"Guerrero Entre Héroes" (Gohan del Futuro En My Hero Academia Remake)

Deku "Protector" Pt. 3

Habían pasado varias semanas de lucha constante, y cada día se sentía más largo que el anterior. Izuku se adentró en lo que alguna vez fue una casa común, pero que ahora servía como refugio temporal. Con cada paso que daba sobre los tablones desgastados del suelo, pequeñas gotas del líquido rojizo y vital caían de sus guantes, marcando su camino como rastros silenciosos de la violencia reciente.

Se quitó la máscara lentamente, revelando un rostro que mostraba las cicatrices invisibles del agotamiento. Sus ojeras oscuras y el tono pálido de su piel dejaban claro que hacía mucho no había conocido el descanso. No había brillo en sus ojos; el optimismo y la esperanza que alguna vez definieron a Izuku parecían haberse desvanecido por completo. Su cuerpo estaba tenso, encorvado como un animal al acecho, listo para reaccionar al menor indicio de peligro.

Pero entonces, mientras avanzaba hacia la cocina, un aroma familiar y reconfortante lo envolvió: la comida preparada por Josei. El olor cálido y hogareño atravesó su mente llena de caos, y por un instante, algo cambió en él. Sus hombros se relajaron, su postura rígida comenzó a ceder, y en sus ojos apagados volvió a asomarse una chispa de lo que alguna vez fue el joven lleno de sueños.

Con manos temblorosas, se quitó los guantes empapados y algunas partes de su traje teñidas de rojo, dejándolas caer al suelo con un ruido seco. Caminó hacia la mesa y se dejó caer en la silla con un suspiro profundo, como si al fin pudiera permitirse un momento de calma.

Josei se dio la vuelta al escuchar los pasos de Izuku, y al verlo en la mesa, lo saludó con una sonrisa cálida, intentando animarlo aunque su expresión aún reflejaba preocupación.

Josei: A penas estoy preparando la cena, Pero no debería tardar mucho 1111*Dijo alegremente, esperando brindarle un poco de normalidad en medio del caos*

Sin embargo, algo en el ambiente le llamó la atención, arrugando ligeramente la nariz ante un olor desagradable.

Josei: ¿Cuándo fue la última vez que te bañaste? *Preguntó entre broma y reproche*

Izuku levantó la vista y, tras pensarlo por un momento.

Deku: Hace un par de días... creo *Dijo en voz baja*

Josei lo miró con el ceño fruncido y señaló hacia la puerta del baño.

Josei: Vas a darte una ducha, Deku. Ahora.

Izuku asintió sin discutir. Se levantó lentamente, dejando que la silla chirriara al moverse. Caminó hacia el baño y cerró la puerta tras de sí, dejando escapar un suspiro pesado mientras abría la llave de la ducha.

El agua caliente cayó sobre él, recorriendo su cuerpo tenso y lavando la suciedad acumulada, pero no podía limpiar las cosas más profundas que cargaba. Se apoyó con ambas manos en la pared de azulejos, inclinando la cabeza bajo el chorro, dejando que el agua corriera por su rostro.

Su mente comenzó a viajar hacia los recuerdos más recientes, y con ellos, el peso insoportable de todo lo que había pasado. Levantó una mano y la pasó sobre su abdomen, donde una herida que había recibido días atrás ya había cicatrizado, aunque la piel aún conservaba la marca. Cada batalla dejaba un recuerdo en su cuerpo, y cada victoria siempre venía acompañada de pérdidas que lo perseguían como sombras.

Entonces, los pensamientos se arremolinaron en torno a los soldados que habían aparecido sin advertencia, disparando sin piedad tanto a villanos como a civiles, como si todas las vidas valieran lo mismo para ellos. Había visto a esos soldados disparar a mujeres, niños... y no había podido salvar a todos.

Miró sus manos bajo el agua, como si el líquido pudiera borrar lo que había hecho. Recordó la primera vez que había quitado una vida. Era un villano que había masacrado a un grupo de civiles que trataban de defenderse. La ira se había encendido en él como un fuego voraz, desbordándolo por completo. Sin pensar, había atravesado al villano con una precisión brutal, como si su cuerpo no fuera más que un pastel blando. El recuerdo era nítido: la sangre caliente en sus manos, la expresión de sorpresa en el rostro del villano, y el silencio aplastante que siguió al último latido de su corazón.