Capítulo 33: Una nueva Alianza

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Sabíamos que la Sombra Roja no tardaría en lanzar un ataque masivo, y esta vez, no podríamos enfrentarlos solos. Necesitábamos aliados, y los necesitábamos rápido.

Alaric, sabiendo lo que tenía que hacer para protegernos, se reunió con nosotros en la sala principal de la cabaña y nos dijo: "Hay algo que necesito contaros" dijo, captando nuestra atención de inmediato. "En Eternal, no somos los únicos que poseemos poderes y secretos antiguos. Hay otros seres mágicos, que una vez lucharon contra la Sombra Roja, pero han pasado siglos escondiéndose, camuflándose entre los humanos. Nadie sospecharía de ellos ahora, pero son nuestros únicos aliados posibles en esta guerra."

Jake lo miró sin creerse que pudiesen estar entre nosotros. "¿Seres mágicos? ¿Como quiénes?"

Alaric con la mirada fija en el fuego crepitante de la chimenea, dijo: "Brujas, licántropos, druidas... Todos ellos tienen raíces en Eternal. Han estado viviendo entre los humanos, ocultando sus verdaderas identidades para sobrevivir. Ahora, necesitamos encontrarlos y convencerlos de que se unan a nosotros. De lo contrario, no tendremos ninguna oportunidad contra la Sombra Roja."

Cass y yo intercambiamos miradas. La idea de que había otros seres mágicos viviendo entre nosotros, ocultos a simple vista, era difícil de procesar. Pero si Alaric lo decía, tenía que ser verdad.

"¿Y cómo haremos eso?" preguntó Cass, todavía herida por la traición de Lumin. "¿Qué garantías tenemos de que alguien querrá ayudarnos?"

Alaric sacó una pequeña sonrisa, como si esperara esa pregunta. "Tengo mis métodos. Durante siglos he mantenido contacto con algunos de ellos, incluso de manera indirecta.

Al día siguiente, nos embarcamos en una misión que parecía sacada de un cuento de hadas, o más bien, de una pesadilla. Alaric nos guio a través de diferentes partes de Starfall, lugares que parecían comunes a simple vista, pero que albergaban secretos que ni siquiera imaginábamos.

Nuestro primer destino fue un pequeño pueblo en las afueras de Starfall, un lugar que parecía atrapado en el tiempo. Las casas eran antiguas, con tejados inclinados y jardines descuidados. La gente que caminaba por las calles lo hacía con una aparente normalidad, pero había algo en sus ojos, algo que me hacía sentir como si estuvieran vigilando cada uno de nuestros movimientos.

Alaric nos condujo hasta una casa en particular, con una fachada gris y ventanas cubiertas por cortinas pesadas. Tocó la puerta con un patrón que parecía previamente ensayado, y unos momentos después, una mujer de cabello plateado abrió lentamente.

Sus ojos, de un verde intenso, nos observaron con una mezcla de curiosidad y desconfianza. Era evidente que conocía a Alaric, porque después de unos segundos, nos invitó a entrar.

"Ella es La suprema, una bruja que ha estado viviendo aquí por más de un siglo" nos explicó Alaric en voz baja mientras cruzábamos el umbral. "Una de las más antiguas y poderosas de su raza."

Dentro, la casa estaba llena de libros antiguos, frascos con ingredientes que no podía reconocer y una atmósfera cargada de poder. La suprema no perdió el tiempo en cortesías.

"¿Por qué has venido, Alaric?" preguntó con una voz que era al mismo tiempo suave y firme.

"La Sombra Roja está regresando" respondió él sin rodeos. "Necesitamos formar una alianza para detenerla. No podemos hacerlo solos."

La suprema lo miró fijamente, y por un momento, temí que lo rechazara. Pero después de un largo silencio, asintió. "Sabía que este día llegaría. Pero no será fácil convencer a las otras brujas. Muchas han olvidado quiénes son realmente. Han pasado demasiado tiempo fingiendo ser humanos."

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