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El día de la competencia había llegado. Los estudiantes se movían de un lugar a otro con rapidez para comenzar con los juegos en menos de diez minutos.

Pero estaba RenJun, que no se sentía con ánimos de jugar. Esa mañana en particular, había amanecido con dolor de estómago, mareos y náuseas. Su garganta raspaba como si tuviese miles de agujas y le dolía bastante la cabeza. Probablemente estaba desarrollando un ataque de hígado o algo parecido luego de haber abusado con las porciones de pizza la noche anterior.

Pero no era su culpa. Cuando se sentía solo y desamparado, la comida era un escape seguro para él. Ya no tenía amigos, ni nadie con quién hablar de sus problemas familiares para sentirse apoyado. JaeMin ya no era una opción, y había dejado de hablar con Mark a causa de la inevitable vergüenza y culpabilidad que sentía. En ocasiones, acudía a YukHei y JungWoo, pero ellos siempre se encontraban en un plano aparte. RenJun no podía depositar su confianza en cualquier persona, esa era la realidad.

La campana sonó de pronto, y todos comenzaron a correr hacia el gimnasio del colegio. La voz del rector provino de los parlantes, y con lentitud, el pelirrosa se incorporó del banco en el que se encontraba sentado, empezando a andar por el pasillo. El gimnasio estaba completamente decorado con tonalidades azules y blancas; abarrotado de personas, en su mayoría, los padres de los alumnos que participarían. De forma inevitable, RenJun comenzó a sentirse sofocado. Había demasiado bullicio en medio del tumulto, y las punzadas en su cabeza no ayudaban a sobrellevarlo.

Sin embargo, su preocupación empeoró cuando el rector mencionó por el altavoz que los equipos de voley mixto jugarían en primer lugar. En una pantalla lateral, se demostró el número de los cuatro equipos conformados con anticipación. El pelirrosa se encontraba en el número tres, y para su mala fortuna, el número dos y tres competirían primero.

—RenJun, ¿estás listo? —ni siquiera pudo responder cuando su compañera, JiMin, lo tomó del brazo para llevarlo hasta el centro del gimnasio ya despejado, con la red separando ambas canchas.

Un mareo lo azotó, e hizo lo imposible para ignorarlo, preparándose en su posición frente a la red blanca para cuando el silbato sonara. Al ser más veloz que sus compañeros de equipo, conformado principalmente por chicas, había sido puesto allí para una mejor defensa, cubriendo el frente y parte del centro de su lado.

El silbato sonó, y el juego dió inicio.

En los primeros minutos, supo sobrellevar su malestar, enfocándose en la competencia. No obstante, llegó un punto en que ya no podía mantenerse de pie y mucho menos centrarse en la pelota que pocas veces había tocado el suelo.

Un toque en su hombro lo alertó, y se giró levemente.

—¿Te encuentras bien? —esa fue JiMin de nuevo, quien se encargaba de cubrirle la espalda.

Asintió con desgano, regresando su vista al frente, justo en el momento en que un chico pelirrubio del equipo opuesto hacía el saque desde fuera de la línea límite.

RenJun cerró los ojos cuando se sintió tan mal que trastabilló hacia adelante, sujetándose de la red. La pelota se desplazó por el aire cuando intentó recomponerse, y un golpe seco resonó al momento en que el plástico golpeó contra su cabeza en un fuerte pelotazo.

Cayó en medio del pulcro suelo del gimnasio cuando se desmayo.




¡bonito! | noren [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora