Epílogo 4

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Me vine a pasar unos días a Madrid, me ha salido una audición para una banda. Llevo desde que me fui de casa intentando que me contraten en locales o en bares y en Texas no he conseguido nada, y de eso fue cuando tenía diecisiete años, llevo intentándolo dos largos y cortos años. Digo dos porque me tome un año libre.

Mi madre me avisó que en el suelo de un supermercado se había encontrado un folleto de "se busca guitarrista". Como si el destino lo hubiera puesto en mi camino, no me lo pensé más y me fui a intentarlo, quizá en Madrid encontrase algo. Me cogí una habitación para dos días, visité a mi madre, a James y a Miguel. James sigue igual que siempre, solo que más centrado, está estudiando medicina, me alegro que todo le vaya por fin bien. Con Miguel me entran arcadas de verlo tan pillado por Alex, llevan ya un tiempo juntos y bueno supongo que no a todos se les van las chispas. Alex vino a la quedada y cuando la miré supo lo que intentaba transmitirle (sí, a Narel le iba bien) ella solo asintió y sonrío y ya no indagamos más en el tema.

Alisa no hay mucho que decir de ella, le empezó a gustar el teatro y se puso a hacer castings. Ella ha tenido más suerte y ha conseguido varías ofertas, ahora vive en los Ángeles.

Autumn y Austin están muy grandes, me da pena no poderles haber visto crecer. Austin ahora es un tipo aburrido obsesionado con la Switch y Autumn con la pintura, está igual que siempre llena de alegría.

Cárter y Alberto no quieren saber nada de mi y yo tampoco tengo mucho interés por saber que tal les va todo.

Mi madre se nota que cada vez tiene menos energía, ese idiota se la está consumiendo, cada vez que se lo recuerdo agacha la cabeza, finge una sonrisa y dice que todo está bien y que no me preocupe que viva mi vida.

Me preparo para salir e ir al lugar para hacer la audición. Cojo mi funda en la que llevo mi guitarra y pillo un Uber.

Cuando entro, veo que hay una mesa en la que están tres personas, primero, veo a un chico rubio claro teñido, liso, es el único que tiene un bronceado perfecto, los demás son pálidos y lleva una camiseta al estilo hawaiano, con dos botones desabrochados, tiene una mirada seductora, a su lado una chica de pelo color borgoña, con flequillo a un lado y tiene el cabello plenamente lacio, tiene anillos en la mano y finge indiferencia y cansancio, la palabra correcta asco y cansada de vivir, tiene todo el brazo tatuado y por último un chico de pelo rizado castaño, parece el más amable de todos. Salgo al escenario y me quedo ahí

—¿Como te llamas?— pregunta el de la mirada seductora

—Nathan, soy Nathan Ariza

—Cállate y acabemos con esto, quiero irme a casa— se queja la pelirroja y el del pelo castaño le lanza una mirada de reprimiéndola

Comienzo a tocar y todos se concentran, de no prestarme nada de atención comienzan a hacerlo

—Para— me frena la chica— Estás dentro

—¿Qué?— se queda confusa una chica que entra, con un traje— frena quedan más personas

Echa la cabeza para atrás y suspira fuertemente— Mira, honestamente estoy hasta los cojones de...

—No tienes— se ríe solo el rubio y la chica de traje niega con la cabeza y el otro pone los ojos en blanco

—¡Pues estoy hasta el chumino, me quiero ir a mi casa y acabar con esto de una puta vez!

Destinados a brillarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora