Prólogo

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Había llegado a un mundo que alberga un sinnúmero de enfermedades. Algunas tan suaves que te roban estornudos y otras tan letales que te quitan el aliento.

Para mí significó perderlo todo: mi cuerpo, mi mente y mi vida.
Vivía en mi propia cárcel mental. En mi bucle infinito de pesadillas.

Recluida bajo un hospital desde que nací, con agujas lacerando mis tejidos. Sometiéndome a tortuosos exámenes a cada instante y siendo vigilada como si fuese una prisionera.

Era más que suficiente.
Lástima que para ellos no.

Tuve que crecer sumida entre lágrimas y desesperación.

Con la aprehensión de ¿cuándo esas voces volverían a susurrarme?

Con el miedo que vuelvan a inyectarme.

Con pánico que vuelvan a encerrarme.

Mientras las heridas de mi cuerpo empezaron a sanar, las de mi alma se profundizaron. Y se calaron hasta llegar a los huesos.

Pese a que la adolescencia había llegado,yo ya lo había perdido todo.
Las esperanzas de vivir y de ser libre se habían esfumado.
Creyeron que con maquillar la verdad podrían enmendarlo. En un vil intento de limpiar su conciencia por aquel maldito infierno.

¿Acaso fue tan grande su ambición que me hicieron eso?

Estocolmo, 30 de diciembre del 2022

11:54pm

En medio de sollozos, la decisión retumbó en mi cabeza, cuando las pesadillas no me dejaron dormir y mis ojos se plegaron de lágrimas inconscientes de que solo se trataba de un mal sueño.
Necesitaba irme de este lugar, alejarme de esta gente, no porque tuviese miedo por mí, sino por ellos. Y a todo lo que se tendrían que enfrentar con mi partida.

¿Por qué tiene que ser así?

¿Por qué el pasado me sigue atormentando?

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