015

200 32 1
                                    

Cuando Jeno cerró la puerta metálica de su casillero, no esperó encontrarse con Na JaeMin a un lado, esperándolo con notoria impaciencia. Sus ojos marrones se enfocaron en él, imperturbables y, a su vez, tan molestos como le fue posible expresar. 

Él lo sabía, después de todo, era prácticamente imposible no darse por enterado con respecto a la declaración que el chico rubio le había hecho a Huang RenJun hacía unos días atrás. Todos habían permanecido atentos a ellos y no paraban de inventar cualquier cosa que les mantuviera entretenidos a la hora del receso. 

Ejemplo, que ambos estaban saliendo y que habían decidido no ser tan obvios frente al alumnado. 

Jeno podía sentir su sangre hervir al recordar la mentira que JaeMin había dicho. Sus cartas, sus notas, eran suyas, no de quien lo observaba con cierto disgusto en esos momentos. 

—Sé que eres tú. —fue lo primero que el chico farfulló en su dirección, y él, con el enojo aflorando, optó por hacerse el desentendido. 

—¿Disculpa?

—Tú eres quien le enviaba esas notas a RenJun —cuadró los hombros, apretando la mandíbula. Jeno supuso que la diferencia de altura le favorecía en la situación. No es como si fuese un gigante, pero le sacaba unos cuantos centímetros a Na y deseó reír ante eso. 

—Qué extraño, por un momento creí que eras tú quien las escribió. —apoyó todo su peso en el pie derecho —¿No fue eso lo que le dijiste a él? 

El rubio emitió una profunda exhalación. 

—Mira, Lee. Lo que sea que le haya dicho, no le importó porque no volvió a dirigirme la palabra. Quizás menti en eso, pero no cuando dije que él me gustaba. Eso es verdad y ya no voy a ocultarlo, sólo jugué a mi favor. 

—Seguro, y puedo suponer que tampoco le mentiste a Mark, ¿no?—decidió tocar el tema. Podía sentir su pulso en la yugular al recordar el enfado oculto tras la expresión aparentemente desinteresada de su primo pelinegro cuando le contó sobre el fin de ese noviazgo. 

Si alguien además de él, sabía sobre su enamoramiento secreto por el bonito pelirrosa, era Mark Lee. Siendo sus madres hermanas, ambos se habían criado prácticamente juntos y la confianza era bastante elevada entre ellos ¿Por qué JaeMin sabía que él era el admirador secreto de Huang RenJun? No tenía ni idea, pero podía apostar a que su primo no había dicho nada en lo absoluto.

 —Yo no le mentí a Mark, él si me gustaba —se defendió. 

—Escúchame, Santa Dorotea — vociferó, acercándose hacia el chico. Podía sentir las miradas que los escasos alumnos les dedicaban—. No me importa lo que sientas por Mark o RenJun,¿entiendes? Intentabas jugar a dos puntas y no te salió como esperabas, quizás, creiste que RenJun iría corriendo hacia ti porque te amaba en secreto, ¡pero, oh!, ¿qué pasó? Eso no resultó ser así. Mejor piérdete, los dos sabemos quien le enviaba las notas y tarde o temprano lo va a descubrir. 

Y finalizó la discusión, dándose la media vuelta para tomar su andar hacia su primera clase. El buen humor comenzando a hacer acto de presencia, sin embargo, debía esperar para poder estar en paz. El agarre de JaeMin en su brazo lo detuvo, y Jeno apretó la dentadura. 

—No vas a salir con RenJun — demandó, y el castaño reprimió una carcajada. 

—¿Estás diciéndome que hacer? Te recuerdo que mi paciencia es limitada y aún no te hice pagar por haber usado a Mark, no me hagas enojar. 

Una resplandeciente sonrisa apareció en el rostro limpio de JaeMin. Incluso era atractivo, y él se encontró chocando los dientes con cólera. 

—Sólo te lo advierto. RenJun puede no estar enamorado de mí, pero soy su mejor amigo y no va a poner en primer lugar a alguien anónimo que se ocultaba tras un par de notitas de amor.

¡bonito! | noren [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora