"Guerrero Entre Héroes" (Gohan del Futuro En My Hero Academia Remake)

Capitulo 52

La ciudad de Daika, una metrópolis otrora bulliciosa, había cambiado drásticamente en los últimos meses. La presencia de Shigaraki y su ejército de villanos había transformado la ciudad en un lugar sombrío y peligroso. Aunque muchos habitantes habían huido, aquellos que quedaban se mantenían en las sombras, tratando de sobrevivir día a día mientras la oscuridad avanzaba poco a poco.

El cielo sobre Daika estaba teñido de gris, cargado de nubes que parecían permanentes, reflejando el estado de la ciudad. Las calles estaban desiertas, y los pocos edificios que quedaban en pie eran refugios para los villanos o puestos de vigilancia para los Nomus. El Aumentador, una sustancia que Garaki había perfeccionado, fluía constantemente, fortaleciendo a los soldados y Nomus que patrullaban la ciudad, manteniéndola bajo el control de Shigaraki.

En las sombras, Dabi vagaba por las calles, perdido en sus pensamientos. Recordaba las palabras de su madre, aquellas que le dijo cuando estuvo con Gohan. Esas palabras lo habían marcado profundamente, más de lo que estaba dispuesto a admitir. Tenía un plan, algo que había trazado meticulosamente, pero la motivación que lo había impulsado se esfumó poco a poco. Ahora, todo lo que le quedaba era la duda.

Kaina y Toga patrullaban una sección de la ciudad, siguiendo un patrón establecido. En las alturas, Twice había creado clones de ellas y de él mismo, que acompañaban a Shigaraki en su base para mantener las apariencias. Todo debía parecer normal, aunque la realidad estaba muy lejos de serlo.

En otro extremo de la ciudad, Atsuhiro (Mr. Compress), Hawks y Beros trabajaban en las sombras, evacuando a los pocos civiles que aún quedaban. Cada movimiento era calculado y discreto, evitando atraer la atención de los Nomus o de los villanos que patrullaban las áreas. El objetivo era claro: minimizar las bajas civiles antes de que ocurriera lo inevitable.

Mientras tanto, Shigaraki, completamente confiado en su poder, no tenía idea de lo que sucedía a su alrededor. Su confianza en el Aumentador y las balas anuladoras de Quirks lo hacía creer que tenía todo bajo control. No se daba cuenta de la evacuación discreta ni de las tensiones internas que crecían entre sus propios aliados. Tampoco tenía idea de lo que acechaba debajo de la ciudad.

Bajo Daika, algo antiguo y oscuro se alimentaba. Este mal, una entidad olvidada por la historia, crecía en poder con cada acto de violencia, cada pensamiento negativo, cada crimen cometido en la superficie. Era una presencia casi palpable, pero invisible para la mayoría. El caos y la desesperación que Shigaraki había sembrado en la ciudad solo habían fortalecido a esta entidad, que esperaba su momento para emerger. La oscuridad en Daika no solo era una manifestación de los actos de los villanos, sino también del despertar de algo mucho más siniestro y peligroso.

La calma antes de la tormenta se sentía en el aire. Todos, tanto los villanos como los héroes ocultos, sabían que algo grande estaba por suceder. Lo que nadie sabía era que el verdadero peligro no vendría de los enfrentamientos entre héroes y villanos, sino de lo que yacía bajo la ciudad, aguardando pacientemente su oportunidad para desatar el caos.

A las afueras de la ciudad de Daika, Gohan, vestido como el Gran Saiyaman, permanecía en silencio, sentado sobre una roca. El viento agitaba suavemente su capa mientras su mente se sumergía en pensamientos oscuros. Desde hacía tiempo, un mal presentimiento lo inquietaba. Era una sensación vaga, pero constante, algo que no podía identificar con precisión, pero que sabía estaba cerca. Lo único que lo tranquilizaba era que, de alguna manera, sentía que solo le afectaría a él. Ese pensamiento, aunque extraño, le daba un alivio momentáneo. No podría soportar que algo le sucediera a sus seres queridos: sus amigos, sus novias, sus hijos. En este mundo no existían las esferas del dragón, lo que hacía cualquier pérdida irremediable.

Cuando levantó la vista hacia la ciudad, una visión perturbadora lo golpeó. Era la misma visión que había experimentado en el pasado: destrucción, caos, la desesperación que una vez vivió en su mundo. Las ruinas de una civilización que alguna vez fue vibrante ahora eran solo sombras de lo que fue. Hacía tiempo que esas visiones no aparecían, pero ahora, justo antes del inicio de algo inminente, regresaban con una intensidad abrumadora.