12. oh my god

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Es ridículo.

¿Qué cosa? Meliodas le dió una mirada confusa mientras que Akemi cruzaba sus brazos y piernas con una cincronia casi perfecta.

Sus dientes atraparon su labio en un intento de buscar las palabras correctas para su crítica sobre aquella situación. Es decir, disculpa la ofensa...

Pero... Agregó él por ella, robandole las palabras de la boca.

Pero es ridículo que alguien como Gilthunder te haya dañado. Dijo.Oh Dios, sin ofenderlo a él. Dejó salir una tonta risa al aceptar que era lo que menos le importaba. Un suspiro se coló por sus labios afelpados y jugó con la tela de su vestimenta, tomando entre sus dedos aquella prenda que contenía un casi inivisible rasgado. Hijo de puta. Bajó de un salto atrayendo la mirada del grupo a su figura. Infeliz. Pequeño, tonto, engreído y hueco Gilthunder... Dios, lo asesinaria en este preciso momento. Juró por mi, que lo asesinaria. Murmuraba con voz quejosa mientras que daba pasos alargados por la taberna.

Elizabeth no tardó en dejar a Hawk solo y dirigirse en su dirección con una mirada de preocupación.
Señorita Akemi, ¿acaso usted esta herida? Extendió una mano en su dirección con intenciones de tomar su brazo, pero la pelinegra esquivó su toque sin notarlo, mirandola con las cejas fruncidas y los labios abultados.

No. Es algo mucho peor.

Los ojos de Meliodas la recorrieron sin acortar la distancia mientras que su mano acunaba su propio mentón. Elizabeth por su lado buscaba heridas de forma rápida, recorriendola dando vueltas alrededor de la mujer.

Hawk se acercó al Pecado del Rencor con duda y curiosidad. No estas herida, mentirosa. Acusó con su voz chillona y los ojos rojos de Kakegurui no tardaron en fijarse en el de una manera que lo hizo saltar en su lugar.

Nunca dije que estuviera herida, cerdo metido. En segundos tomó asiento sobre una de las mesas de madera y Meliodas se encaminó en su dirección para resover la duda que bailaba en su coronilla.

Algo de preocupación también, quizás.

¿Qué es lo que sucede, Kemi? Sus ojos la miraron desde una altura más baja, por lo que su rostro se inclinaba un poco hacia atrás. Akemi bufó y su mano dejo a la vista la tela rasgada de su falda.

Cuando los dedos del rubio quisieron recorrer su piel con intenciones de tomar la tela dañada, su contacto fue evitado por un aura rojizo que recién se dejaba ver al tener un contacto que repeler. Estaba sobre la piel de Akemi, como si fuera una malla que la protegia de los demas, ella se relajó algo apenada haciendo que su defensa bajará bajo los ojos curiosos de Meliodas. Es una lastima, Kemi. Le dió una mirada comprensiva al ver el pequeño tajo en las prendas del Pecado, ignorando toda la ropa completamente rota que seguía sobre su piel tras su pelea contra aquel Caballero Sacro. Una sonrisa leve salió de sus labios dejando una caricia en forma de reconfortarla. Puedo conseguirte otra falda, Hizo una pausa tras meditarlo unos segundos. más linda y hecha con las mejores telas del mercado. Solo dejalo en mis manos, lo prometo.

Bien, Mel. Asintió luego de pensarlo un poco y sus labios chocaron contra las mejillas del rubio para luego volver a enderezarse observandolo desde arriba, como siempre enrealidad.

El ambiente en el bar estaba dejando de ser pesado a medida que Akemi se tranquilizaba. Por otro lado, Hawk se encontraba soltando gemidos de satisfacción al recibir los paños humedo sobre su piel electrificada.

RESENTMENT─── ban ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora