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Apenas bajé del auto entré directamente a casa, dejando las bolsas en la mesa con tanta rapidez como pude, buscando ser lo más cuidadoso posible pues sabía que si dejaba las cosas desordenadas Hyung me llamaría la atención. Y una vez me deshice de todo corrí para salir de comedor hasta la escalera, subiendo de a dos los escalones hasta la habitación donde aquel desconocido estaba; notando que no se había movido ni un poco, pero…

Confundido me acerqué hasta su costado, sintiendo que lo que sea que esté pasando es una broma de muy mal gusto.

—¡Hyung!

Grité en busca de que él diera fe a lo que mis ojos estaban viendo, no esperaba que ese mismo grito causara que sus azules ojos se abrieran, retrocediendo un paso al sentirme asustado, preocupado por la reacción que pueda llegar a tener. No dejaba de ser un desconocido, pero algo raro había en él y me sentía temeroso.

Los pasos de Hyung se escuchaban rápidos tras de mí, pero por acto reflejo el chico llevó sus manos al tubo naso-gástrico, intentando quitarlo.

— ¡Vas a lastimarte, espera!

Apagué las máquinas tan rápido como pude, subiendo de rodillas a su costado y tomando sus manos, las cuales él jalaba intentando liberar de entre las mías.

—Que esperes ¡Basta!

¿Estoy asustado? Si, demasiado como para describir cuánto, pero no quería que se lastimara pues Kim Seokjin había recalcado lo importante que era sacar eso de forma correcta. Ante mi grito sus ojos se detuvieron en mi rostro, su cuerpo se tensó y pareció petrificado por un momento. Juraba que su rostro denotaba total terror y me sentí culpable pues no quería hacerlo sentir mal. Solo no quería que se lastimara.

—Lo siento… Lo siento, no quería asustarte.

—Su cabello es casi negro…- Escuché a mi Hyung tras de mí, haciéndome saber que no me había vuelto loco y que lo que había visto al llegar en verdad había sucedido.

—Escucha, necesito que abras tu boca ¿Puedes?

Mi tono era suave ahora, viendo con cautela esos ojos tan bonitos que tiene. Supuse el tono había sido el indicado, pues su boca se abrió, apenas un poco, pero lo hizo, y yo oré en mi mente para que todo saliera como Kim había indicado.

—Bien, va a arder, pero sacaré eso.

Y sin esperar mucho tiempo comencé a jalar la pequeña manguera, viendo sus ojos cerrarse con fuerza y sus manos tomaron con fuerza mis muñecas, arrugando mi nariz pues eso dolía. Y justo cuando estaba seguro de que iba a terminar, un fuerte golpe en mi mejilla me hizo caer de espaldas contra el piso, escuchando una queja de su parte pues la acción causó que la sonda saliera más rápido, seguramente se había lastimado.

—Kook…

La presencia de mi hermano me hizo saber lo preocupado que estaba, ayudándome a levantar del piso, aunque mi mirada se mantenía sobre el extraño quien me regalaba una mirada entre el miedo y la preocupación. Su cuerpo sufría espasmos tan fuertes que podía verlos desde mi posición.

—Estoy bien… Estoy bien.

—Claro que no, te ha roto la mejilla. Llamaré a la policía, es mejor que lo lleven a otro lugar.

Solo entonces busqué la mirada de mi Hyung, podía notar lo aterrado que estaba, sus ojos estaban húmedos y sus manos temblaban aún tendidas en mi dirección. Pero aún con el miedo que veía en él, yo no podía dejar que se lleven a ese desconocido, quien permanecía casi inmóvil sobre la cama, parecía desubicado.

Rastros en el abandono (VKook) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora