Bucle [+21]

Juegos de poder

Rain

Tengo la impresión de que todo se comprime a mi alrededor, que mis intentos por huir a una vida diferente son imposibles.

El porque es simple.

Soy una persona que le encanta crear mundos imaginarios, porque el mío hace mucho tiempo que se encuentra destruido.

Pero por alguna extraña razón mi estancia en este lugar—Por no decir Frederick—me han hecho batallar conmigo misma sobre lo que quiero en realidad.

La cita de esta noche era la oportunidad perfecta para seguir acercándome a él, si tan solo no hubiera mencionado a sus amigos.

Mi cara debe reflejar mi deplorable lucha, porque el joven que me entrega el comando del Range Rover observa nervioso cada movimiento que hago y solo se limita a entregarme los documento que faltan.

Se va y me apresuro a llenar la tina de baño. Esparzo las sales con olor a frutas en el agua, empiezo a quitarme la ropa, deshago el moño de mi cabello y sumerjo por completo mi cuerpo.

La culpa es algo que me carcome por dentro y la imagen de Billy con la nariz ensangrentada regresa a cada  instante.

«Volvió a recaer en ese mundo donde yo la metí»

Dejo de atormentarme después de media hora y voy a la habitación a calzarme el conjunto de cuero que elegí para esta noche: el top me llega un poco más abajo de los senos marcando atrevidamente los pezones mientras que la falda se pega a mis muslos brindando un aspecto provocativo.

Dejo suelto el cabello a lo largo de la espalda y mi rostro se ve ligeramente iluminado gracias a la fina capa de maquillaje que me coloqué.

Tengo un aspecto sombrío pero sexy y eso es más que suficiente.

Al poco rato de terminar, la pantalla del móvil se enciende con un mensaje de Frederick indicando que está fuera.

El viento gélido de la noche transporta su aroma cítrico hacia mi nariz.

Mis sentidos actúan como si jamás hubieran visto, percibido y tocado nada parecido.

Necesito sostenerme de algo porque simplemente no entiendo como un cabello alborotado, una camisa blanca y unos pantalones negros pueden acabar de esa manera con mi raciocinio.

Abre la puerta y me extiende su mano para ayudarme a subir. Al quedar dentro del vehículo el ambiente que se forma entre los dos se vuelve pesado. Cómo si hubieran muchas cosas por decir pero ninguno de los dos se atreve.

—Estas preciosa... no es que no lo estés siempre... es solo que...—
Trato de aguantar la risa, pero es algo imposible.

— ¿Qué pasa Ashford?— digo divertida—¿Nervioso?

— No es eso, solo que contigo me cuesta demasiado ordenar mis ideas y hablar como una persona normal.

«No eres el único, créeme»

— Eso lo noté desde la primera vez.

Esboza una sonrisa traviesa en su rostro y yo copio su gesto.

— Eso es cruel de tu parte— se hace el ofendido poniendo una mano en su pecho.

—No lo es.

—Claro que lo es—me contradice—pero te lo voy a dejar pasar.

—¿Debería agradecértelo? y por cierto ¿a dónde vamos?—pregunto al ver que nos adentramos en una zona exclusiva de la ciudad.