Viktor; 21 años Isabella: 6 años
No puedo comprender cómo esa mujer puede ser tan cruel con esas pequeñas. Que no tienen culpa alguna de lo que su estúpido y difunto abuelo, le hizo a ella. El hijo de perra le abrió, las piernas, a su hija, para hacer con ella lo que le plazca. Hasta cumplir su promesa, la cual era embarazar a su propia hija, para satisfacer sus fetiches sucios.
En mi interior, no hay ni una pizca de compasión, salvo cuando se trata de abuso infantil o maltrato a niñas menores de catorce años. Encontrar a Ana entre los jardines, acompañada de ese bastardo de Óscar, fue la gota que desbordó el vaso, lo que me hizo perder todo control.
Camino directo hacia la mesa de los Harrington, fingiendo la sonrisa más gentil y agradable posible. Sé perfectamente que el cabecilla de los Harrington ha intentado por todos los medios acercarse al gobernador de Ponisvil, o como algunos le llaman, Bayer. Pero siempre estoy a dos pasos de él. En esta maldita sala, nadie sabe ni tiene la más mínima idea de que con solo mover un dedo de mi mano izquierda, especialmente, podría hacer que este edificio se desplome en cuestión de segundos. Pero, como soy un joven tan 'paciente y adorable', alguien que no rompe ni un plato...
Saludo a los Harrington, lo que toma por sorpresa a su esposa.
—Sra. Altagracia—. Tomo su mano derecha y la beso con desprecio—. Un placer conocerla formalmente.
—El placer es mío, Viktor—. Sonríe, aunque su nerviosismo es evidente. Con un movimiento distraído, toma una copa de champán que un camarero deja en la mesa vecina, sin que realmente le importe—. ¿Qué te trae por aquí?—. Señala su mesa con un gesto sutil.
—Va directo al punto, como siempre—. Ernesto entrecierra los ojos, observando a Óscar que entra, visiblemente nervioso.
—Necesito hablar contigo sobre algunos "negocios"—. Susurro, lo suficiente para que su esposo no escuche, aunque sé muy bien que este cerdo está al tanto de lo que hace su adorada esposa con sus hijas. De hecho, la mayor es hija de su propio suegro, si no me equivoco.
—¿Hablar de negocios? ¿Tú, conmigo? —Parece que le hablo en chino.
—Correcto—. Un camarero pasa nuevamente y ella, casi sin pensarlo, toma otra copa de champán. La noto nerviosa, exactamente lo que esperaba. Es momento de poner en marcha mi plan B.
—¿Podemos hablar en un lugar más privado?— Sugiero, con una falsa sonrisa.
—Por supuesto—. Observo cómo Ernesto le guiña un ojo a su esposa, un gesto cargado de complicidad. Mientras tanto, Ana llega a la mesa, los ojos enrojecidos de llorar, pero nadie se atreve a preguntarle qué sucede.
—Señorita Harrington, ¿se encuentra bien?— Sonrío levemente, y ella me imita, aunque su sonrisa parece forzada, como si estuviera atrapada en una pantalla de hielo.
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Te Encontré [+18]
Science FictionElla no debía huir, pero le quitarían todo o lo poco que le que daba, si no lo hacía. Él no debió de seguirla, pero lo hizo. Ella no debió perseguirlo, pero su curiosidad fue tan grande que... (Dale a LEER para que puedas ver la sipnosis COMPLETA)