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—Me alegra mucho tenerlos aquí.

La voz de Hoseok denotaba sinceridad hacia sus acompañantes. Sus manos se mantenían entrelazadas sobre la mesa después de haber agradecido por la cena de Año Nuevo que estaban a punto de disfrutar.

Había sido un buen trabajo en equipo, ya que mientras unos preparaban la cena, otros se encargaban de los postres. Aunque, claro, no habían llegado completos en número esos pequeños panecillos a la cena. Según Jungkook, era para que Taehyung diera su veredicto sobre si estaban bien o no, pero al final se habían consumido en exceso, algo que no molestó en absoluto a los mayores quienes pensaban que parecían más un par de niños traviesos de esos que son muy comunes en las familias.

—Nos alegra estar aquí con ustedes —Namjoon añadió mientras sonreía con sinceridad a Hoseok.


Para Namjoon no era extraño estar en la casa del exnovio de su novio. Supuso que eso se debía a que habían compartido algunas horas durante sus años de bachillerato. Conocía a Hoseok lo suficiente como para saber que no era una mala persona, a pesar de los problemas que había causado a Seokjin.

Sin embargo, y aunque ya había respondido a las palabras de Hoseok poco antes antes de que todos comenzaran a comer, el recuerdo del tatuaje en el pie de Hoseok le erizó la piel. Su mirada se desvió hacia su anfitrión, quien disfrutaba de la comida con una pequeña sonrisa, como si no hubiera estado llorando hace un momento, como si no hubiera estado alterado.


Admiraba sin duda la fortaleza de Hoseok.

—Hace tanto que no comía kimbap. Gracias por prepararlo —comentó Jungkook, rompiendo el silencio. Aunque no era incómodo, sentía la necesidad de expresar cuánto estaba disfrutando la comida.

El comedor de la casa era pequeño y tranquilo en comparación con el comedor de la casa Jeon en Seúl. Este lugar tenía un perfil hogareño, con una mesa de seis asientos y una ventana al costado derecho, donde un par de cortinas blancas se mantenían cerradas para evitar que alguien viera a Taehyung allí. En la sala, la chimenea encendida ayudaba a contrarrestar el frío.


Hoseok recordaba la calma que se vivía en este lugar, mientras que Jungkook había vivido aquí cuando era tan pequeño que no conservaba muchos recuerdos de la casa. Sin embargo, no se veía inmerso en la misma melancolía que su hermano. Sus pensamientos estaban en otro lugar, incluso más allá de Japón, preguntándose qué estarían haciendo sus padres. Esas mismas personas que habían experimentado con Taehyung, las que le habían hecho sufrir, a quienes él amaba con todo su ser y creía buenas personas. Ahora, sin embargo, se daba cuenta de que eran seres desalmados que lastimaban a cualquier individuo con tal de experimentar con ellos.


¿Por qué lo hacían? ¿Por qué experimentar en personas inocentes y llenarlas de dolor? ¿Qué razón tenían para mutar el ADN humano con ADN animal? Las preguntas recorrían su mente, y su corazón estaba agitado mientras comía, escuchando las voces de su hermano que hablaba con la pareja. Pero él no podía concentrarse en nada más que en las preguntas que su mente no dejaba de plantear.


Mientras disfrutaban de la cena, la conversación entre los presentes fluyó con naturalidad. Namjoon, con una sonrisa y deseando seguir con una conversación comenzó a hablar sobre sus últimos Año Nuevos.

Rastros en el abandono (VKook) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora