CAPÍTULO 19

523 40 32
                                    

Nunca llegué a pensar que despertaría con unos enormes brazos, rodeándome la cintura fuertemente, pero, obviamente, sin que perjudicara a mi bebé. Ya que Dominik me tenía pegada a su pecho, mientras colocaba una de sus piernas sobre las mías, con el objetivo de que no pudiera escapar. Podía sentir su respiración en mi nuca y los latidos de su corazón. Suave y delicadamente, tocaba mi esbelto estómago, que ahora parece un remolino, porque este bebé ha querido despertarme una hora antes de lo normal.

Trato de salir un poco de su abrazo porque no puedo soportar más los movimientos de mi pequeño. Intento por todos los medios liberarme, pero Dominik no me lo pone fácil, así que comienzo a despertarlo.

—Dom —. Lo llamo suavemente mientras le doy pequeños besos en los labios—. Domi... —. Vuelvo a llamarlo, pero no hace el gesto de moverse. Así que aplico mi plan B.

—Dom, el bebé...

No termino la oración cuando veo a Dominik con los ojos bien abiertos y dispuesto a lo que sea.

—¿Qué le pasa a nuestro hijo? ¿Está bien? ¿Te duele algo? —Hace las preguntas tan rápido que no me permite responder ninguna, así que le doy un pequeño beso en los labios.

—Estoy bien, no sé... el bebé —. Le digo. Me mira con ojos llenos de preocupación, lo que hace que algo dentro de mí se rompa—. Se está moviendo mucho y me está molestando un poco. Es normal esto —. Aclaro rápidamente, antes de que se le baje la presión—. Pero debería ir a consulta, y necesitamos saber si este remolino es una nena o un nene.

Esto último lo hace sonreír dulcemente, provocando que lleve una de sus enormes manos a mi estómago.

—Hijo o hija, necesito que, por favor, te tranquilices —. Le habla a mi estómago, mientras me da un pequeño beso allí—. Mamá está un poco adolorida, no por ti...

No lo dejo terminar porque le doy un manotazo.

—¿Cuándo será el día o la hora en que le hablarás bien?

—Cuando lo tenga en brazos.

—Agh, eres un pesado.

Cuando termino de decir eso, salgo de la cama en dirección al baño a hacer mis necesidades. No sin antes...

—¿Te acompaño? Estás como cojeando, cariño.

—Cállate la puta boca, Kronhardt —le grito, mientras cierro la puerta con fuerza.

Dominik:

Creo que se me va a explotar la polla. Mi mujer es tan sexy que, con solo sentirla o verla, Mauricio se para en cuestión de segundos. No me deja procesar el monumento que tengo enfrente, porque él actúa por sí solo. Es por eso que, sutilmente, bajo mi mano hasta allí, pero me detengo. No puedo hacerle eso, no a ella.

Así que tomo mi teléfono, que está en la mesita de noche, para ver si tengo algún mensaje de alguien importante, pero lo único que veo es un mensaje de Armando, que me sorprende ver un mensaje de él a la una de la madrugada. Este hombre, que a las once ya debería estar viendo a los Ángeles junto con mi hermana, tiene la extraña costumbre de enviarme mensajes en horas intempestivas. Sin embargo, no quiero pensar en lo que está haciendo mi hermana con mi mano derecha, así que trato de concentrarme en el mensaje.

Armando:
Está aquí. 01:01 a.m.

¿Quién demonios está aquí? ¿Acaso este hombre no puede escribir el contenido completo? Pero no me detengo mucho a pensar, así que le respondo rápidamente.

Dom:
¿Quién está aquí? 08:03 a.m.

Poco después, recibo su respuesta.

Armando:
Hasta que se digna a responder la bella durmiente. 08:04 a.m.

Te Encontré [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora