Rain
Maldigo no ser alguien que pueda hablar abiertamente de su pasado, que no sepa cómo definir su presente, ni que pueda saber lo que le depara el futuro.
Quisiera poder contarle a Frederick sobre quien soy en realidad, del porqué estoy aquí; en una ciudad diferente a la mía, rodeada de tantos extraños.
«Desearía poder arrancar esos miserables recuerdos de mi cabeza»
El pecho me brinca desenfrenado, mientras mis manos acaban con todo lo que está a su alcance.
Nada se salva de ser reventado contra la pared, ni siquiera los portarretratos vacíos.
La ropa que traigo puesta me corta la respiración, así que también termino haciéndola polvos, quedándome descalza y en ropa interior.
La brisa fría que se cuela por la ventana, erizan el vello de mi piel, pero en este momento soy incapaz de sentir un mísero gramo de compasión hacia mí.
Nunca he podido desfogar los sentimientos que me invaden.
Hace mucho tiempo que trato de aparentar lo que no soy frente a los demás. Siendo un vil espejismo de lo que en realidad me hubiese gustado ser.
Necesito un poco de dolor para que me recuerde que aún estoy viva y puedo sentir.
Paseo la vista por toda la sala, cocina y recibidor viendo que no hay ningún espacio sin fragmentos rotos.
No me importa caminar sobre ellos, tampoco me importa que se me incrusten en la planta de los pies, desatando un charco de sangre.
«El dolor es relativo, Rain»
«El dolor nos hace débiles»
Trato de convencerme a mí misma de esas palabras y de evitar la desgarradora quemazón que se aloja en cada rincón de mis entrañas.
Cada vez me estoy resquebrajando un poco más, ya que, soy incapaz de parar el cúmulo de lágrimas que empiezan a brotar bañando mi cara. Incluso peor que la última vez.
Me pierdo en el centelleo que proyecta el espejo.
Uno...
Dos...
Tres...
Cuento los pasos que me hacen falta para llegar justo al frente.
La mujer que se proyecta en él, no es más que un frágil cascarón, que trata de permanecer fuerte a cómo dé lugar por medio de rasguños desesperados.
No quiero ser nada.
No quiero que me miren.
No quiero que me busquen.
Me abalanzo contra la mujer que se refleja y le parto la cabeza de un guantazo para que así ya no pueda pensar.
Le doy otro directo en su corazón, para que ya no pueda sentir.
Y por último, le doy uno a sus piernas para que ya no pueda huir.
Ni cuando los intensos sollozos se toman toda la habitación vuelvo en sí, solo me desplomo en el piso.
Miro el resplandor de la luna, fantaseando con la idea de que alguna vez seré capaz de enterrar toda la mierda que cargo y brillar como ella, aunque sea por breves instantes.
Estoy al lado de Billy, intentando por todos los medios que reaccione, que me mire y que abra su boca así sea para insultarme.
Pero nada de eso ocurre y no puedo pensar con claridad por el ruido ensordecedor que golpea mis oídos.
ESTÁS LEYENDO
Bucle [+21]
Teen FictionTras las paredes de un hospital, Rain ha sido prisionera de un bucle de dolor y manipulación que se repite sin fin. Nacida para ser un experimento, criada para ser un objeto, su existencia ha sido una lucha constante por la supervivencia. Pero cuand...