Capítulo 22: La Tentación del Peligro

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La sala de reuniones en la mansión Jeon estaba iluminada tenuemente por la luz que se filtraba a través de las pesadas cortinas, creando sombras que bailaban en las paredes mientras los hermanos Jeon discutían su próximo movimiento. Había tensión en el aire, una presión palpable que cargaba el ambiente a medida que planeaban su siguiente golpe.

Jungkook estaba en el centro de la conversación, sus ojos afilados y concentrados en los mapas y documentos que se desplegaban sobre la mesa. Seokjin y Yoongi lo flanqueaban, cada uno aportando su experiencia y conocimiento a la discusión. El tema era delicado: un objeto invaluable les había sido robado hacía tiempo, y recuperarlo no solo significaba una victoria para ellos, sino también un golpe directo a sus enemigos.

—Tenemos que ser rápidos y precisos —dijo Jungkook, su voz firme mientras trazaba una línea en el mapa, señalando la ubicación del objetivo—. No podemos permitirnos errores. Si nos descubren antes de que lleguemos al punto de extracción, todo estará perdido.

Yoongi asintió, su mirada seria y calculadora.

—Lo que necesitamos es una distracción lo suficientemente grande como para desviar la atención de su seguridad. Algo que cause un caos total y nos dé el tiempo necesario para entrar, tomar lo que es nuestro, y salir antes de que sepan lo que ha pasado.

Seokjin, que había estado en silencio, observando y asimilando la información, frunció el ceño pensativamente.

—Una distracción de esa magnitud no será fácil de conseguir. Tendremos que involucrar a alguien que no esté directamente relacionado con nosotros, alguien que pueda actuar como señuelo sin levantar sospechas.

El silencio que siguió a sus palabras fue denso, cargado de incertidumbre. Sabían que involucrar a un tercero en su plan era arriesgado, pero la naturaleza de su objetivo lo requería. Y aunque los tres hermanos eran expertos en la planificación de operaciones complejas, este trabajo particular les exigía un nivel de cuidado y precisión que no podían subestimar.

Mientras la conversación continuaba, Taehyung, que había estado escuchando desde un rincón de la habitación, sintió un impulso repentino. Sabía que no era su lugar intervenir en asuntos tan peligrosos, pero la idea de poder ayudar a Jungkook lo llenaba de una extraña mezcla de valentía y determinación. Después de todo, él había sido testigo de cómo el alfa se había arriesgado por él innumerables veces, y ahora, sentía que tenía la oportunidad de devolverle algo de esa devoción.

—Yo... podría ayudar —dijo Taehyung con voz temblorosa, avanzando un paso hacia la mesa. Su corazón latía con fuerza, consciente de las miradas que de repente se posaron en él.

Jungkook levantó la cabeza, sus ojos oscuros y duros como el acero, fijándose en Taehyung con una mezcla de sorpresa e incredulidad. La idea de que su pequeño omega, tan dulce e inocente, se involucrara en algo tan peligroso lo llenaba de una furia protectora que apenas podía contener.

—¡No! —exclamó Jungkook, su voz retumbando en la habitación mientras golpeaba la mesa con la palma de la mano, haciendo que los papeles saltaran—. ¡No te metas en esto, Taehyung! ¡Es demasiado peligroso para ti!

Taehyung se encogió ante el grito de Jungkook, el miedo y la vergüenza invadiendo sus sentidos. Sus ojos se llenaron de lágrimas no derramadas, y dio un paso atrás, acurrucándose en sí mismo. Sentía que su intención, que había nacido del deseo de ayudar, había sido brutalmente rechazada, y el dolor de esa reprimenda se sentía como una herida profunda.

—Solo quería ayudar... —murmuró Taehyung con voz quebrada, sus manos temblando mientras intentaba no llorar frente a los demás—. No quería causar problemas...

Seokjin, que había estado observando en silencio, se dio cuenta de que tal vez había una oportunidad en la propuesta de Taehyung, algo que podrían utilizar a su favor. Su mente comenzó a trabajar rápidamente, evaluando las posibles opciones. Sabía que involucrar a Taehyung era arriesgado, pero si lograban hacerlo sin que Jungkook se enterara, podría funcionar.

—Espera un momento, Jungkook —dijo Seokjin, su tono suave pero cargado de significado—. Tal vez Taehyung podría ser útil... si se hace bien.

Jungkook frunció el ceño, girando para mirar a su hermano con una mezcla de incredulidad y advertencia.

—¿Qué estás diciendo, hyung? No voy a permitir que Taehyung se exponga a este tipo de peligro. No lo permitiré.

Seokjin mantuvo su mirada, sabiendo que tenía que manejar la situación con delicadeza.

—Lo sé, y no estoy sugiriendo que lo pongamos en el frente del peligro. Pero escucha, si Taehyung puede actuar como una distracción menor, algo que no levante sospechas pero que sea lo suficientemente efectivo para desviar la atención... podríamos ganar el tiempo que necesitamos.

Yoongi, que hasta entonces había estado escuchando en silencio, asintió lentamente, viendo la lógica en las palabras de Seokjin.

—Podría funcionar, siempre y cuando lo mantengamos lejos del verdadero peligro —dijo, mirando a Jungkook—. Pero tendría que hacerse sin que nuestro objetivo lo vea como una amenaza. Algo sutil.

Jungkook miró a sus hermanos, su mandíbula tensa mientras luchaba con la idea de involucrar a Taehyung en algo tan peligroso. La sola idea de que pudiera salir herido lo llenaba de una furia protectora que amenazaba con desbordarse. Pero al mismo tiempo, sabía que sus hermanos tenían razón: necesitaban una distracción, y si Taehyung podía proporcionar eso sin ponerse en verdadero peligro, podría ser la clave para el éxito de la misión.

Finalmente, después de un largo momento de silencio, Jungkook respiró hondo y cerró los ojos por un instante, luchando con su decisión.

—Está bien —dijo finalmente, su voz baja y controlada—. Pero solo bajo mis condiciones. Taehyung no estará en ningún tipo de peligro, y si en algún momento veo que la situación se vuelve demasiado arriesgada, lo sacamos de inmediato. ¿Entendido?

Seokjin y Yoongi asintieron, aliviados de que Jungkook hubiera cedido, aunque fuera parcialmente.

—Entendido —dijo Seokjin con una sonrisa ligera—. Te prometo que no pondremos a Taehyung en peligro. Pero esto podría ser exactamente lo que necesitamos para recuperar lo que es nuestro.

Taehyung, que había estado observando la conversación con nerviosismo, sintió una mezcla de alivio y preocupación. Estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para ayudar a Jungkook y sus hermanos, pero el miedo seguía acechando en el fondo de su mente. Sin embargo, al ver que Jungkook finalmente había aceptado, aunque a regañadientes, decidió que haría todo lo posible para no decepcionarlo.

—Gracias... —murmuró Taehyung, todavía con un toque de inseguridad en su voz—. Haré lo mejor que pueda.

Jungkook lo miró, su expresión suavizándose ligeramente al ver la determinación en los ojos de Taehyung. A pesar de sus temores, había algo en la valentía de su omega que lo conmovía profundamente.

—Lo sé, Taehyung —dijo Jungkook, caminando hacia él y tomando su mano con cuidado—. Pero recuerda, si en cualquier momento sientes que algo no está bien, debes decírmelo de inmediato. No quiero que te lastimen.

Taehyung asintió, apretando suavemente la mano de Jungkook, sintiendo el calor y la fuerza que emanaba de él. Aunque el miedo seguía presente, también sentía una renovada confianza en sí mismo. Sabía que, con Jungkook a su lado, podría enfrentar cualquier desafío, y haría todo lo posible para ayudarlo a recuperar lo que le habían arrebatado.

Con la decisión tomada y el plan comenzando a tomar forma, los hermanos Jeon se sumergieron en los detalles de la operación, mientras Taehyung, aunque aún nervioso, se preparaba mentalmente para lo que estaba por venir. Sabía que este sería un desafío mayor que cualquier otro que hubiera enfrentado antes, pero estaba decidido a demostrar su valía, no solo a Jungkook, sino también a sí mismo.

Fuego EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora