EL BOSQUE DE MYSTVALE

Capítulo 39: El poder del Despertar

Por la tarde regresamos a la cabaña de Alaric junto a los dos prisioneros, asegurándonos constantemente de que nadie nos seguía.

Cuando llegamos, Cass, Jake y yo, volvimos a encerrar a Liam y a Dafne, aunque ahora con un dolor mayor por culpa de mis sentimientos por uno de ellos. Mientras tanto Alaric, quien siempre había sido un faro de sabiduría y liderazgo, se encontraba en su habitación, inmerso en agudos pensamientos. Desde que Liam y Dafne habían mostrado signos de arrepentimiento, una duda persistente se había instalado en su mente: ¿Era sensato permitir que los hermanos, tan cercanos a la Sombra Roja, nos ayudasen en esta etapa crucial de la batalla?

La idea de liberar a Liam y Dafne de sus celdas lo inquietaba. Sabía que su traición podría significar el fin de todo lo que habíamos logrado hasta ahora. Sin embargo, también entendía que, en la guerra, las decisiones difíciles y arriesgadas a veces eran las únicas que podían conducir a la victoria.

Con estas ideas dando vueltas en su mente, Alaric decidió buscar consejo en Elara, la hechicera más poderosa del valle y su eterna confidente. La encontró en su sala de rituales, rodeada de libros antiguos y frascos llenos de ingredientes místicos. Alaric no tuvo que decir ni una palabra; Elara, con su intuición afilada, ya sabía qué lo traía.

"Quieres asegurarte de que Liam y Dafne no puedan traicionaros, incluso si sus intenciones son buenas ahora" dijo ella mientras dejaba a un lado un libro encuadernado en cuero oscuro. "Podemos crear algo que los mantenga cerca, y que les impida usar sus poderes si deciden volverse contra nosotros."

Alaric asintió, agradecido por la rapidez con la que Elara comprendía la situación. Juntos, comenzaron a trabajar en un par de pulseras fundidas con magia ancestral, diseñadas para evitar que los portadores se alejasen de nuestro grupo y para bloquear sus poderes de vampiro. Aunque ambos sabían que la poción que Alaric había inventado ya les impedía usar sus habilidades sobrenaturales, querían asegurarse de que no hubiera margen de error. La creación de las pulseras tomó varias horas, pero al amanecer estaban listas, cargadas de una energía suave pero inquebrantable.

Con las pulseras en mano, Alaric se dirigió a las celdas donde Liam y Dafne habían pasado la noche. Cuando entró, los encontró despiertos, con los rostros marcados por la incertidumbre y el agotamiento. Sin decir nada, Alaric les lanzó las pulseras a ambos. "Ponéroslas, estoy seguro de que os encantarán" ordenó, y los dos lo hicieron sin dudar. Al hacerlo, sintieron un ligero zumbido en la piel, como una corriente suave que recorría sus venas.

"Esto es para asegurarme de que no intentéis nada," explicó Alaric. "Si nos ayudáis a terminar con la Sombra Roja y salís de esto con vida, los anillos que portabais os serán devueltos. Pero hasta entonces, sois parte de nuestro grupo, y cualquier intento de traición será castigado."

Liam y Dafne intercambiaron miradas, aceptando el trato que Alaric le ofreció.

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Más tarde, el guardián nos reunió en el gran salón, donde el grupo había empezado a prepararse para lo que venía. Me dirigió una mirada seria y soltó: "Jonan, Dafne y Liam te enseñarán a controlar los anillos que les hemos quitado. Son poderosos, ahora que los has despertado son muy peligrosos, antes de usarlos quiero que vayáis juntos a purificar el anillo que le quitaste a Liam para que no haya ningún peligro cuando los uses. Quiero que trabajéis juntos, que aprendas de ellos, y que estés preparado para lo que venga."

A pesar de la pequeña desconfianza que aún albergaba hacia Liam, no tenía otra opción. Si quería dominar el poder que ahora corría por mis dedos, necesitaba su guía. Después de purificar el anillo plateado, nos dirigimos a una sala de entrenamiento, donde Dafne comenzó a mostrarme el poder del anillo de la "persuasión y la verdad". Sentí cómo una energía oscura pero tentadora fluía a través de mí cuando intenté usarlo, una mezcla de poder que podría corromperme si no tenía cuidado.

Liam, por su parte, me mostró cómo utilizar el anillo de la "intangibilidad". Me explicó cómo, con práctica, podría atravesar paredes, evitar ataques y moverme sin ser detectado. Cada vez que utilizaba el anillo, sentía una ligereza extraña en mi cuerpo, como si parte de mí se desvaneciera en el aire. Pero también notaba la tensión en Liam, como si temiera lo que este poder podría hacerme.

Mientras avanzábamos en las lecciones, noté que los anillos, tanto los míos como los de Cassie, empezaban a emitir una luz intensa, una energía tan poderosa que parecía que iban a explotar en cualquier momento. Liam observó con preocupación, y su rostro se tornó pálido.

"Esto no es normal," dijo con voz temblorosa. "Es uno de los efectos de despertar los anillos a destiempo. Al haber despertado antes los anillos oscuros, todos los anillos corren el riesgo de perder sus poderes para siempre."

El miedo se apoderó de mí. ¿Habíamos perdido ya la batalla sin siquiera luchar? Pero, de repente, los anillos en mis dedos comenzaron a brillar con una intensidad que jamás había visto. Sentí una explosión de poder dentro de mí, una energía que me llenó de un conocimiento inesperado. Con cada segundo que pasaba, me di cuenta de que los anillos no estaban perdiendo poder; estaban revelando un poder mucho mayor de lo que habíamos imaginado.

En ese momento, supe que había una forma de destruir la Sombra Roja para siempre. Pero el precio sería alto, quizás demasiado. Algo que, probablemente, no estábamos dispuestos a arriesgar.

Cuando compartí esta información con los demás, la tensión en la sala aumentó. Todos sabíamos lo que estaba en juego, y aunque la perspectiva de derrotar a la Sombra Roja era tentadora, también comprendíamos que el riesgo era enorme; algo que pesaría en nuestras conciencias aun sabiendo que lo que habíamos hecho era lo correcto.

Una decisión equivocada podría significar el fin no solo para nosotros, sino para todo el mundo. Una elección fallida nos colocaría en el punto de mira, y eso acabaría con todo lo conseguido hasta el momento.