❝yeosang, fuck love me!❞ ᝰ🏁 ፧ san + yeosang ፧

ᝰ'🏁 O22.

✦ᝰ‘🏁 yeosang, fuck love me! ✦.◞♡°
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Con el uniforme prestado Yeosang procedió a realizar una serie de estiramiento antes de enfrentar a Choi en un amistoso encuentro de uno a uno. San detalló los músculos del rubio al tensarse, la forma tan delicada que se definen con cada estiramiento, posee un cuerpo tallado por grandes artistas y él se ha convertido en un admirador que no perdería la vista de semejante obra de arte en exhibición, estaba cautivado por las pinceladas, los matices, luces, sombras, colores y cada definición de belleza que emanaba Yeosang con cada estiramiento previo a su enfrentamiento. En un momento, sus miradas se encontraron, como dos colores que se mezclan creando una tonalidad diferente. El silencio fue compañía de sus miradas prolongadas y testigo del acelerar de sus latidos, dios, ambos lo sabían.

Aquella noche cambió todo en ellos.

El aire que respiran era más denso, y disimular se ha convertido en una tarea difícil para ambos.

¿Ahora qué? ¿Por qué alejarse en vez de acercarse por la atracción?

Ambos, en el fondo, temen perderse sin control en las llamas de un amor que podría convertirse en una fuerza mayor, parecido a la lava, peligroso, poderoso y mortal. Era asfixiante como estar al borde de un abismo, atraídos por un campo magnético a punto de consumirlos. Cegados por las emociones, en el añoro peligroso de un amor que promete arrasar con todo a su paso.

Yeosang lo sentía de esa forma, San igual, nunca antes estuvo tan hipnotizado por alguien, con deseos de que fuera suyo.

Decir que es su pareja y entrelazar sus manos en evidencia al caminar por los pasillos del instituto. Nada antes de eso le había ocurrido, ahora, debe detener su mente que vuela, perdiéndose en deseos cada vez más codiciosos.

—¿Admirando la vista? —preguntó Yeosang rompiendo el silencio, cayendo inconsciente en los labios de San, para luego volver la mirada a los orbes del chico.

Ahora el menor lleva una victoria al atraparlo en el momento justo de su pecado. Ignoró esa interrogante fantasma que le pregunta porque sigue cayendo ahí, en sus labios, sin detenerse.

—Te queda bien el uniforme. —declaró fingiendo calma, porque era una mentira, por lo menos debía hacer el intento. —Eres hermoso, cariño.

—Lo sé, babeas por mi desde hace rato. —respondió juguetón, con una confianza emergida en la profundidad del pasado que creyó perdido. —¿Empezamos?

—Desde luego. —ensanchó una mínima sonrisa San. —No seré amable, cariño. —le advirtió tomando el balón, boteando suave mientras se acercaba.

—No pido que lo seas. —tomó el balón Yeosang cuando San lo lanzó.

El encuentro dio marcha, abundante de expectativas y curiosidad de parte del Choi al ver los movimientos ágiles del rubio surgir en la cancha, reconoció la tranquilidad del saber y la familiaridad de la experiencia al botear el balón, tanteando la zona que desea proclamar suya, saboreando la emoción del desafío a un tris de desatarse en cada encestada, cada jugada y robo.

San no tuvo piedad en el segundo uno del pequeño enfrentamiento, no pensó dos veces, no dudó al robar el balón de las manos contrarias para ir a encestar el primer tiro, poniendo sobre la cancha los aires de competitividad entre ellos.

Yeosang lo dejó ser, crecer el orgullo como un rey en su trono, el mayor sonrió ligero mientras sus manos se encontraron vacías por el robo, observó al Choi alzar una ceja mientras lo mira con escepticismo, incitando a dar lo mejor de sí, pero necesitaba tiempo para procesar esa oleada imperante de emociones almacenadas y que ahora rugen pidiendo paso para salir, Yeosang aún percibe con nostalgia la textura familiar del balón en la yema de los dedos, ese hormigueo perdido, los celajes de movimientos en desuso, la emoción recorriendo cada extremidad deslizando por sus venas y bombeando la adrenalina en su corazón, ansió la jugada más de lo que imaginó, se relamió los labios y soltó una pequeña risa antes de dar pelea.