Capítulo 1: La nueva ciudad

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No siempre las cosas suceden como queremos... igual que en este preciso instante.

La alarma de mi móvil no para de sonar, y se mete en mis sueños, destrozando la fantasía que crea mi mente todas las noches; siempre el mismo sueño, la misma imagen.

Harto del sonido estridente que sale de ese cacharro electrónico, cojo el móvil, abro los ojos como puedo y me encuentro con demasiados mensajes y llamadas de Cassie. Si fuese un día cualquiera la ignoraría, siempre envía mensajes insignificantes para no sentirse sola, como aquella vez que me llamó a las 4 de la mañana para contarme que estaba moliendo café, pero hoy es diferente, nos vamos de vacaciones a Starfall.

Parece ser que ella y Jake llevan esperando dos horas en la estación a un tren que nunca va a llegar. Supuestamente la hora de salida era a las 9, pero hace unos días me llegó un correo electrónico avisándome de que cambiaban la hora a las 12, y puede que se me olvidara decírselo.

Llamé a Cassie, preocupado de que hayan pensado en coger otro tren. Con un tono enfadado, me dijo que estaban desayunando en la estación. Me disculpé por no avisarles del retraso del tren y me arreglé corriendo para ir a desayunar con ellos.

Cuando llegué, Cassie no paraba de parlotear sobre lugares a los que quería ir durante nuestra estancia en Starfall, por su parte, Jake se bebía su cappuccino con la mirada perdida. Yo los observaba, incapaz de concebir que tres personas tan distintas como nosotros fuesen amigos desde hace tanto tiempo.

Mientras me dejaba llevar por mis cavilaciones, un extraño hombre se acercó a nuestra mesa. Estaba muy agitado, con los ojos desorbitados y prácticamente llenos de lágrimas. Me miró fijamente y sin casi parpadear me dijo:

"Por favor, ¿has visto a mi hijo?" gritaba mientras me enseñaba una fotografía de su pequeño.

Nervioso, entrelazando las miradas con mis amigos, respondí:

"No sé quién es su hijo y no he visto a ningún niño perdido por aquí".

El hombre se marchó, agitado, acercándose a otras mesas preguntando desesperadamente por su hijo, mientras que a nosotros nos dejó con muy mal cuerpo y extrañados por esa situación tan incómoda.

Lo dejamos pasar y nos dirigimos al andén para subirnos al tren. Al fin llegó, y nos acomodamos en nuestros asientos, listos para el viaje a Starfall. Cassie no podía ocultar su entusiasmo, a pesar del contratiempo. Jake, por su parte, parecía más preocupado, mirando por la ventana con el ceño fruncido.

"¿Qué te pasa, Jake?" le pregunté, tratando de aliviar la tensión.

"Es ese hombre de la estación. Había algo en su mirada... no sé, me dio mala espina" respondió, sin dejar de mirar por la ventana.

"Tal vez solo estaba desesperado por encontrar a su hijo" intervino Cassie, tratando de tranquilizarnos a todos.

El resto del viaje transcurrió sin incidentes. Llegamos a Starfall a media tarde, la ciudad nos recibió con un aire fresco y un cielo despejado. Nos dirigimos directamente al hotel para dejar nuestras maletas antes de explorar la ciudad. La arquitectura de esta ciudad era impresionante, con edificios antiguos mezclados con estructuras modernas, todo rodeado de una naturaleza frondosa.

Después de instalarnos, decidimos dar un paseo por el centro. Las calles estaban llenas de vida, con puestos de mercado que vendían de todo, desde artesanías locales hasta comida deliciosa. Nos detuvimos en una pequeña cafetería para tomar algo y planear nuestro itinerario.

Mientras discutíamos nuestros planes, Cassie sacó un mapa y señaló un lugar en particular:

"Aquí es donde quiero ir primero" dijo con entusiasmo.

Miré el mapa y vi que señalaba un lugar llamado StarLake. "¿StarLake? No recuerdo haberlo visto en los folletos turísticos," comenté, intrigado.

"Es un lugar poco conocido, pero he leído que es hermoso y hacen fiestas increíbles. Además, está a diez minutos del hotel donde nos hospedamos. ¡Tenemos que ir sí o sí!" respondió Cassie, con una sonrisa radiante.

Nos pusimos de acuerdo y decidimos que StarLake sería nuestra primera parada al día siguiente. Con la emoción de la aventura por delante, terminamos nuestro café y nos marchamos para seguir explorando la ciudad, con la promesa de un nuevo día lleno de descubrimientos.

Cuando me disponía a levantarme y seguir a Cassie y Jake a la puerta del local, me fije en algo debajo de mi silla, una especie de pieza metálica algo sucia y vieja. Con un pequeño grito llamé la atención de mis amigos, que se acercaron contrariados:

"¿Qué pasa ahora Jonan?" preguntó Cassie con los ojos en blanco.

"¡Mirad que cosa más chula!" dije agachándome y recogiendo la pieza del suelo.

En ese preciso instante, el metal se deslizó por mi dedo, formando una especie de anillo de color amarillo que encajaba perfectamente con mi dedo.

"No jodas Jonan, acabamos de llegar y ya estás haciendo esas cosas raras, ¡déjate de bromas anda!" berreó Jake, con una sonrisa pilla en la cara.

"No creo que sea una broma Jake, mira el anillo en su dedo, parece tener una luz especial" decía Cassie con un hilo de voz.

"Yo- no sé qué pasa, noto una energía extraña como recorrer mi cuerpo..." suspiré.

Nadie dijo nada más, pareció como si ese instante de confusión y desespero nunca hubiese existido, o eso creíamos nosotros.

Después de ese suceso, continuamos explorando la ciudad. Nos encantó ver cómo la gente de esa ciudad era tan feliz con todo lo que tenían, y no me extrañaba, si yo fuese de allí, estaría orgullosísimo de mi ciudad.

Ya se hizo de noche y Jake estaba cansado, nos dirigimos al hotel para poder explorar sin límites al día siguiente. Después de una noche tranquila, en la que la confusión de aquel anillo que seguía estando en mi dedo despareció, alguien llamó a la puerta:

"¿Quien llama a estas horas?" dijo Cassie con un ligero suspiro.

¡El Desayuno!" se escuchó desde detrás de la puerta.

Jake, que se despertó media hora antes, fue a abrir al camarero.

Mientras desayunábamos les dije que el anillo parecía tener una especie de magnetismo, porque si no, no me explicaba que era esa energía que sentía. Cassie tampoco se lo explicaba, pero tenía claro que ese anillo no iba a estropearnos el maravilloso día en StarLake.

Hablando de StarLake, Jake se fijó en que había una nota debajo del plato:

"Buenos días huéspedes, les invitamos esta noche a la fiesta especial del día de la Luna Roja en StarLake"

"!Qué casualidad chicos! Esto solo nos pasa a nosotros. Ya que vamos a visitar el lago, podemos quedarnos e ir a la fiesta," Exclamé, asegurando que nos lo pasaríamos muy bien.

Eso hicimos, nos duchamos y fuimos directos a la estación de bus para cogernos un autobús que fuese directamente al lago. El camino estaba bordeado de árboles altos y frondosos, y a medida que avanzábamos, la sensación de misterio y expectativa crecía. Cuando finalmente llegamos, StarLake no nos decepcionó: era un lugar de belleza impresionante, con colinas verdes, ríos cristalinos y un aire de tranquilidad que lo envolvía todo.

"Qué bonito es este lago, menos mal que siempre tienes buenas ideas Cassie" le dije mirando con asombro cada rincón de ese lago.

Mientras explorábamos, descubrimos antiguos monumentos y ruinas que hablaban de una historia rica y olvidada. Cada rincón de StarLake parecía guardar un secreto, y nosotros estábamos decididos a descubrirlo. La aventura apenas comenzaba, y sabíamos que Starfall tenía mucho que ofrecernos.

EL BOSQUE DE MYSTVALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora