Capítulo 20: Rut

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El calor del sauna era asfixiante, cada gota de sudor que rodaba por la piel de Taehyung intensificaba la sensación de ardor que emanaba de su cuerpo, mezclándose con el fuego que Jungkook había encendido en su interior. El omega estaba completamente rendido bajo el dominio del alfa, sus gemidos ahogados resonando en la pequeña habitación de madera, donde el vapor creaba un velo espeso que envolvía a ambos en un mundo de placer crudo y desenfrenado.

Taehyung se encontraba con las manos apoyadas en el banco de madera, su espalda arqueada mientras Jungkook lo penetraba con una fuerza contenida que solo un alfa de su calibre podía ejercer. Cada embestida era profunda, precisa, llevando al omega al borde de la locura, su cuerpo sacudiéndose con cada golpe de cadera del alfa. La humedad del ambiente hacía que la fricción fuera casi insoportable, cada roce, cada movimiento de Jungkook dentro de él, enviando descargas eléctricas a través de su espina dorsal.

Jungkook no dejaba de moverse, su mirada fija en el cuerpo de Taehyung, observando cómo cada embestida hacía que sus muslos temblaran, que su espalda se arqueara aún más, ofreciendo todo de sí al alfa. El sauna amplificaba cada sonido, desde el chasquido húmedo de sus cuerpos chocando hasta los suspiros entrecortados del omega que se esforzaba por contener los gritos de placer que amenazaban con escapar de su garganta.

—Tae... —gruñó Jungkook, su voz baja y ronca, cargada de deseo—. Eres tan... perfecto...

Cada palabra de Jungkook se sentía como un golpe directo al corazón de Taehyung, su cuerpo respondiendo con más fervor, sus caderas empujando hacia atrás, buscando más de lo que el alfa estaba dispuesto a dar. Jungkook lo tomó de las caderas con firmeza, sus dedos clavándose en la piel sudorosa mientras aumentaba el ritmo, cada embestida golpeando el punto dulce dentro de Taehyung con una precisión casi inhumana.

Taehyung se mordió el labio con fuerza, sus ojos apretados mientras las sensaciones se volvían demasiado intensas, demasiado abrumadoras. Podía sentir cada centímetro del alfa dentro de él, cada pulgada estirando su entrada de una manera que le hacía ver estrellas. El calor era sofocante, pero Taehyung no podía imaginar un lugar donde quisiera estar más que en ese sauna, en ese momento, siendo reclamado una y otra vez por el hombre que lo había tomado de todas las maneras posibles.

—Jungkook... —jadeó Taehyung, su voz temblorosa mientras trataba de formar palabras coherentes—. No... no puedo... es demasiado...

Pero Jungkook no se detuvo. La manera en que Taehyung gemía su nombre solo lo impulsaba a seguir, a demostrarle cuán fuerte era su conexión, cuán profundo era su deseo por él. El alfa se inclinó hacia adelante, su pecho firme y sudoroso presionando contra la espalda de Taehyung mientras su boca se posaba sobre el hombro del omega, sus dientes raspando suavemente la piel.

—Aguanta, Taehyung —murmuró Jungkook, su aliento caliente contra la piel de Taehyung—. Solo un poco más...

Las palabras del alfa hicieron que Taehyung se estremeciera, su cuerpo respondiendo instintivamente al tono autoritario en la voz de Jungkook. Cada músculo de su cuerpo se tensó mientras el placer se acumulaba en su abdomen, una presión abrumadora que sabía que solo encontraría liberación si se rendía por completo al alfa.

El sonido de sus cuerpos chocando resonaba en el sauna, el calor del lugar aumentando con cada segundo que pasaba. El vapor hacía que el aire fuera casi imposible de respirar, pero ninguno de los dos parecía importarle. Jungkook continuaba, sus embestidas volviéndose más intensas, más profundas, como si estuviera decidido a enterrar cada onza de su ser dentro del omega.

Taehyung ya no podía contenerse. Los gemidos comenzaron a escapar de sus labios, cada uno más fuerte que el anterior, sus manos temblando mientras intentaba mantener el equilibrio. Su mente estaba nublada por el placer, su cuerpo dominado por el alfa de una manera que nunca había experimentado. Era como si cada parte de él estuviera diseñada para recibir a Jungkook, para ser moldeada y esculpida por el alfa hasta que no quedara nada más que el deseo puro.

Fuego EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora