Había llegado el fin de semana. Por suerte para todos, los últimos dos días de cursada habían sido tranquilos. Las cosas con Enzo habían quedado un poco raras después de la situación en los vestuarios, pero Julián ya se había mentalizado en dejar de pensar en eso.
Ese día, después de la clase de natación, Julián había pasado un buen rato pensando en el morocho de ojos oscuros. No sólo en él, en sus actitudes.
¿Había otras intenciones atrás de las palabras que le había dicho? ¿O simplemente era un cuento que se estaba haciendo él en su cabeza?
Eso le carcomía los pensamientos. Julián no tenía problema en seguirle la corriente, pero, ¿hasta donde? ¿Y si le respondía algo subido de tono y el otro se ofendía?
Lo que más miedo le daba era lo que Enzo pudiera llegar a pensar de él. Julián venía de un pueblo chico, así que sabía que los rumores se corren rápido. Con el tiempo aprendió a guardar las apariencias.
Desde hacía varios años Julián se había dado cuenta que no le gustaban las chicas. Su madre estaba empeñada en que salga con la vecina de enfrente. Emilia era divina, super amable, linda, divertida, y mil adjetivos más. Pero simplemente no era para él. Habían salido un par de veces, pero Julián ya se había dado cuenta que las intenciones que él podría tener con ella no iban a ser nunca las que su mamá esperaba.
Sin embargo, la oportunidad de venir a estudiar a Buenos Aires había hecho que Julián piense también en una nueva oportunidad para vivir su sexualidad de otra forma. No había estado nunca con un pibe. Sabía que le gustaban, pero le daba un poco de miedo probar.
Por otro lado, lo bueno era que ya estaba acostumbrado a aparentar. Al fin y al cabo, no había necesidad de que sus amigos sepan su preferencia sexual. Con algún comentario de vez en cuando zafaba. Si le preguntaba si había tenido novia, siempre respondía "nada serio", evitando los detalles.
Pero ahora la situación era diferente. Había aparecido Enzo. Un falso turro vestido con ropa de marca y zapatillas deportivas. Un falso turro con la sonrisa más linda que había visto en su vida y con los ojos más brillantes con los que alguna vez había cruzado miradas. Julián no tenía ni idea de qué sentir. Le encantaba lo buena onda y ocurrente que era Enzo, pero habían actitudes de él que le molestaban, Enzo se la pasaba haciendo chistes de doble sentido y algunos un poco boludos. Además era muy cabeza dura, las pocas veces que habían intercambiado opiniones en la facultad, se dio cuenta que Enzo nunca iba a ceder o admitir que estaba equivocado.
Por suerte, con el fin de semana de frente, tenía unos días para aclarar la mente, para no pensar en él y enfocarse un poco más en su vida.
Siendo la tarde del sábado, Julián estaba acostado en su cama. Con el cuerpo reposando sobre su lado derecho y sosteniendo su celular con una mano, mientras la otra estaba debajo de su almohada.
La entrada del Cuti lo sorprendió. El cordobés hizo dos golpes muy rápidos en la puerta y entró.
-Che Juli, ¿hacés algo a la noche vos? -preguntó el Cuti aún con una de sus manos sosteniendo el picaporte de la puerta.
-No, seguro voy a andar acá, ¿por? -respondió Julián mientras se incorporaba en su cama, bajando los pies al piso.
-Le iba a decir a unos amigos que vengan a comer. ¿A Paulito lo conocés no? -dijo el moreno, que ya había soltado la manija y estaba con su espalda reposando sobre la pared de la habitación.
-Si, si, cursamos juntos. Y no hay drama, juntense tranqui, a mi no me jode.
-le dijo Julián, que ya estaba volviendo a agarrar su celular.
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Mis ganas de no quererte - Julienzo
FanfictionJulian es un joven de 18 años recién llegado a Buenos Aires en búsqueda de una nueva oportunidad para estudiar. En su camino se cruza con un amor confuso y muy intenso que lo va a hacer dudar de todo y de todos.