerpo adolorido y su mente envuelta en un torbellino de confusión

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TN despertó de repente, su cuerpo adolorido y su mente envuelta en un torbellino de confusión. La última cosa que recordaba era la feroz batalla en el bosque. Ahora, el escenario había cambiado drásticamente. Estaba en Liones, el aire pesado con una sensación de desesperación..

Parpadeando para despejar la niebla de sus recuerdos, TN enfocó sus ojos en una figura familiar tendida en el suelo, herida. Elizabeth yacía con una gran herida en el abdomen; el rayo de Dreyfus la había alcanzado de manera devastadora. La sangre se filtraba a través de sus ropas, teñidas de rojo. El corazón de TN se encogió de angustia y preocupación al ver la gravedad de la herida.

Mirando a su alrededor, TN vio a Meliodas acercándose rápidamente. Su rostro, marcado por una seriedad poco habitual, mostraba una determinación palpable. Cada paso que daba estaba cargado de una tensión emocional que TN no había visto en él desde hacía mucho tiempo.

—¡Elizabeth! —Gritó Meliodas, arrodillándose junto a ella y tomándola en sus brazos con una suavidad y urgencia que solo podía provenir de alguien profundamente preocupado. La desesperación en su voz era evidente, y TN sintió una punzada de angustia resonar en su propio corazón.

Meliodas levantó la vista, sus ojos brillando con una mezcla de agradecimiento y dolor.

—Necesitamos mantenerla con vida hasta que podamos curarla —dijo Meliodas, su voz firme pero teñida de desesperación—. Sus heridas son graves.

TN asintió, luchando contra la debilidad en sus piernas. Se arrodilló junto a Meliodas y observó la herida de Elizabeth con atención. La sangre continuaba fluyendo y la piel de Elizabeth se volvía cada vez más pálida. TN cerró los ojos por un momento, reuniendo sus fuerzas. Aunque su magia estaba debilitada por las maldiciones, aún tenía el potencial para ayudar.

Concentrándose, TN comenzó a canalizar su energía, utilizando su magia curativa. Sentía el flujo de poder atravesar su cuerpo, luchando contra las barreras que su maldición imponía. El proceso era agotador; cada esfuerzo drenaba su vitalidad, pero se negó a detenerse.

La herida de Elizabeth comenzó a cerrarse lentamente, el sangrado se detenía poco a poco. Meliodas observaba en silencio, su respiración se volvía menos tensa a medida que veía la mejora. TN continuó, empujando sus límites, sabiendo que no podía fallar en ese momento crucial.

Mientras trabajaba, TN fue invadida por destellos de recuerdos fragmentados. Imágenes de sí misma en el pasado, protegiendo a Elizabeth hace 3.000 años, luchando contra fuerzas oscuras para mantenerla a salvo. La similitud con la situación actual la golpeó profundamente, haciéndola sentir atrapada en un ciclo interminable de sacrificio y protección. El dolor emocional se mezclaba con el físico, pero se negó a dejar que la abrumara.

Finalmente, cuando la herida de Elizabeth estaba lo suficientemente estabilizada, TN se dejó caer hacia atrás, jadeando por el esfuerzo. El agotamiento era palpable en cada músculo de su cuerpo, como si las maldiciones que la atormentaban también se hubieran hecho presentes en su físico. Meliodas la miró con un respeto renovado, sus ojos reflejaban una gratitud profunda y sincera que TN apenas podía soportar.

El Sacrificio de la Traición - Meliodas x TNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora