Deseando dejar atrás las peleas constantes, Gohan quiere retomar sus estudios y sueña con convertirse en un gran científico, siguiendo la pasión por el conocimiento que siempre ha tenido. Sin embargo, su sangre Saiyajin lo impulsa a seguir entrenand...
Pasaron unas pocas semanas desde el incidente con Stain, y la vida de Gohan volvió a la normalidad, al menos dentro de lo que cabía en su rutina peculiar. Durante ese tiempo, Gohan decidió enseñarle a Toga cómo manejar mejor la espada que le había regalado. Aunque Gohan no era un espadachín experto, tenía suficiente práctica en combate para enseñarle los fundamentos.
Cada tarde, se dirigían al campo de entrenamiento detrás de la casa. Toga, emocionada por aprender, se lanzaba con entusiasmo a los ejercicios, aunque a veces ese entusiasmo la llevaba a cortarse accidentalmente. Gohan, con paciencia, siempre estaba ahí para detenerse y atender sus heridas.
"Ten más cuidado con el filo"
Decía mientras colocaba sus manos sobre las de Toga, ayudándola a corregir la postura.
Toga, sin embargo, parecía disfrutar mucho más de los momentos en los que Gohan curaba sus cortes. Había algo en la forma en que él trataba sus heridas, con un toque suave y genuino, que la hacía sentir extrañamente bien. No era la habitual emoción violenta que solía experimentar, sino una calma que desconocía.
"Tienes manos suaves para ser tan fuerte"
Comentó Toga en una de las sesiones, mientras Gohan cubría una pequeña herida con una venda. Su sonrisa era traviesa, pero había sinceridad en sus palabras.
Gohan la miró un momento, algo desconcertado por el comentario.
"Solo trato de asegurarme de que estés bien"
Respondió sin darle mayor importancia. Para él, cuidar de los demás era algo natural.
Toga, sin embargo, sentía algo más en cada toque. No podía explicar exactamente qué, pero sabía que esos momentos, en los que Gohan la curaba con paciencia y cuidado, eran especiales para ella. Había algo en la autenticidad del gesto, en la manera en que él se preocupaba por su bienestar, que la hacía sentir diferente, más conectada de lo que jamás había estado con alguien.
Los días seguían así, con ambos cada vez más cómodos en su rutina de entrenamiento. Toga se volvía más hábil con la espada, y aunque seguía cortándose de vez en cuando, ya no le molestaba. Después de todo, eso significaba que pasaría un poco más de tiempo sintiendo el toque calmante de Gohan, algo que poco a poco había comenzado a esperar con ansias.
Durante los recesos de la U.A., Gohan aprovechaba para relajarse y desconectar un poco del entrenamiento constante. Su rutina de descanso muchas veces incluía grandes cantidades de comida, algo que era ya habitual para sus amigos, pero que seguía asombrando a cualquiera que no estaba acostumbrado a verlo. Ese día, decidió pasar el rato charlando y comiendo con sus amigas de la Clase 1-B, entre ellas nuevas incorporaciones como Pony Tsunotori, Yui Kodai y Kinoko Komori, una chica más reservada pero curiosa sobre el comportamiento de Gohan.
Las tres chicas se mostraban asombradas y un poco divertidas por la manera en que Gohan devoraba enormes cantidades de comida sin esfuerzo.
Pony: ¡Es increíble cómo comes tanto y sigues viéndote en forma! *Decía con una sonrisa llena de asombro*
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