Capítulo 15: Siesta.

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Después de la última charla entre Julián y Enzo las cosas prácticamente habían vuelto a la normalidad. Bueno, casi. No podría decirse que era la misma normalidad que antes, porque ahora pasaban incluso más tiempo juntos. Tener las cosas más claras había ayudado a que ambos tengan más confianza el uno en el otro. Enzo había prometido ser más transparente con sus problemas, después de volver a pedirle perdón como cinco veces más a Julián por la cagada que se había mandado.

La semana continuaba de manera normal, con los estudiantes de la licenciatura cursando juntos y poniéndose al día con los temas que estaban viendo. Paulo, muy gentilmente, le ofreció a ambos pasarles sus resúmenes para que puedan estudiar. Esto sabiendo todo el drama que había transcurrido el fin de semana. 

Al terminar el día, el de ojos verdes se acercó al oído de Julián para preguntarle algo en voz baja mientras el morocho hablaba con otros compañeros.

—Che Juli, ¿qué onda con Enzo al final, quedó todo bien? te vi medio mal el otro día.— 

El castaño inclinó su cabeza para responderle sin hablar muy fuerte.

—Si, si, ya está todo bien. El otro día vino a casa y charlamos, me pidió perdón.— explicó.

—¿Y el corte ese en el labio se lo hiciste vos? —preguntó el cordobés de ojos claros mientras inclinaba su cabeza y le hacía ojitos, insinuando que había sido producto de un chape muy salvaje.

Julián se rió en voz baja.

—No, no es lo que pensás. El Cuti le metió una piña en la entrada del edificio. Quedó todo medio mal entre ellos, no le gustó una mierda lo que le conté del domingo.— respondió Julián.

Paulo se empezó a reír de una manera muy poco disimulada, lo que llamó la atención de los que estaban sentados más cercanos a él. Entre ellos, el morocho de ojos oscuros y visera.

Se acercó hasta los dos chicos para saber de qué estaban hablando.

—¿De qué se ríen?— preguntó Enzo mientras sonreía de lado al ver lo mucho que se reía Paulo.

—Me dijeron que te comiste una piña por culiado.— respondió entre risas.

Julián prácticamente lo fulminó con la mirada. ¿Para qué habían estado hablando en voz baja? No quería sacar ese tema de conversación en frente de Enzo, le resultaba incómodo saber que su mejor amigo le había pegado por saber lo que pasó entre ellos.

Para su sorpresa, Enzo sonrió y rió levemente.

—Si, la verdad que me hizo poronga el labio, pero bueno, yo si me entero que le dicen algo a Juli también le rompo la cabeza al que haga falta.— dijo el de ojos oscuros, cruzando su mirada con la del más bajo.

Julián se sonrojó levemente al escuchar eso. Definitivamente era un comentario que no esperaba. Sus ojos marrones también se posaron sobre los del contrario.

De repente Paulo sintió que ya no estaba invitado a esa conversación, las miradas, que hablaban por sí solas, parecían trazar una línea recta de punta a punta que lo había dejado fuera de escena. Fingiendo demencia, se alejó para dejar a los otros hablar a solas.

—¿De verdad lo decís? —preguntó el de piel clara con una voz un tanto tímida.

Enzo acercó su silla, haciendo que sus rodillas chocaran con las del cordobés.

—Obvio, si sos un ángel vos. El que te trate mal a vos tiene que ser muy pero muy pelotudo.— dijo mientras colocaba su mano en el respaldo de la silla del otro, casi rodeando su espalda con su brazo. 

Mis ganas de no quererte - JulienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora