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CAPÍTULO 11

¡MUCHAS GRACIAS A TI! QUE LE HAS DADO UNA OPORTUNIDAD A MI LIBRO.

Y, a su vez, te pido disculpas si has encontrado alguna que otra falta de ortografía. Como te mencioné al inicio del libro, estaré revisando tus comentarios para corregir esas imperfecciones en la edición final. Por ahora, disfruta de la lectura, comenta mucho y no te olvides de votar. 

Si no te gusta lo que lees, eres libre de retirar el libro de tu biblioteca. Sin embargo, te agradecería que te ahorrases los comentarios negativos, ya que esto es ficción y nada de lo que encuentras aquí es real. Escribo porque me gusta y porque amo el drama.

Disfruta :)

Dominik Kronhardt:

Estoy sentado en una de las oficinas de Drinks & Kronh, el bar más comentado en Bayer, aunque nadie parece saber quién es el verdadero dueño. He aprendido a moverme en las sombras, manteniendo mi identidad oculta incluso en mi propia ciudad. Solo unos pocos cercanos conocen la verdad, como mi hermana Sofía y su esposo, Armando. Y ellos, por ahora, saben bien que es mejor no hacer demasiadas preguntas.

Mi nombre es un secreto bien guardado. Nadie lo conoce, y así debe ser. Lo susurran, lo intentan adivinar, pero nadie ha tenido la osadía de pronunciarlo en voz alta. Aquí, en esta ciudad, es mejor que siga siendo un enigma. Saben de mí, saben lo que hago, pero mi identidad sigue siendo un misterio que nadie se atreve a desentrañar.

Mientras tanto, estoy aquí, en mi oficina, con una carpeta en mis manos, hojeando cada página con precisión calculada. No se trata de cualquier expediente; es el de una chica que ha cruzado líneas que no debía. Entró a mi ciudad sin permiso, sin un nombre que la precediera, como una sombra que se deslizó sin ser vista. Nadie sabe de ella, pero yo la tengo en mi radar desde el primer momento en que puso un pie en mis calles.

Lo más perturbador es que ha logrado mantenerse invisible, moviéndose entre los callejones y esquinas que yo creía tener bajo control absoluto. Nadie entra o sale de Bayer sin que yo lo sepa, y aun así, ella ha burlado el sistema. Una ciudad equipada con vigilancia en cada esquina, y ella, como si conociera cada punto ciego, ha evadido cada mirada, cada paso. Hasta ahora.

Sigo leyendo la carpeta, estudiando los detalles de su vida. Cada línea me revela algo más sobre ella, pero no es suficiente. Hay preguntas que aún no tienen respuesta: ¿Quién es realmente? ¿Por qué está aquí? Y lo más importante, ¿qué es lo que pretende?

Cierro de manera brusca la carpeta, me invade una sensación extraña. Este juego de sombras no durará mucho más. Ella ha llamado mi atención, y eso es algo que tarde o temprano la llevará a mí. Porque aunque nadie conozca mi nombre, soy el dueño de este lugar. Y nadie, absolutamente nadie, entra a mi ciudad sin que lo sepa.