Destinados a brillar

La despedida definitiva

Casi no he podido dormir, estoy muy nerviosa. Nathan va a hacer un esfuerzo y va a venir también a mi graduación, él dice que no es ningún esfuerzo pero aún así le agradezco muchísimo que vaya a venir. Mi familia también va a venir, bueno mi madre,
mis abuelos, mi tío Tomás van a estar presentes cuando coja el diploma y Nathan igual. Los demás nos reuniremos para cenar. Sinceramente eso de que Nathan y mi familia vuelvan a estar juntos vuelven a despertar nervios en mi interior y ya sé que no es la primera vez pero aún así.

He ido a clase, no había casi nadie (unas cinco personas) y bueno no tenía pensado ir pero yo quería por si me decían algo, spoiler no me han dicho nada y Elena ni se ha molestado en venir, he ido para perder el tiempo. Niax era la única que se ha quedado todo el día junto conmigo, Mia, Nadia y Alex no se han ido a la hora de comer y bueno Carla esta semana no iba a venir porque venían sus primos de Estados Unidos, creo.

Y este es mi último día porque el miércoles y el jueves me voy a mi pueblo con mi madre, vengo el jueves por la tarde pero no pienso venir a clase, es el último día.

Me pongo mi vestido largo con una raja en la pierna disimulada, es azul oscuro y tiene brillos. Me he dejado el pelo rizado y suelto solo que con una trenza a un lado y de zapatos llevo los que Nathan me regaló. Podría haberme comprado otros, sí pero quería llevar los de Nathan.

Me monto en el coche

—¿Lista?— pregunta mi madre antes de arrancar

—Lista

—Vas guapísima

—Tú también

Quedamos en recoger a Nathan pero como tenía que hacer algo dijo que iba por su cuenta. Luego mis abuelos van con mi tío que nos encontraremos con él antes de entrar al instituto.

—Que mayor eres ya, antes que eran un bebé pequeñito y ahora que estás tan grande, ya has acabado cuarto de la eso— se le empieza a caer una lágrima

—Vamos mamá ni que fuera a... yo que sé

—Lo próximo será casarte y tener hijos

—Lo de casarme no lo veo y lo de tener hijos menos aún

—¿Ni con Nathan?

—Mamá tengo quince años a lo mejor no esté con Nathan en un futuro, lo que sea será

—Yo creo que Nathan y tú sois perfectos el uno para el otro— me encojo de hombros— Estáis bien. ¿No?

—¡Claro que si!

—¿Entonces?

—Que nada es para siempre

—Hay excepciones

—Mamá tengo quince años soy muy joven todavía— me río— además no se supone que mi novio te debería caer mal o algo así, porque ningún chico es lo suficiente para mi

—Nathan me cae muy bien y creo que te hace bien y además en un muy pero que muy lejano futuro vuestros hijos serán muy guapos

—¡Mamá!

—¿Qué?

—Que no veo ahora mismo ni lo de casarme ni lo de los hijos, casarme me casaría una noche loca en las vegas— bromeo— y ha escondidas, eso si me caso

—Venga despierta

—Y lo de los hijos, ¿Tú crees que si no me soporto ni yo voy a ser capaz de soportar a un mini yo?

—Entonces descartado eres muy difícil de soportar

—¡Mamá!— me río— además esta conversación es muy rara, unas personas normales hablarían de la conversación no de esto