Capítulo 22: Mi culpa.

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ADVERTENCIA: Éste capítulo tiene escenas de violencia más explícitas que los anteriores.




Después de haber pasado toda la semana juntos, Julián ya prácticamente vivía en lo de Enzo.

 El Cuti había estado preguntando los primeros días si tenía que esperarlo para comer juntos, pero después de un par de días se dio cuenta de que era inútil mantener esa preocupación. El morocho estaba contento por su amigo, le alegraba que por fin hayan solucionado sus problemas de una vez por todas, y Julián estaba siempre con una sonrisa. Verlo de esa forma lo hacía estar seguro de que Enzo era un buen pibe para que esté a su lado.

Julián realmente estaba desbordado de alegría, la compañía del morocho era todo lo que siempre había querido. Los dos dormían abrazados todas las noches, se despertaban para ir a cursar juntos y después pasaban nuevamente toda la tarde juntos, estudiando o durmiendo la siesta acurrucados en el sillón. 

Las palabras de la mamá de Enzo le habían llegado al corazón, y de alguna forma, sintió que tenía un compromiso por cumplir, darle a Enzo la alegría que se merecía, después de tanto sufrimiento con su familia y su ex. Ese compromiso iba a ser llevado a cabo al pie de la letra, nada en el mundo lo iba a separar de esos brazos tatuados que le daban la calma y el amor que necesitaba.



---------Mis ganas de no quererte---------



Siendo viernes, los chicos estaban saliendo de la facultad, Enzo y Julián caminaban de la mano mientras ambos miraban el celular de morocho, que lo llevaba en el medio de sus cuerpos con su otra mano. La cabeza del cordobés se reposaba levemente sobre el hombro del contrario.

Unos cuantos pasos más atrás, caminaba Paulo, que iba hablando con Lautaro. Éste último había estado un poco desaparecido durante las últimas semanas de cursada. A veces ni siquiera aparecía en las clases, y otras veces, cuando se dignaba a ir, directamente evitaba el contacto, sentándose lejos con otros amigos de la facultad. Las cosas habían quedado muy tensas después de la última juntada en la casa del Cuti. Las miradas a Julián seguían ahí, pero el cordobés fingía demencia, para no armar más quilombo del que ya había.

Sin embargo, el de ojos verdes tenía planes más importantes que pensar en el puterio de sus amigos, por ejemplo, organizar algún plan para el fin de semana.

—Che, hoy podríamos hacer algo aprovechando que es viernes, ¿no? —dijo Dybala, acercándose a los chicos por detrás y poniendo su cabeza entre medio de los hombros de ambos. Ambos voltearon a verlo, soltándose de las manos para girar sus cuerpos.

—¿Algo como qué? —dijo Julián, que ya tenía ganas de juntada y escabio con amigos. 

—Nos podemos juntar en casa, viene Rodri con unos amigos también.

—¿Y va aquel también? —dijo Enzo, haciendo un movimiento con la cabeza a Lautaro, que se había quedado parado más atrás con su celular, sin estar enterado de la conversación que estaban teniendo. Paulo giró para ver a quien le estaba señalando. Después de volver la mirada, asintió con la cabeza.

—Si, viene Lauti también. —dijo Paulo.

—Entonces ni a palo, yo no voy. —Enzo chistó con la lengua.

—Dale, no seas ortiva, culiado, si seguro que ni va a estar cerca nuestro. —dijo Julián poniéndole cara de perrito mojado, tratando de convencerlo.

Enzo tenía el ceño fruncido, no se lo veía muy convencido.

—Ya le dije que no arme más bardo, que estén ustedes por su lado y él por el suyo. —aclaró el de ojos claros.

Mis ganas de no quererte - JulienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora