CAPÍTULO 3

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¡Hola a todos! Nuevo capítulo disponible. No pensaba publicar hoy (estoy en semanas de finales en la universidad), pero la inspiración no se detiene. ¡Disfruten, comenten y voten!

Nos vemos pronto, Saturnos :)

Nos vemos pronto, Saturnos :)

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Isabella; 16 años

—Sabes, padre —le digo mientras caminamos hacia nuestro lugar favorito, la biblioteca.

La primera vez que llegamos a esta casa, hace más de diez años, yo iba a cumplir casi seis. Recuerdo cómo mis ojos se agrandaron al ver la enorme mansión que ahora llamo hogar. Mis pequeños ojitos parecían querer salirse de sus órbitas, fascinados por la inmensidad y el esplendor que se desplegaba ante mí.

Ese día, todo parecía un sueño. Las paredes altas, los ventanales que dejaban entrar la luz de manera casi mágica, y, sobre todo, la biblioteca, un rincón que pronto se convertiría en mi refugio.

—¡Guao! Papi, esto es enorme.

Cuando pronuncié esas palabras, pude percibir una sonrisa de orgullo en su rostro, una expresión que reflejaba el legado que mi padre ha construido a lo largo de los años. Esta majestuosa mansión, símbolo de su éxito, fue adquirida después de sus primeras ventas de los codiciados diamantes rojo carmesí. Aunque con el paso del tiempo, el color de estos diamantes ha sufrido ciertas variaciones, lo que ha hecho que su valor y rareza se incrementen aún más. El apellido Harrington no solo se ha convertido en sinónimo de riqueza, sino también de poder y prestigio, reconocido internacionalmente. Gracias a los logros de mi padre, nuestro nombre ha aparecido en portadas de revistas y medios de comunicación de todo tipo, exponiendo no solo nuestros rostros, sino también narrando nuestra historia y desvelando aspectos íntimos de nuestra vida familiar. Sin embargo, quiero dejar algo muy claro: no todo lo que se ha publicado es cierto. Algunas partes de nuestra vida han sido distorsionadas o exageradas en favor del espectáculo.

Mi madre no es amorosa, como la pintan. Detrás de la imagen pública que proyecta, se oculta una mujer fría y calculadora, más preocupada por las apariencias y el estatus que por el bienestar emocional de su familia. A menudo, se la describe en las revistas como una madre devota y cariñosa, pero quienes vivimos bajo el mismo techo sabemos que eso está lejos de la verdad.

Mi hermana tampoco es la hermana mayor que todas las chicas de mi edad desearían tener. Aunque ante el público se muestra como un modelo a seguir, siempre impecable y perfecta, en realidad, su ambición desmedida la ha llevado a competir en todo, incluso dentro de nuestra propia familia. Lo que el mundo no ve es su naturaleza manipuladora y egocéntrica, que la lleva a buscar siempre la atención a cualquier costo. No es esa hermana protectora y solidaria que todos imaginan; más bien, es una sombra constante que intenta eclipsar a los demás.

Estas verdades incómodas, que jamás se mencionan en las entrevistas o los artículos, son parte de la vida que vivimos lejos de los reflectores. El peso de mantener esta imagen perfecta es agotador, y lo que para muchos parece un cuento de hadas, para nosotros es una prisión donde las máscaras nunca caen

Te Encontré [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora