Bucle [+21]

Reflejos

Rain

Llevo horas intentando reponerme de ese mísero comentario. No puedo dejar que mis objetivos cambien solo por temor a que él salga mal parado de esto.

Billy es otra que se me viene a la cabeza a cada instante. Necesito saber si encontró a la persona adecuada para romper la seguridad del pendrive que robé días antes de venir a Rochester.
Así que agarro el móvil, y comienzo a teclear.

Rain
Bi, urge que hablemos.

Billy
Hoy 6:30pm

¿Es enserio Billy?
A veces odio que sea tan meticulosa y omita los detalles. Pero se debe traer algo entre manos y eso es lo que más me preocupa, que la ira la ciegue y no mida las consecuencias.

El solo pensarlo me da migraña y lo peor es que no dejan de llegar niños para sus controles.
El llanto de algunos hace que mis oídos pidan tregua.

Miro a cada instante el reloj colgado en la pared del consultorio mientras Marck supervisa mi trabajo.

Se posa atrás mío y comienza a pasear su mano en la parte baja de mi espalda. No puedo cortarle los dedos como me gustaría, ya que la madre de la niña que tengo recostada en la camilla observa detenidamente cada uno de mis movimientos.

— ¿Duele? —pregunto presionando la herida de su brazo.

Ella me mira de una forma traviesa, como si fuera lo más entretenido que ha visto, incluso parece que se le olvidó que está herida.

—¡Mamá! Mira sus ojos yo también quiero tenerlos así —dice señalándome con su pequeño dedo mientras su madre la reprende apenada.

— Lo siento doctora, a veces no sé cómo callar a esta niña — balbucea.

Asiento y prosigo con la revisión de tres niños más que me hacen las mismas preguntas.

¿Son de verdad?

¿No te duelen?

¿Vez de colores o en azul y gris?

Agotada de los infantes y del sujeto de atrás que no deja de manosearme. Termino mi turno.

Avanzo hacia los vestidores dónde me suelto el cabello dejando que caiga como cascada sobre mi espalda, comienzo a desvestirme y calzarme mi ropa de calle pero veo a Marck adentrarse sin que le importe la presencia de nadie.

Toma mi cara con sus manos y se acerca lentamente hacia mi boca.

Me sorprende que haya podido controlar el temblor que emitía su cuerpo esta mañana.

— Te necesito cariño —masculla cerca de mis labios —solo una vez más.

No tiene miedo de volver al mismo círculo enfermizo y lo peor es que está dispuesto a todo.

¿Será capaz de enfrentarse a su propio padre?

No lo creo.

—En otro momento —digo entre dientes hasta que termino de vestirme —ya te buscaré luego tenlo por seguro.

Lo dejo ahí y me encamino hacia la salida del hospital.