Capítulo 10: Dormí acá conmigo.

683 70 75
                                    

El sábado de Julián arrancó tranquilo. Decidió levantarse temprano para aprovechar a repasar algunos de los temas que había visto en la facultad en la semana. Después de todo, sus altibajos emocionales no lo habían dejado concentrarse del todo en sus estudios durante esos últimos días.

Utilizó las primeras horas del día para aquello, luego se levantó y se cambió, ordenando un poco el desorden que tenía en su habitación.

Después de guardar ropa, estirar la cama y meter los libros que había sacado de vuelta en su mochila, se dejó caer en la cama, exhausto. Con sus brazos extendidos hacia ambos lados, cerró los ojos por un instante, intentando descansar. El ruido de una de las puertas del departamento hizo que sus ojos volvieran a abrirse. Aparentemente era el Cuti que ya se había levantado. 

Un momento después, Julián escuchó el ruido de la ducha desde el baño, que quedaba al lado de su habitación. El cordobés salió de su pieza y se echó en el sillón a revisar los mensajes de su celular por un rato. 

Mientras el castaño estaba entretenido mirando la pantalla, el Cuti salió del baño con una toalla atada a la cintura, el torso húmedo con algunas gotas cayendo y su pelo negro mojado casi en su totalidad.

El morocho venía caminando mirando el piso, hasta que al levantar su mirada se cruzó con el cuerpo de Julián que estaba de costado en el sillón. 

—Ah, no sabía que estabas despierto culiado. Buen día.—dijo el de pelo oscuro al ver a su amigo.

—Buenos días. Si, me levanté temprano para hacer unas cosas de la facu. —respondió su compañero devolviéndole la mirada.

El Cuti se echó contra una de las paredes blancas del living, con una de sus piernas flexionada contra la pared y la otra estirada, con su espalda reposando sobre la superficie de cemento.

—¿Desayunaste ya? —preguntó Cristian.

—No, todavía no. ¿Vos? —respondió Julián. 

—No tampoco. Justo ahora después de cambiarme me iba a poner con eso. —explicó el otro.

—¿Querés que prepare el mate? —dijo el castaño que ya se estaba levantando del sillón.

—Dale, de una. —respondió el otro mientras abandonaba su reposo sobre la pared.

Julián apoyó su celular sobre una mesita que había frente al sillón y se levantó, con la intención de ir hacia la cocina.

Sin embargo, al mismo tiempo, cuando el Cuti bajó la pierna que había apoyado contra la pared, el nudo que se había hecho con la toalla a la cintura pareció aflojarse y posteriormente desatarse al quedar éste con ambos pies en el suelo.

La mirada de Julián, que acababa de levantarse del sillón, casualmente se cruzó con el cuerpo de su amigo mientras la toalla se deslizaba en el intento de caminar del morocho. La tela blanca cayó al suelo y el Cuti quedó completamente desnudo por un instante, sin llegar a percatarse de que el nudo de su toalla se había aflojado.

Julián abrió los ojos con sorpresa y giró su cabeza hacia un costado tapando su visión panorámica con su mano. En un instante, el de ojos oscuros levantó su toalla y se la anudó nuevamente.

—Uh, la puta madre, pensé que la había atado bien. — dijo el Cuti con una risa nerviosa, queriéndose matar por la vergüenza que acababa de pasar.

—No vi nada igual. —respondió el otro también con una leve risa para evitar que su amigo pase más vergüenza. 

Julián siguió su paso hacia la cocina fingiendo demencia con lo que acababa de pasar. 

Mis ganas de no quererte - JulienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora